Los culpables tienen cara: las 180 empresas más emisoras de CO2 agravaron la virulencia de las olas de calor

Los culpables tienen cara: las 180 empresas más emisoras de CO2 agravaron la virulencia de las olas de calor

Un nuevo estudio achaca la ocurrencia de la mitad de las olas de calor de las últimas décadas a los principales productores de combustibles fósiles y cemento del planeta y abre una posible vía de reclamación judicial

Hemeroteca – La petrolera Exxon conocía el cambio climático desde los años 70, pero difundió información falsa para salvar su negocio

Si la crisis climática fuera un acontecimiento deportivo, tendría una lista de 180 patrocinadores con nombres y apellidos. En ella estarían las compañías petroleras Gazprom, ExxonMobil, Chevron, BP, Aramco, Shell o la española Repsol (en el puesto 50), según un equipo de investigadores que ha hecho el ejercicio de cuantificar el impacto de estos actores en la crisis climática y que, según los expertos, abre una vía para reclamar en los tribunales. 

“Los estudios anteriores se han centrado en emisiones de personas y países”, explica Yann Quilcaille, investigador del ETH Zurich y líder del estudio. “Esta vez nos enfocamos en los grandes emisores”. Estas compañías tienen una responsabilidad particular, argumenta, ya que su negocio implica una huella de carbono muy alta. “Estas empresas y corporaciones también han priorizado sus intereses económicos, aunque sabían desde la década de 1980 que la quema de combustibles fósiles llevaría al calentamiento global”.

Los autores del trabajo, que se publica este miércoles en la revista Nature, han usado una base de datos internacional sobre 213 olas de calor entre 2000 y 2023 para evaluar la influencia de actores concretos en estos eventos. La primera conclusión a la que llegan es que una cuarta parte de estas olas de calor habrían sido prácticamente imposibles sin las emisiones humanas, y que las olas de calor se volvieron 20 veces más probables entre 2000 y 2009 y 200 veces más probables entre 2010 y 2019. 

Los investigadores también han calculado la contribución de cada uno de los grandes emisores de carbono al cambio en la temperatura media global, basándose en una lista de 180 empresas y países recogida en la web Carbon Majors. El equipo ejecutó modelos climáticos excluyendo las emisiones de actores individuales para destacar el efecto de cada compañía sobre la temperatura media global y establecer su parte de contribución a la crisis. 

Aproximadamente la mitad del cambio en la temperatura media de la superficie global en 2023 puede explicarse por las emisiones de las grandes empresas

Yann Quilcaille
Investigador del de ETH Zurich y autor principal del estudio 

La conclusión es que las emisiones de carbono de las principales empresas contribuyeron en un 50% al aumento de la intensidad de las olas de calor desde 1850-1900. También que el carbono emitido por estos actores representa el 60% de las emisiones acumuladas de CO2 de la humanidad desde 1850 hasta 2023 y el resto es atribuible en gran medida a actividades de uso de suelo. “Aproximadamente la mitad del cambio en la temperatura media de la superficie global en 2023 puede explicarse por las emisiones de las grandes empresas”, subraya Quilcaille. 

Los catorce gigantes

Catorce de estas 180 entidades destacan sobre el resto y han hecho la misma contribución al cambio climático que las 166 organizaciones restantes juntas. Según estos resultados, los cinco mayores productores de combustibles fósiles entre entidades estatales o empresas privadas provienen de la ex Unión Soviética, seguidos por la República Popular China (debido a la producción de carbón) y las compañías petroleras Saudi Aramco, Gazprom y ExxonMobil.


La gráfica del informe de Exxon de 1982 que demuestra que sabían lo que iban a provovar. En azul las emisiones de CO2 y en rojo las temperaturas.

