
Cinco plantas trepadoras ideales para balcones y terrazas con poco espacio
Diego Olivares, ingeniero agrícola y experto en jardinería, hace una selección de las mejores plantas trepadoras para alegrar cada rincón de nuestro hogar
¿Pueden los posos del café ayudar al crecimiento de tus plantas?
Vivir en la ciudad muchas veces significa tener un balcón estrecho o una terraza reducida. Espacios que parecen limitados, pero que en realidad tienen un enorme potencial, y más con plantas que invaden los espacios más verticales: las plantas trepadoras. A este grupo de plantas le encanta crecer hacia arriba y cubrir muros, barandillas o pérgolas, y, además, son la mejor solución si quieres disfrutar de un rincón con plantas sin perder superficie útil en el suelo.
¿Qué son las plantas trepadoras?
Las plantas trepadoras buscan apoyarse en estructuras cercanas para ascender:
Las plantas trepadoras no solo son plantas que escalan por lugares donde les viene bien. En realidad, este grupo de plantas son todas aquellas que, en lugar de crecer erguidas por sí mismas, buscan apoyarse en estructuras cercanas para ascender: pueden enredarse en barandillas, trepar por muros, sujetarse con zarcillos o incluso adherirse directamente con órganos especializados. Es su estrategia propia de supervivencia para aprovechar el espacio vertical y buscarse la vida cuando otras plantas no les dejan suficiente luz.
Las plantas trepadoras pueden clasificarse en tipos según la forma en la que se sostienen o ascienden. Aquí te dejo un resumen sencillo:
1. Trepadoras de zarcillos: usan pequeños ‘ganchitos’ o espirales (zarcillos) para enredarse en rejas, cuerdas o mallas. Son plantas como la Passiflora, los guisantes de olor o las parras.
2. Volubles o de tallo enroscado. Sus tallos se van enrollando alrededor de soportes verticales. Algunos ejemplos son la glicinia, el jazmín o las clemátides.
3. Con raíces adventicias. Producen pequeñas raíces que tienen la capacidad de adherirse directamente a grietas de muros, paredes o troncos y, además, aprovechan la humedad más allá del suelo en el que se anclan. Hiedra (Hedera helix) o ficus trepador pertenecen a este equipo.
4. Con órganos adherentes. Estas plantas tienen estructuras derivadas de raíces (o células especiales) que conforman una almohadilla que pega a la superficie, muchas veces secreta sustancias adherentes. La parra virgen o Ficus pumila lo hacen así.
5. Trepadoras apoyantes. Por contra de lo que hemos creído siempre, no tienen órganos de sujeción, por lo que necesitan tu ayuda y que las guíes o sujetes con alambres o tutores. Por ejemplo, la buganvilla o los rosales trepadores, que deberemos ir ‘atando’ para que crezcan por donde nosotros queramos que lo hagan.
Plantas trepadoras ideales para balcones y terrazas
La madreselva es una planta muy utilizada y resistente que enamora por el olfato antes
que por la vista
Jazmín estrella (Trachelospermum jasminoides)
Es pura elegancia. Sus flores blancas, diminutas y en forma de estrella, desprenden un perfume intenso que recuerda mucho al jazmín común en las noches de verano. A diferencia de otros jazmines, es resistente al frío y mantiene su follaje verde oscuro todo el año, así que tu terraza nunca se verá desnuda en invierno. Le encanta el sol suave de la mañana o la semisombra, aunque ahí sacará menos flores. Necesita que la ancles junto a cables o similar para que cubra barandillas o paredes. Es perfecto para iniciados ya que es muy adaptable y fácil de cuidar.
Madreselva (Lonicera japonica o Lonicera periclymenum)
La madreselva es una planta muy utilizada y resistente que enamora por el olfato antes que por la vista. Sus flores son alargadas y van cambiando de color del blanco al amarillo o al rosado, y mientras tanto llenan el aire con un perfume dulce que atrae mariposas y abejas, dándole más vida a tu terraza. Es de esas trepadoras que parecen no cansarse nunca: crece deprisa, florece generosamente y no se queja demasiado mientras tenga espacio suficiente para expandirse. Por eso, lo mejor es darle una maceta grande, podarla de forma ligera de vez en cuando y dejarla hacer su magia.
Clemátide (Clematis spp.)
La clemátide transforma cualquier rincón corriente. Sus flores, grandes y delicadas, parecen pintadas a mano, y van desde el blanco más puro hasta el violeta intenso, pasando por azules que dan un montón de opciones de diseño. Tiene una peculiaridad: le gusta tener las raíces frescas y sombreadas mientras sus tallos buscan la luz, así que lo ideal es cubrir la superficie de la maceta con piedras o plantas bajas que protejan el sustrato. Además, cuando se siente cómoda, florece varias veces al año, con lo que suma otro punto a favor
Rosa trepadora (Rosa spp.)
La rosa trepadora es la definición de clase. Sus ramas son flexibles y no se adhieren por sí mismas, con lo que habrá que ayudarle a apoyarse en celosías, arcos o barandillas. Cada variedad dentro de esta especie tiene su propio carácter, por ejemplo una de las más famosas es la Rosa banksiae. Sus ramas largas y flexibles se cubren de racimos de flores diminutas, blancas o de un amarillo suave, que parecen nubecitas esponjosas A diferencia de otras rosas, apenas tiene espinas, lo que la hace ideal para terrazas donde hay niños o balcones donde uno quiere acercarse sin miedo a pincharse. Prefiere el sol directo para dar lo mejor de sí, aunque tolera algo de semisombra, y agradece un sustrato bien drenado y que se riegue sin dejar que se seque el sustrato por completo. Un truco extra: después de la floración conviene una poda ligera para guiarla y que no crezca descontrolada.
Buganvilla (Bougainvillea glabra)
Si alguna planta sabe cómo llenar de alegría un espacio, esa es la buganvilla. Si no tienes mucho sitio, la variedad enana es perfecta para balcones pequeños, pero si tienes sol y quieres invadir un buen rincón, la común es más adecuada. Sus flores en realidad son brácteas que parecen pétalos en tonos fucsias. La verdadera florecilla crece en el interior de esas brácteas y es de color blanco. Si ves que no crece frondosa es necesario que sepas que necesita mucho sol para dar lo mejor de sí, además de ciertos riegos durante los momentos de calor, sobre todo cuando está en maceta. Eso sí, cuando llega el frío conviene protegerla, porque es amante del clima cálido y no lleva nada bien helarse.