El edificio del Ministerio de Trabajo que pasó de ser casa sindical a una residencia de 1.685 euros al mes por habitación

El edificio del Ministerio de Trabajo que pasó de ser casa sindical a una residencia de 1.685 euros al mes por habitación

Situado en el centro de Madrid, al lado de Plaza España, el inmueble de siete plantas se ha convertido en una residencia de estudiantes de lujo gestionada por Azora gracias a una permuta durante 99 años aceptada por el Gobierno

De fábricas a habitaciones a 1.000 euros: acelerón en el cambio urbanístico de Estrecho por la moda del coliving

La plaza de Cristino Martos es un lugar relativamente secreto en el centro de Madrid. Pese a estar a un paso de plaza de España y de la pequeña pero popular plaza de Los Cubos, su complicado acceso por escaleras hace que solo los que la conocen suban hasta ella desde la calle Princesa. Arriba solo hay un parque infantil, tres agradables terrazas y, hasta el año 2013, un gran edificio público dedicado a la lucha sindical.

El número 4 de la plaza, un inmueble de siete plantas y más de 4.200 m2 de superficie, albergaba oficinas de Comisiones Obreras en Madrid. Estuvieron allí durante décadas gracias a una antigua cesión del Ministerio de Trabajo y que formaba parte del Patrimonio Sindical Acumulado desde 1989. Pero hoy se ha convertido en una residencia privada de estudiantes, que abrió este mismo mes de septiembre con precios considerables, a partir de 1.685 euros por habitación individual para estancias a partir de un mes. Por el medio, llegó a estar ocupado por un movimiento neonazi.

Este cambio en un edificio situado en la parte más al sur de Malasaña es algo que se lleva cociendo desde el año 2009, cuando el socialista Celestino Corbacho ejercía como ministro de Trabajo y buscaba dar salida a parte del Patrimonio Sindical Acumulado. Fue entonces cuando se estableció una permuta que se acabó ejecutando hace dos años. La figura legal permitió al Ministerio cambiar el edificio del centro, aquejado de aluminosis, por otro de nueva construcción en San Blas-Canillejas, destinado a CC.OO. El trueque se ejecutó con una duración de 99 años, publicó El Periódico hace dos.

La parte privada de la operación la componían el Grupo Moraval y el fondo sueco EQT Exter. La intención era incluir este edificio en la cartera de residencias de estudiantes que tienen el primer grupo en toda España y con ese objetivo empezaron los trabajos para adaptar el edificio, solicitando al Ayuntamiento permisos para unas obras que se han extendido más de un año, según pudo comprobar este periódico.

Pero todo cambió el pasado mes de noviembre, cuando otro fondo de inversión -Azora- compró la cartera de EQT por 450 millones de euros para entrar en el negocio de las residencias de estudiantes. Aunque las gestiones municipales las siguió desarrollando Moraval, como consta en los sucesivos permisos solicitados al Ayuntamiento, es el nuevo fondo el que ha incluido esta nueva residencia en su catálogo, ya con otras tres en Madrid y seis más en otros puntos de la geografía nacional.

El Ayuntamiento de Madrid concedió la licencia de actividad para abrir una residencia de estudiantes allí el pasado 30 de julio y con el comienzo del curso Azora ha empezado a comercializar sus habitaciones. El contexto de crisis habitacional que vive la capital, con una enorme subida de los precios de la vivienda, ha facilitado que sus precios sean muy elevados: 1.685 euros por el estudio individual más pequeño para estancias cortas (de uno a nueve meses) y hasta 2.600 euros por el studio grand, situado en las plantas más elevadas, según el folleto informativo que reparten in situ a las personas que piden información sobre los costes.

Azora permite algunas fórmulas de ahorro como compartir estudio o incluso habitación, además de reservar para todo el curso (10 meses) o por un año completo. En este último caso, la modalidad más barata compartiendo estancia con otra persona, el precio marcado en sus folletos es de 1.110 euros. Estos alquileres mensuales incluyen limpieza de habitaciones, cambios de sábanas y toallas, el acceso a las zonas comunes del edificio o wifi de alta velocidad, entre otras.

La legislación actual no establece ningún tipo de límite a estos costes de las habitaciones y el Ministerio de Trabajo tampoco incluyó ninguna limitación en la permuta. En el año 2023, cuando se confirmó que el edificio había sido objeto de esta figura legal, aseguraba que no conocía cuál iba a ser el destino del edificio, explicó una portavoz a este periódico.

Este periódico ha pedido al Ministerio de Trabajo una valoración sobre el cambio de los edificios sin que hasta ahora se haya producido respuesta alguna. Aunque la ubicación de los dos inmuebles implicados en la operación es muy dispar -uno en el centro y otro en la periferia- el tamaño también es muy distinto: el aforo de la nueva residencia de estudiantes es de 194 personas, mientras que el edificio de nueva construcción que ocupa Comisiones Obreras, situado en Albasanz 3, llega a las 643 personas.

Cobrar por habitaciones en zonas terciarias

El alquiler de habitaciones en edificios con servicios compartidos es el nuevo negocio inmobiliario de moda en Madrid, ya que los cambios urbanísticos recientes permiten su apertura en edificios que hasta ahora se empleaban para oficinas. La alta rentabilidad económica que ofrecen debido al elevado coste de la vivienda ha hecho que se multipliquen proyectos de residencias de estudiantes o de colivings por toda la ciudad.

Esta semana ha abierto el último en llegar, un coliving en una antigua zona industrial de Tetuán, en torno a la calle Anastasio Herrero. Con habitaciones entre 700 y 1.400 euros al mes, supone un notable cambio de precios en un distrito del norte de Madrid que antes era conocido por contar con numerosas viviendas asequibles. En este caso lo ha puesto en marcha otro fondo de capital internacional, Colonies. “El lanzamiento responde a la creciente demanda de jóvenes profesionales y estudiantes internacionales que buscan alternativas a la vivienda tradicional”, aseguran sus responsables en la nota de prensa distribuida con motivo de su apertura.

El impulsor de la residencia situada junto a Plaza España, Azora, ha sido protagonista de varias informaciones en los últimos años por sentencias de los tribunales contra cláusulas abusivas en sus contratos de alquiler tradicional. En Madrid, un fallo judicial histórico condenó a la empresa Nestar (dependiente de Azora) y declaró como abusivas seis de las siete cláusulas que había introducido en los contratos de varios vecinos de Villa de Vallecas.