Vox sacude la precampaña en Andalucía y exige entrar en el Gobierno de Moreno si el PP pierde la mayoría absoluta

Vox sacude la precampaña en Andalucía y exige entrar en el Gobierno de Moreno si el PP pierde la mayoría absoluta

El portavoz parlamentario de la formación ultraderechista, Manuel Gavira, reconoce que fue un «error» apoyar «desde fuera» al primer Ejecutivo andaluz de PP y Ciudadanos, en 2018, y se abre a formar una coalición de gobierno con los populares «para que cumplan»

El CIS andaluz marca la cuenta atrás para las urnas: mayoría absoluta de Moreno, caída del PSOE de Montero y auge de Vox

Los partidos en Andalucía están colocando sus piezas en el tablero electoral para unos comicios que, en palabras del presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, serán en junio de 2026, cuando expire oficialmente la legislatura. Pero el run run de un adelanto electoral “técnico” en primavera se ha acrecentado tras el anuncio del PP de Castilla y León -luego matizado- de que las autonómicas en aquella comunidad serán el 15 de marzo.

En este preámbulo de tácticas y estrategias, Vox Andalucía ha anunciado este miércoles por primera vez que su intención es entrar en el próximo Gobierno de Moreno si logra arrebatarle al PP la mayoría absoluta en las elecciones. Lo ha contado Manuel Gavira, portavoz del grupo parlamentario de ultraderecha, en una entrevista en Canal Sur Televisión, donde también ha admitido que fue un “error” quedarse fuera de la Junta de Andalucía en 2018, cuando los votos de sus 12 diputados hicieron presidente a Moreno y garantizaron la estabilidad de la legislatura, aprobándole tres presupuestos autonómicos consecutivos.

“Tenemos una experiencia hace pocos años, porque Juanma Moreno es presidente de Andalucía gracias a Vox (…). Y nosotros fuimos engañados por el PP. Por tanto, nuestro objetivo es transformar Andalucía y para que ese objetivo se cumpla tendremos que estar en los gobiernos y hacer, evidentemente, esa propuesta que queremos hacer a los andaluces”, ha dicho Gavira.

“Primero vamos a ver el resultado [electoral]… pero a nosotros, estar fuera, en Andalucía, lo que nos dice es que el PP te engaña, y nosotros ese error no lo vamos a cometer”, ha abundado el diputado de Vox, tras denunciar que los de Moreno “no cumplieron” el acuerdo político suscrito con ellos, por ejemplo, en “todo lo relacionado con la inmigración ilegal”.

La semana pasada, la formación de Santiago Abascal llevó al Parlamento una iniciativa para instar a la Junta al cierre de todos los centros de menores extranjeros no acompañados, que tienen tutela del Gobierno andaluz. Todo el arco parlamentario vetó la propuesta, que la izquierda tildó de “xenófoba”.

Que en plena precampaña electoral, Vox descubra su intención de entrar en el próximo Ejecutivo de Moreno no es una cuestión menor. Todos los partidos en Andalucía coinciden en que los próximos comicios se van a jugar en dos pistas separadas: el duelo entre Juanma Moreno y la vicepresidenta primera del Gobierno y líder del PSOE andaluz, María Jesús Montero; y el duelo entre PP y Vox por el electorado más escorado a la derecha, un pulso que no pone en riesgo el bloque conservador [ahora suman 72 escaños de 109] pero sí la mayoría absoluta del PP.

Socios, rivales, enemigos íntimos

Moreno fue investido presidente de la Junta en 2018 con los votos de las tres formaciones conservadoras -PP, Ciudadanos y Vox- que por primera vez en casi cuatro décadas sumaban más que el bloque de izquierdas. Los populares, con el peor resultado de su historia (26 diputados), formaron un Gobierno de coalición con el hoy extinto partido de Albert Rivera (que venía de sostener al PSOE de Susana Díaz en el mandato anterior), y gracias al apoyo externo de la extrema derecha.

Vox fue la gran sorpresa de aquellos comicios, irrumpiendo en las instituciones españolas con sus primeros 12 diputados en el Parlamento andaluz. Por entonces, su líder nacional, Santiago Abascal, aspiraba a dar el mismo golpe de efecto en las generales y ordenó a su partido facilitar la investidura de Moreno para expulsar al PSOE de la Junta de Andalucía, tras 37 años en el poder, pero no permitió que Vox empezara gobernando en España una institución autonómica, ni que formara un Ejecutivo de coalición con las dos fuerzas a las que disputaba la hegemonía del voto conservador: PP y Ciudadanos.

Lo siguiente es historia: Moreno consolidó su marca personal los años que ejerció la presidencia de la Junta, explotando un perfil moderado y exento de estridencias. En las elecciones de 2022 obtuvo una mayoría absoluta arrolladora de 58 diputados, frente a un PSOE hundido y desmovilizado y una izquierda rota. Vox también creció, pasó de 12 a 14 diputados.

