
El PNV anuncia que tomará posesión de su palacio histórico de París con un acto político para celebrar la recuperación
En el día en que se cumplen 89 años de la compra del edificio de Marceau mediante testaferros y con el Instituto Cervantes ya fuera desde el verano, el partido se felicita por haber recuperado «un pedacito de historia» este 2025
El Instituto Cervantes abandona el palacio del PNV en la avenida de Marceau de París
El PNV ha anunciado que, simbólicamente, el próximo sábado 20 de septiembre tomará posesión de su palacio en el 11 de la Avenue Marceau de París. Lo compró mediante testaferros en 1936, se empleó como sede del Gobierno de Euzkadi en el exilio tras la Guerra Civil, fue ocupado por los nazis y cedido al franquismo, recuperado unos años y de nuevo perdido con una sentencia judicial. Así, fue durante años la sede del Instituto Cervantes y de su biblioteca. Si en Navidad el Gobierno de Pedro Sánchez acordó su devolución al partido, en verano el Instituto Cervantes ya había arriado la bandera de España aunque tenía derecho a quedarse unos años como inquilino a cambio de una renta de mercado.
La secretaria del Euzkadi Buru Batzar, Maitane Ipiñazar, ha explicado que la actual dirección nacional del PNV, con Aitor Esteban al frente, ha organizado un acto allí ya como titular de pleno derecho del edificio de la capital de Francia. Aunque se haga en el exterior, incluirá sí o sí la simbólica entrada en el interior, indican fuentes del partido. En los últimos días ya ha habido allí una delegación revisando el estado del palacio. No lo ha mencionado pero el anuncio se ha hecho exactamente 89 años después de que un 12 de septiembre de 1936 se formalizara la compra mediante testaferros.
Según ha expuesto Ipiñizar, se ha invitado igualmente a los anteriores responsables del partido, el equipo de Andoni Ortuzar, como guiño por las gestiones que llevaron a cabo durante años. Y también al lehendakari, Imanol Pradales, y a los principales cargos institucionales de la formación nacionalista, indica ‘Deia’. Los dirigentes ya están reservando vuelos desde Bilbao o desde Biarritz. Toda la afiliación ha recibido una comunicación de la nueva, según ha explicado la secretaria del EBB.
Maitane Ipiñazar, este viernes
“Hemos recuperado un pedacito de nuestra historia. No solamente de la historia del PNV, sino también de la historia de Euskadi. Porque ese edificio fue símbolo de libertad y cobijo del pueblo vasco en los peores momentos”, ha señalado Ipiñazar. Ha hecho el anuncio haciéndose acompañar de un cuadro de Ricardo Arrue con un mapa de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra y que el primer lehendakari, José Antonio de Aguirre, tuvo en aquel palacio, presidiendo su despacho. Pradales también tiene en la Presidencia vasca un reloj de Aguirre.
En agosto, este periódico pudo confirmar que el Instituto Cervantes, organismo encargado de la promoción de la lengua castellana y de la cultura española en el mundo dependiente de Asuntos Exteriores, había arriado ya la bandera rojigualda y retirado sus rótulos corporativos del palacio ubicado en pleno centro de París, muy cerca de la torre Eiffel. El Gobierno incluyó la restitución de este patrimonio del PNV en un decreto ómnibus aprobado a finales de 2024. Semanas después no fue convalidado en el Congreso pero, durante su estado de vigencia, se formalizó el cambio de titularidad. Se preveía un margen hasta 2030 de continuidad de los inquilinos a cambio de una renta que cobraría el PNV pero, en apenas unos meses, el Instituto Cervantes ha centralizado en su otro sede parisina todas sus depedencias. El PNV ha recibido duras críticas, particularmente de PP y Vox, que han entendido que el Estado ha regalado patrimonio público a un particular. Han pedido una auditoría del Tribunal de Cuentas.
Salvo ahora, en 2025, el palacio del 11 de Marceau nunca estuvo a nombre del PNV como tal. Pero eso no implica que quienes lo adquirieron realmente no lo hicieran por iniciativa del partido. Es conocido que, desde la dictadura de Miguel Primo de Rivera, la formación nacionalista empleaba “testaferros” o intermediarios para preservar su patrimonio. En este caso, el cambio de titularidad se fundamentó en un dictamen historiográfico del secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, que se basa, a su vez, en el análisis del profesor Óscar Álvarez Gila y de Xabier Hualde Amunárriz, ambos de la UPV/EHU. El documento lo adelantó este periódico en enero.
Se indica que, en efecto, la sede de París fue empleada como base de operaciones principal del Gobierno de Euzkadi en el exilio, así como de otros organismos auxiliares. Aquel Ejecutivo se constituyó en octubre de 1936, cuando los sublevados ya habían conquistado Vitoria y Pamplona el mismo día del golpe de Estado y Donostia, en septiembre. Bilbao cayó en junio del año siguiente, semanas después del bombardeo nazi que inspiró a Picasso.
Así, los nuevos organismos autonómicos se ubicaron en el extranjero. El informe recalca que “el uso” o el “significado” del edificio no ha de confundirse con su propiedad. Y añade que “es capital” entender que “el uso de testaferros o sociedades pantalla” por razones políticas y de seguridad en un contexto de guerra dota de “complejidad” al estudio de la historia concreta de este inmueble.
