
El Diario de Sesiones de la derecha hace 40 años contra la reducción de jornada: «Crisis, paro y cierres de empresas»
Las críticas de las tres derechas al proyecto del Gobierno que encalló en el Congreso calcan los argumentos que ya utilizó la coalición de Manuel Fraga contra la jornada de 40 horas en los debates parlamentarios de 1983
PP, Junts y Vox tumban la ley para reducir la jornada laboral a 37 horas y media
Han pasado 42 años, pero algunas ideas permanecen. Las derechas tumbaron esta semana el proyecto del Gobierno para reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales y usaron algunos de los mismos argumentos con los que el PP (entonces AP) intentó frenar en 1983 la jornada de 40 horas: el riesgo de desempleo, la destrucción de empresas o de la negociación colectiva también alimentaron entonces las excusas de la derecha para oponerse a mejorar los derechos de los trabajadores.
A comienzos de 1983, el Partido Socialista de Felipe González acababa de llegar al poder por primera vez y con su holgada mayoría de 202 diputados en el Congreso empezaba a impulsar las primeras medidas de su programa electoral. En febrero, aprobó en Consejo de Ministros la fijación de la jornada laboral en 40 horas. Se trataba de una reducción respecto a las 43 horas semanales vigentes desde los 80 (42 horas en caso de jornadas continuas).
Como ahora, aquella medida también contó con una férrea oposición de la patronal, tal y como recogía ABC en aquellos días: “La filosofía de la CEOE en este sentido es que si los asalariados trabajan menos, cobren menos, para que así colaboren en el sacrificio que se pide a todos para crear empleos”.
Aquel espíritu de la patronal también se trasladó al Congreso de los Diputados. La Coalición Popular, liderada por el exministro franquista Manuel Fraga, impulsó una enmienda a la totalidad para devolver el proyecto al Gobierno, tal y como hicieron PP, Vox y Junts este año con la ley de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Aquel intento de tumbar la reforma fracasó frente a la infranqueable mayoría absoluta socialista, pero el debate quedó registrado en el diario de sesiones y permite comprobar que los argumentos que la derecha usaba en aquel momento apenas han variado cuatro décadas más tarde.
“No somos contrarios a la reducción de la jornada”
“Que todo el mundo tenga claro que Junts per Catalunya no somos contrarios a la reducción de la jornada laboral. Estamos a favor de la mejora de los tiempos de trabajo, un concepto mucho más amplio”. La frase la pronunció durante el debate de totalidad este miércoles el diputado independentista Josep Maria Cervera. El PP, en voz de su portavoz económico, Juan Bravo, defendió una idea parecida. “Algunos intentarán utilizar nuestra posición y dirán que el Partido Popular está en contra de la reducción de la jornada. No, estamos en contra de su forma de hacer, de no trabajar para mejorar la vida”, dijo desde la tribuna.
Un viaje en la máquina del tiempo al 8 de marzo de 1983. Quién había sido ministro franquista Fernando Suárez González, defendió desde las filas de la Coalición Popular, en ese mismo hemiciclo la enmienda a la totalidad de su grupo contra la reducción de jornada a 40 horas: “Estamos negando que esta sea una batalla legislativa en la que unos pretenden conseguir mayor descanso para los trabajadores y otros se oponen a ello porque están contra el progreso o porque carecen de sensibilidad social. Ese sería un planteamiento anacrónico, correspondiente acaso a visiones de hace setenta u ochenta años, pero absolutamente ajeno a la realidad”.
“Un duro golpe para el empleo”
Tanto el PP, como Vox y Junts agitaron el miedo a los efectos que la reducción de la jornada puede tener en el empleo o en la economía. Así lo estableció en su intervención Bravo. “De aplicarse tal y como ustedes plantean, supondrá un duro golpe para el empleo, para los propios trabajadores y para las empresas”, dijo el diputado del PP. “Esta norma no afectará a aquellos empleados que tengan un convenio inferior a las 40 horas, pero sí afectará a muchos otros que, desgraciadamente, señora ministra, pasarán de trabajar 40 horas a trabajar cero. Y eso es lo que ustedes van a provocar: la destrucción de empleos en España y la precarización de los empleos actuales”, arguyó el diputado de extrema derecha José María Figaredo.
