
¿A quién le preocupa la inmigración en España?
La preocupación por la inmigración ha crecido entre los españoles en los últimos meses. Los datos del CIS indican que los hombres, los jóvenes, quienes tienen un nivel educativo medio y las personas de clase trabajadora son los más preocupados por este tema. Podrían convertirse en el próximo caladero de votos de Vox
En los últimos meses hemos observado en España cómo la inmigración ha vuelto al centro de la agenda política, impulsada no solo por los discursos extremistas de Vox, sino también por sucesos preocupantes como los ocurridos este verano en Torre Pacheco. Sin embargo, cabe recordar que la inmigración ya estuvo en el centro del debate político hace casi veinte años. Durante la legislatura 2004-2008, la inmigración aparecía como una de las principales preocupaciones de los españoles. Pese a la situación económica boyante, España experimentaba una oleada migratoria considerable y la llegada de miles de inmigrantes subsaharianos a Canarias disparó la preocupación por la inmigración como problema social.
De hecho, los datos comparados del Eurobarómetro en esa época indicaban que España se situaba por encima de Alemania, Italia o los Países Bajos en cuanto a la preocupación por la inmigración y en niveles similares a los del Reino Unido. No obstante, la crisis económica de 2008 y la posterior Gran Recesión borraron por completo la inmigración del debate público en España, que pasó a centrarse en la situación económica. Por el contrario, la crisis migratoria de 2015 – que apenas afectó a España – disparó la preocupación por la inmigración en Europa central. Ello reforzó la ventana de oportunidad para los partidos de derecha radical y tuvo las consecuencias electorales por todos conocidas.
En este sentido, el reciente repunte del debate sobre inmigración parece un retorno a aquel periodo de finales de los 2000. Podemos identificar varias razones por las que la preocupación por la inmigración ha vuelto a situarse entre las principales inquietudes de los españoles. Primero, pese a la inflación, la discusión macroeconómica ya no está tan presente en la agenda política. Segundo, desde la salida de la pandemia ha habido una nueva oleada de inmigración a España. Tercero, se ha producido un repunte en la llegada de pateras, que han recibido una gran cobertura mediática y política, la cual sabemos que influye en cómo los ciudadanos perciben los problemas. Debates como el reparto de menores no acompañados entre las diferentes comunidades autónomas contribuyen a que la inmigración sea percibida como un problema social. Y cuarto, a diferencia de los años 2000, cuando los partidos hablaban principalmente de migración como consecuencia del cambio social, ahora Vox lleva años intentando colocar este asunto en la agenda política, incluso cuando las encuestas mostraban que los españoles no estaban particularmente interesados en él.
Sin embargo, pese al aumento generalizado de la preocupación por la inmigración, no sabemos con claridad quiénes son los españoles más preocupados por este tema. El siguiente gráfico muestra cuántos encuestados en las oleadas mensuales del CIS mencionan la inmigración entre los tres principales problemas de España, desglosado por género, edad, nivel educativo y clase social, durante la legislatura actual (de julio de 2023 a julio de 2025). En primer lugar, observamos un incremento temporal lento hasta el verano pasado, cuando se produce un gran pico que puede explicarse tanto por la llegada de pateras durante ese periodo como por un cambio en la metodología del propio CIS. Después, el porcentaje de los españoles preocupados por la inmigración desciende, pero se mantiene en un nivel superior al anterior al verano y se estabiliza ligeramente por encima del 15 %.
Gráfico 1. Percepción de la inmigración como uno de los tres principales problemas de España durante la legislatura actual, según diferentes grupos sociales
Al analizar los datos por grupos, observamos varios factores interesantes. En cuanto al género, los hombres han estado ligeramente más preocupados por la inmigración que las mujeres hasta los últimos meses, cuando la diferencia entre ambos prácticamente desaparece. Las diferencias por edad son pequeñas, aunque en los últimos meses los jóvenes se muestran algo más preocupados por la inmigración que los mayores. Un resultado interesante, pues los estudios comparados muestran que las personas mayores suelen ser más reacias a la inmigración que los jóvenes. En lo que respecta al nivel educativo, quienes se muestran más preocupados de manera constante por la inmigración son las personas con estudios secundarios, sobre todo si las comparamos con quienes tienen estudios universitarios, que se sitúan siempre en un nivel más bajo. Podemos especular que quienes poseen una formación media pueden sentirse más amenazados ante la potencial competencia laboral de los migrantes. Las personas con educación primaria o sin estudios presentan una actitud mucho más volátil, aunque representan un número bastante menor en la encuesta.
Los resultados por clase social son muy reveladores. Las personas calificadas como de clase media-alta según sus características ocupacionales, laborales y educacionales perciben mucho menos la inmigración como un problema, especialmente si se las compara con la clase trabajadora, que de forma consistente se sitúa por encima en esa percepción. Las clases medias, en cambio, se colocan en un punto intermedio entre ambos grupos. Por tanto, el español más preocupado por la inmigración tiende a ser una persona de clase trabajadora, con un nivel educativo secundario y, en menor medida, algo más joven y hombre. Justamente, donde observamos el mayor crecimiento electoral de Vox en los últimos meses.
Que la creciente preocupación por la inmigración se concentre especialmente entre personas de clase trabajadora y con un nivel educativo medio acerca a España a la sociología electoral de Europa central. En esa región, las explicaciones tradicionales asumen que los partidos de la derecha radical cuentan con dos potenciales caladeros de votos: por un lado, la pequeña burguesía que fue su primer nicho electoral en los años 80 y 90 y, por otro, las clases trabajadoras de zonas desindustrializadas. ¿Por qué los obreros apoyarían a la derecha radical? La literatura académica ofrece tres tipos de explicaciones. En primer lugar, las explicaciones económicas: estas personas pueden percibir a los inmigrantes como competidores tanto en el mercado laboral como en el acceso a prestaciones y servicios sociales (sanidad, educación, ingreso mínimo vital, etc.). En segundo lugar, las explicaciones culturales: muchos ciudadanos ven en la llegada de migrantes una amenaza a su forma de vida y, sobre todo, a su identidad nacional. Y, en tercer lugar, las explicaciones de alineación social: la inmigración se interpreta como un signo de pérdida de influencia social y de estatus. En España no disponemos de datos específicos para valorar cada una de estas hipótesis por el momento.
Hasta ahora, el voto a Vox en España ha estado sociológicamente más asociado con las clases medias y altas, con especial importancia del discurso centralista. Pese a que Vox ha intentado vincular repetidamente inmigración y criminalidad, no ha adoptado el discurso del “chauvinismo del bienestar” que caracteriza a los partidos capaces de obtener un apoyo importante entre las clases trabajadoras. En su lugar, mantiene un perfil mucho más tradicionalista, tanto en lo social como en lo económico. Este cambio en las preocupaciones de los ciudadanos puede abrir una ventana de oportunidad para Vox, que le permita abrirse paso en ese segundo grupo y afianzarse como un tercer polo independiente en la política española.