Más en detalle, “se identifica como donante de los fondos que pagaron el inmueble a Francisco Belausteguigoitia Landaluce, emigrante vasco residente en México, con unos fuertes vínculos personales con el PNV”. La “orden telegráfica” con las instrucciones al dirigente del PNV Heliodoro de la Torre para el envío de 65.000 dólares estadounidenses se dio el 12 de septiembre de 1936. La fecha es muy relevante, porque entonces aún no estaba aprobado el Estatuto ni creado el Gobierno de Euzkadi. “De la Torre, receptor de los fondos, es el tesorero del PNV, por tanto, es el gestor económico de dicho partido, en el momento de recibir los 65.000 dólares y no de un Gobierno que aún no existía”, se puede leer en el informe historiográfico.
El edificio se pagó en francos franceses, en concreto 1.460.000 abonados al contado. La devaluación del franco era tal que aún sobraba con los 64.982,30 dólares disponibles, ya que por el camino los bancos se quedaron con algunas comisiones. Y “a finales de 1938 se inició el levantamiento de un entramado societario de nuevo cuño que se usaría como nuevo propietario oficial del edificio, siendo así transferida la propiedad del edificio a la sociedad mercantil Finances et Entreprises S.A. en 1939”. “Las siete personas que se reparten las 600 acciones por un valor total de 3 millones de francos franceses son, todas ellas, de nacionalidad británica o francesa, residentes en el Reino Unido (5) y Francia (2), con el nexo común de estar, casi todos ellos, vinculados al negocio del tráfico marítimo”, se explica sobre los que estaban detrás de esa tapadera. “El capital fundacional no fue aportado por sus socios accionistas, sino que llegó en su totalidad de manos del tesorero del PNV, siendo, por lo tanto, los accionistas meros testaferros”, se apostilla. De hecho, el cambio de titularidad se hizo sin entrega de dinero. Fue una compraventa “enmascarada”.
En el folleto editado por el Instituto Cervantes sobre la Biblioteca Española, se indica que el de Marceau es un “edificio singular”. Su historia, en verdad, no arranca con la Guerra Civil española, sino el siglo anterior. “Fue construido en 1883 por el arquitecto Paul Déchard como residencia familiar de Narcisse Fillot, un directivo de Au Bon Marché, por entonces el mayor de los grandes almacenes europeos. El edificio se compone de tres cuerpos de obra en U en torno a un patio interior al que se accede por un paso de carruajes. El cuerpo principal, con fachada a la avenida Marceau, consta de cuatro plantas. El segundo, perpendicular al principal, está formado por el salón de baile o salón de los espejos. Un tercer elemento estaba en su origen reservado a la caballeriza y al servicio. En 2012 se aprueba la inscripción de varios elementos del inmueble en la lista de monumentos históricos de París”, se explica. El Gobierno de España ha acometido muy recientemente importantes reformas en Marceau.
Fue en 1937 cuando el Gobierno de Euzkadi, con el lehendakari José Antonio de Aguirre al frente, se instaló en el edificio del PNV precisamente porque era de su partido. Pero en 1940 París quedó ocupada por las fuerzas nazis y la Gestapo entregó el inmueble a sus aliados franquistas. Entre los moradores, la Falange -el partido único y parafascista de la dictadura-, la Agregaduría Militar y la Comisión de Recuperación de Bienes y los Servicios de Seguridad. “Desde aquí se coordina la represión del exilio republicano español”, explica el Instituto Cervantes.
Con la liberación de París, en 1944, el Ejecutivo autonómico en el exilio recuperó el palacio. De aquella época es la fundación Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, realizada allí mismo. Pero no fue una estancia larga. Se iniciaron una serie de procedimientos judiciales que hicieron que, en 1951, el 11 de Marceau pasara a manos del Estado, que ha mantenido hasta ahora esa propiedad. Los historiadores que elaboraron el dictamen para el traspaso remarcaban que era muy importante tener en cuenta que esas resoluciones que dieron la titularidad al Gobierno español se fundamentaban en dos legalidades ilegítimas, la de la Francia colaboracionista primero y la de España franquista después.
La Biblioteca Española fue inaugurada en noviembre de 1952. Antes, se había organizado allí la denominada ‘Exposition du livre espagnol contemporain et des tapisseries de Goya (‘Exposición del libro español contemporáneo y de tapices de Goya“’). Fue promovida por el franquismo para ir saliendo de su aislamiento internacional y blanquear su imagen. Entre los asistentes, participó quien luego sería pontífice de la Iglesia católica como Juan XXIII. La mayor joya expuesta fue el único manuscrito conservado del ‘Cantar del Mío Cid’.
“De los 3.603 libros de la exposición de 1952 que dio origen a la Biblioteca Española, publicados entre 1940 y 1951, han llegado a nuestros días unos 2.000 documentos. […] A lo largo de sus más de 70 años de historia, la biblioteca ha reunido un fondo bibliográfico integrado por unos 50.000 documentos. La colección patrimonial incluye obras de valor histórico y cultural (libros antiguos, primeras ediciones, libros únicos, raros o valiosos, con dedicatoria autógrafa), muchas de ellas testigo de la historia de la biblioteca y del paso de autores hispanos por París”, cuenta el Instituto Cervantes. La lujosa sala de lectura estaba “presidida por un retrato de Manuel de Falla pintado por Ignacio Zuloaga, con estanterías de roble y un fresco en el techo del pintor Jean-Alfred Marioton”, se destaca.