En abril de 1983, la jornada de 40 horas avanzaba en el Congreso con paso firme. El grupo popular, en el debate del dictamen, en el Pleno, desconfiaba de las posibilidades de aquella ley para crear empleo tal y como argumentaba el PSOE, que consideraba que la reducción de horas fomentaría el empleo en un contexto de paro muy elevado. “Nuestro grupo entiende que no es este el mejor camino de crear puestos de trabajo: desconfiamos absolutamente de que esto se pueda producir. […] En un momento de profunda preocupación -como es el que está sufriendo el colectivo económico y social por algo básico: porque estamos asolados por un profundo paro, no solamente a nivel nacional, sino a nivel internacional-, éramos partidarios de no añadir nuevos criterios que aumentaran la incertidumbre”, sostenía el diputado Enrique González Vaello.
“La destrucción del bienestar de los españoles”
La extrema derecha fue especialmente beligerante en el debate del pasado miércoles y llegó a vaticinar incluso la destrucción del bienestar de los españoles. “Los trabajadores españoles ya saben que ustedes solo traen humo, solo traen mentiras, solo traen engaños que al final son una pantomima que termina en la destrucción del bienestar de los españoles”, dijo.
En 1983, según recogen los diarios de sesiones de aquella tramitación, el tono parlamentario era más sosegado, pero el contenido similar al del discurso de Vox. “Aquí se está proponiendo trabajar menos y ganar lo mismo o más, y eso incrementará inevitablemente los costes, repercutirá en los precios, disminuirá todavía más la competitividad, aumentará la crisis, y con la crisis, el desempleo que se está tratando de evitar”, vaticinaba el exministro franquista. En el debate del Senado, el diputado del grupo popular Ignacio Martín Amaro, sugería una mejora del proyecto con sus enmiendas para evitar “más cierres de empresas, más regulaciones de plantillas, nuevos despidos acogidos al artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores…”. “Y sin querer ser agorero, más paro”, zanjaba.
“Hacen creer que es la solución a las necesidades de los trabajadores”
Uno de los argumentos que ha esgrimido Junts en los últimos meses para oponerse a esta reforma es que los trabajadores no están pidiendo trabajar menos, más bien lo contrario para incrementar sus ganancias. “Estamos aquí porque ustedes han trasladado la necesidad de la reducción de la jornada a las calles, haciendo creer que es la solución a las necesidades de los trabajadores. Nada más lejos de la realidad, (…) las prioridades de los trabajadores que, por encima de todo, lo que quieren es estabilidad y sueldos dignos”, dijo el diputado Cervera en la tribuna el miércoles.
Una música muy parecida a la de Fernando Suárez en su defensa de la enmienda a la totalidad al proyecto en marzo del 83: “No es verdad que esta Ley sea indispensable, lo sabe perfectamente el señor Chaves. Puede que lo fuera cuando el Gobierno, cumpliendo su promesa, la envió; puede ser. Pero como tardaron tanto en tramitarla, las partes, los interlocutores sociales se han adelantado al señor Ministro de Trabajo y ya han hecho innecesaria”.
“Una de las jornadas europeas más bajas”
Un argumento que se mantiene inmutable en el tiempo, la comparación con Europa. El diputado de Junts recordó que solo Bélgica, con 38, y Francia, con 35, tienen jornadas máximas con menos de 40 horas por ley. “En el resto, es el resultado de la negociación colectiva y el acuerdo entre las partes”, lamentó Cervera el miércoles.
El diputado de Coalición Popular Juan Molina Cabrera también se mostró preocupado por Europa cuando subió a la tribuna a defender su posición en el trámite final de la ley para la jornada de 40 horas. “Vamos a ir a una de las jornadas europeas más bajas de todo el mundo occidental. Precisamente cuando España se está debatiendo en una profunda crisis económica. (…) Vamos a pasar de 2.006 horas a 1.830 o 1.837, que viene a suponer entre un 7 y un 9 por ciento del coste del trabajo. (…) Los que estamos defendiendo que la economía española vaya adelante vamos a consagrar un derecho adquirido de solo una parte de los españoles, y vamos a olvidar a un colectivo muy importante que lo necesitamos para poder despertar a España de este profundo pozo económico en el que nos encontramos”, recoge el Diario de Sesiones.