
Andalucía ordena que las tutorías del profesorado con las familias de alumnos sean telemáticas «con carácter general»
La Consejería de Desarrollo Educativo del Gobierno de Moreno envía unas instrucciones a los centros, con el curso ya empezado, que establece como norma la atención a padres por videollamada y sin presencia física en la escuela «salvo excepciones». La medida ha abierto un intenso debate entre profesores y familias
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Cinco días después del inicio del curso escolar -y cinco días antes de que arrancasen oficialmente las clases- los directores de los centros educativos de Andalucía recibieron unas instrucciones de la Consejería de Desarrollo Educativo con cambios drásticos en el cómputo del horario lectivo y la organización que afectarán tanto al profesorado como a los alumnos.
Entre todos los puntos, quizá el más llamativo es el que establece que, por primera vez, todas las tutorías “se llevarán a cabo, con carácter general, de forma telemática”. Hasta ahora, el maestro o profesor que ejerce como tutor de un aula recibía a la familia de un alumno en el mismo colegio para hablar sobre la evolución del niño, compartir dudas con sus padres, tratar sus fortalezas y debilidades, preocupaciones, cambios en el comportamiento, rendimiento académico, actitud… Bien a instancias del docente, bien a instancias de los propios familiares.
Las instrucciones que el Departamento de Educación del Gobierno andaluz remitió a los centros el pasado 5 de septiembre, amparándose en un acuerdo previo suscrito entre la Junta y tres de los cinco sindicatos mayoritarios de la enseñanza (CSIF, Anpe y UGT), meten las tutorías en el saco del trabajo “burocrático” que los docentes tienen que hacer, hasta ahora, “de obligada permanencia en el centro”.
Y por primera vez plantean que la atención a familias del alumnado puede y debe hacerse sin presencia física, fuera de la escuela, bien por videollamada o por teléfono. El texto, al que ha tenido acceso este periódico, dice así: “La parte del horario regular no lectivo del profesorado funcionario [que incluye las tutorías con las familias] se llevará a cabo, con carácter general, de forma telemática, con la excepción de la atención a las familias que lo soliciten y el servicio de guardia”.
Esta decisión, conocida esta semana con la vuelta al cole de 700.000 alumnos de Infantil y Primaria, ha generado un intenso debate en la comunidad educativa andaluza, donde los claustros están divididos. La atención telemática a padres ya funciona en muchas escuelas, pero hasta ahora era la excepción, no la norma. Lo novedoso (e inédito) es que el Gobierno andaluz establezca el mismo patrón para todas las escuelas a través de unas instrucciones (norma de rango menor), y al margen de la autonomía pedagógica de cada centro y de la libertad de cátedra de cada maestro.
La importancia de la tutoría
La literatura científica en el ámbito de la enseñanza siempre ha identificado las tutorías individualizadas como las herramientas más efectivas en el proceso educativo, pues favorece el desarrollo personal del estudiante, potencia la implicación de las familias en la educación de sus hijos y la participación en la vida y los proyectos del centro.
Algunos profesores consultados por este periódico defienden que el “conocimiento personal y el contacto directo” entre el tutor y los padres del alumno es fundamental para que la tutoría “cumpla su función”, que no sólo sirve al desarrollo académico del niño, sino también psicológico y social. Otros docentes, en cambio, creen que la tutoría online acerca esta herramienta a familias que, sin esta posibilidad, nunca participarían del proceso de aprendizaje de su hijo. También las familias están divididas: hay quien lo agradece, porque “facilita la conciliación” y “evita desplazamientos y encaje de bolillos”; y otras acusan a los profesores de “querer trabajar menos”.
En todo caso, la medida va a tener un impacto relativo en las aulas andaluzas. En la práctica, gracias a la propia autonomía pedagógica de los centros educativos andaluces, cada colegio y cada tutor puede acogerse a esta instrucción u obviarla, dado que la última palabra la tiene la familia. La instrucción afecta a las tutorías con cada alumno, que tiene carácter voluntario, no a las sesiones de evaluación oficiales, que según la normativa deben seguir siendo presenciales.
En realidad, el departamento que dirige Carmen Castillo pactó con los sindicatos que todo el trabajo docente que no fuera horario lectivo se hará de manera telemática. Los profesores, que hasta ahora debían acudir a sus escuelas por las tardes cinco horas a la semana, ahora tendrán tres horas “de obligada permanencia en el centro”, aunque esas instrucciones le eximen de acudir. La coordinación docente, las reuniones de claustro y de niveles educativos, los aspectos pedagógicos podrán tratarlos desde casa, a través de videollamadas grupales o llamadas.
“La modalidad telemática para el desempeño de las actividades no lectivas y de obligada permanencia en el centro es de aplicación para todo el profesorado de los centros educativos de titularidad pública del sistema educativo público andaluz”, de acuerdo con lo establecido en el punto 12.5 del acuerdo sindical, firmado el pasado 16 de julio: “Con carácter general, la parte del horario no lectivo y de obligada permanencia en el centro del profesorado funcionario, se llevará a cabo de forma telemática, con las particularidades de cada etapa”, concluye la instrucción.
Cambios en los recreos
Otro de los puntos de las instrucciones que también ha condicionado la organización de las escuelas es el que modifica el cómputo del tiempo de los profesores para vigilar los recreos. La Consejería de Desarrollo Educativo ha reducido las horas de permanencia obligatoria en el centro de 30 a 28 horas. Hasta ahora, cada maestro debía dedicar “cinco tramos lectivos” al recreo, esto es, 2,5 horas a la semana y era responsable de 50 alumnos (dos grupos).
A partir de ahora, de esas 2,5 horas, la mitad computa como horario lectivo y la otra mitad no. De las 23,5 horas del horario lectivo regular de un maestro de Infantil y Primaria, “una hora se dedicará al cuidado y vigilancia de los recreos, teniendo la consideración de lectiva (…) para lo que se organizará un turno entre los maestros y maestras del centro, a razón de una persona de vigilancia por cada dos grupos de alumnos”.
La diferencia entre el horario del alumno (25 horas) y el horario lectivo del maestro o maestra (23 horas y media) “se considerará como horario no lectivo, y se podrá dedicar a las actividades recogidas en la Orden de 20 de agosto de 2010 como horario de permanencia no lectivo”.
Aunque estas modificaciones en la organización interna de los centros aparecen recogidas en el acuerdo sindical firmado el pasado julio, las instrucciones llegaron a los centros esta semana -algunos las conocieron antes a través de su inspector de zona-, pero muchos ya habían organizado sus horarios y han tenido que rehacerlos. La modificación ha afectado, sobre todo, a los colegios más pequeños, que sólo tienen una línea y, por tanto, menos plantilla para disponer de maestros que cubran los recreos en su horario lectivo.