Sobre la metodología, cuando el cambio climático aumentó la probabilidad de una ola de calor en al menos 10.000 veces, consideraron que era prácticamente imposible sin esta crisis. “Aplicamos el mismo principio para el emisor”, explica Quilcaille a elDiario.es. “Cuando las emisiones de una empresa, por sí solas, aumentan la probabilidad de una ola de calor en al menos 10.000 veces, consideramos que su contribución ha propiciado el evento. En general, si todas estas empresas no hubieran emitido, todas las olas de calor habrían sido más débiles”.  

Responsabilidad adicionales

A diferencia de los individuos particulares, a los que se señala a menudo como responsables del cambio climático, estas entidades han protegido y continuado sus actividades mediante desinformación estratégica y grupos de presión (lobbies), apunta Quilcaille. “Aunque todos nosotros –ya sea como individuos, países o empresas– contribuimos al cambio climático, algunos actores tienen responsabilidades adicionales”, afirma.

Aunque todos nosotros –ya sea como individuos, países o empresas– contribuimos al cambio climático, algunos actores tienen responsabilidades adicionales

Yann Quilcaille
Investigador del de ETH Zurich y autor principal del estudio 

En opinión del investigador, sus hallazgos podrían servir como base para establecer responsabilidades y ajustar la jurisprudencia necesaria. “Estamos ahora en un punto en el que reconocemos las graves consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos para las economías y sociedades del mundo: muertes relacionadas con el calor, pérdidas de cosechas y mucho, mucho más. La gente está preocupada por quién contribuyó a estos desastres”, dice Quilcaille. 

Muchas de estas grandes empresas lo sabían ya en la década de 1970. En lugar de cambiar sus modelos de negocio, engañaron al público

Friederike Otto
Profesora de Ciencias del Clima en el Imperial College de Londres

Para José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored y consultor de la OMM (España), se trata de un estudio original que va más allá de los estudios de atribución previos. “Este trabajo puede abrir la puerta a otros con metodologías similares, lo que puede ofrecer nuevas herramientas de negociación en las cumbres del clima, que contribuyan a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero con la urgencia requerida, limitando de forma efectiva la producción de petróleo, gas y carbón en el mundo”, explica al SMC. “El impacto de las olas de calor extremo en los propios países productores y grandes emisores puede resultar un factor clave para impulsar la mitigación”.

“Esta investigación supone un paso importante hacia la rendición de cuentas”, añade Friederike Otto, profesora de Ciencias del Clima en el Imperial College de Londres. “Muchas de estas grandes empresas sabían ya en la década de 1970 que la quema de combustibles fósiles estaba calentando el planeta. En lugar de cambiar sus modelos de negocio hacia las energías renovables, engañaron al público sobre los peligros de sus productos y presionaron a los gobiernos para que el mundo siguiera dependiendo de los combustibles fósiles”.

Trabajos como este proporcionan la base para una toma de decisiones judiciales bien informada

Rupert Stuart-Smith
Subdirector del Programa de Derecho Sostenible de la Universidad de Oxford

“Este estudio demuestra que las emisiones de las empresas, de forma individual, han intensificado cientos de olas de calor en todo el mundo”, asegura Rupert Stuart-Smith, subdirector del Programa de Derecho Sostenible de la Universidad de Oxford. “Con cada vez más demandas judiciales que pretenden responsabilizar a las empresas por su contribución a los efectos del cambio climático, trabajos como este proporcionan la base para una toma de decisiones judiciales bien informada. Con pruebas científicas más claras de los efectos de las emisiones de las empresas, la exposición de estas a riesgos legales sigue aumentando”.

Esteban Rodríguez Guisado, jefe del Área de Evaluación y Modelización del Clima de AEMET, cree que, aunque tiene algunas limitaciones, el estudio sigue las metodologías habitualmente empleadas en atribución de extremos y considera la incertidumbre en cada caso. Y, además, explica al SMC, “abre la puerta a emprender procesos penales contra los grandes emisores, estableciendo una relación robusta entre su papel como emisores y el impacto, sea económico o en daños personales, que dichas emisiones han tenido”.