En aquella victoria de Moreno influyó mucho que el dirigente popular se presentara en campaña como la única garantía de que la ultraderecha no llegaría al Gobierno -“Os pido una mayoría suficiente”, fue el mantra-, lo cual le permitió capitalizar el voto del miedo en el centro izquierda, arrebatando hasta un 16% del electorado al PSOE andaluz, según retrató el primer CIS postelectoral.

Los sondeos, ahora, dicen que el PP sigue siendo la primera formación de Andalucía y que Moreno apenas ha perdido fuelle, pero también señalan que Vox no deja de crecer en detrimento de los populares. La ultraderecha, que aún no ha anunciado quién será su candidato a la presidencia de la Junta, se ha consolidado como tercera fuerza en el Parlamento, con un 14,7% del escrutinio en intención de voto y una horquilla de 16 a 18 diputados, frente a los 14 que ahora tiene, según el último CIS andaluz, publicado en julio.

Tras publicarse este barómetro, que financia la Consejería de Presidencia, el propio presidente de la Junta confirmó que Vox había adelantado al PSOE como segunda fuerza en dos provincias andaluzas -Almería y Huelva-, aludiendo a “sondeos internos” del PP. En el Palacio de San Telmo no ocultan la preocupación por el auge de la extrema derecha, aunque aseguran que su crecimiento es transversal -sobre todo entre los más jóvenes- y que no hace mella sólo al PP, también a los socialistas.

Estos, en cambio, creen que el ascenso de Vox “lapida” la mayoría absoluta de Moreno. “Incluso si nosotros repetimos el mismo resultado electoral de 2022, que fue el peor de nuestra historia, la subida de Vox nos dará automáticamente más escaños, porque achica la distancia entre el primero (PP) y el segundo (PSOE)”, explica una fuente de la dirección regional.

El PSOE de María Jesús Montero aspira a que Moreno pierda los 55 escaños que le permiten gobernar en solitario, obligándole a volver a pactar con la ultraderecha para, así, echar por tierra su perfil moderado.

Pero los socialistas andaluces no tienen intención de centrar su campaña en Vox, como ocurrió en 2022, sino en percutir en sus denuncias contra la “desastrosa” gestión que el Gobierno de Moreno ha hecho de los servicios públicos, en especial la sanidad. Vox es una pieza fundamental en la contraofensiva de Sánchez contra el PP de Núñez Feijóo, dentro de la arena política nacional, pero no lo será para los estrategas de Montero en las andaluzas.

Acuerdos y desacuerdos

La estrategia política de Vox en Andalucía es pendular, lo mismo atiza al presidente Moreno por “gobernar como lo hacía el PSOE” y de “inventarse una Andalucía de fantasía donde todo va bien”, que acude como invitado al Palacio de San Telmo a la presentación del proyecto de Ley de Vivienda, que el Consejo de Gobierno aprobó la semana pasada.

La ultraderecha votó a favor del candidato propuesto por el PP para dirigir la Oficina Andaluza Antifraude -el magistrado Francisco de Paula Sánchez Zamorano-, pero le retiró el apoyo a su candidata para Defensora del Pueblo Andaluz, que debía ser la presidenta de Cruz Roja Andalucía, Rosario García Palacios. Para este último nombramiento se necesitan tres quintos del Parlamento, es decir, no bastaba con la mayoría absoluta de los populares.

A los de Vox les molestó que el PP diera por sentado su apoyo (anunciaron que lo habían negociado y pactado) y les amenazó con tumbarlo si lo llevaban a la votación en Pleno, de modo que los de Moreno tuvieron que frenar en seco y han dejado en el aire el nombramiento del nuevo Defensor del Pueblo, a pesar de que ellos mismos lo llevaron a la Cámara por trámite de urgencia.

Así están las cosas en el bloque conservador, con continuas escenas de encuentros y desencuentros que, para la izquierda, no deja de ser “puro teatro”. El consejero de la Presidencia, Antonio Sanz, uno de los hombres con más influencia sobre Moreno, es de los que más ha visibilizado su preocupación con el terreno en disputa entre las dos derechas. “Vox habla mucho, pero cuando le toca gobernar se quita de enmedio. O rompen los gobiernos por unos pocos niños de acogida. ¿Es normal darse a la fuga por eso?”, se ha preguntado esta semana, en una entrevista en 7TV, desde donde ha acusado a sus exsocios de “no asumir nunca sus responsabilidades”.

Al anunciar, abiertamente, que Vox sentará a los suyos en el Consejo de Gobierno de Moreno si el resultado electoral lo permite, la ultraderecha toma distancias de la decisión que adoptó el año pasado, al salirse de los tres Ejecutivos autonómicos que compartía con el PP: en Castilla y León, Murcia y Comunidad Valenciana. “La causa” de aquello, ha insistido Gavira hoy, es que “el PP no cumple y engaña”. “Nosotros llegamos a acuerdos, si los acuerdos no se cumplen, ahí no podemos estar”, ha insistido.