Las muertes por cáncer en el mundo aumentarán un 75% en 2050 por el envejecimiento de la población

Las muertes por cáncer en el mundo aumentarán un 75% en 2050 por el envejecimiento de la población

Pese a la mejora de la supervivencia en los países más ricos, los que tienen menos ingresos cada vez registran también más casos sin haber logrado reducir la mortalidad, según un análisis publicado en The Lancet que evidencia las profundas desigualdades en el mundo

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La investigación de nuevos tratamientos frente al cáncer está en una constante carrera contra el tiempo. Los casos aumentan rápidamente en el mundo –un 105% desde 1990 –y, aunque la supervivencia ha mejorado, más de 10 millones de personas fallecieron a causa de esta enfermedad en 2023, un 74% más que a principios de los noventa, según un análisis publicado en la revista Lancet que mide la evolución de la pandemia y proyecta lo que pasará en los próximos 25 años.

Las previsiones son impactantes con un aumento tanto de los diagnósticos, un 61% más hasta llegar a los 30,5 millones en 2050 como de las muertes. Se espera que 18,6 millones de personas fallezcan como consecuencia de esta enfermedad, un número que supone un repunte del 75%, si “no hay medidas urgentes y financiación específica”, dicen los autores. Dos tercios de estas muertes se producirían en países menos desarrollados.

La tasa de mortalidad por cáncer en el mundo, pese al aumento de diagnósticos, se ha reducido entre 1990 y 2023 de 151 a 115 casos por cada 100.000 habitantes. Pero como hay más incidencia –más personas afectadas– también se producen más muertes. Incluso hasta el punto que escalan más el porcentaje de fallecimientos que de casos en 2050. ¿Esto cómo se explica?

Conviene tomar las proyecciones con cautela porque, además de no contar con datos precisos de todos los países, están condicionadas por muchos factores. De hecho, “cuando se ajustan las tasas mundiales de casos y mortalidad para tener en cuenta las diferencias de edad”, este aumento desaparece, precisan los investigadores, lo que sugiere que la subida se debe sobre todo al envejecimiento de la población –principal factor de riesgo que no se puede evitar– y al crecimiento demográfico.

“Estas estimaciones se basan en proyecciones demográficas que no tienen en cuenta cambios en los factores de riesgo o de tratamientos, pero es una metodología reconocida y fiable internacionalmente”, señala Josep M. Borràs, coordinador científico de la Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud y director del Plan Catalán de Oncología a Science Media Centre España.

Las brechas entre países

Las grandes desigualdades entre países ricos y pobres son claves también para entender la fotografía global, como puede verse en el gráfico de abajo. La tasa de mortalidad bajó un 24% en el mundo entre 1990 y 2023, pero solo impulsada por los estados más privilegiados. En los países con ingresos más bajos aumentó entre un 24 y un 29%, “lo que pone de relieve el crecimiento desproporcionado que se produce en los entornos con menos recursos”, dicen los autores.

La lista de lugares en esta situación es todavía muy larga: India, Etiopía, República Democrática del Congo, Bolivia, Egipto, Paraguay… Líbano destaca especialmente porque es el territorio del mundo con el mayor aumento, tanto en incidencia (de 89,1 a 233,5 casos por cada 100.000 habitantes) como en mortalidad (de 65 a 173).

“Nuestro estudio prevé que el crecimiento será desproporcionado en los países con recursos limitados”, advierte la autora principal del estudio, la doctora Lisa Force, del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington. Pese a la urgencia, “las políticas de control del cáncer y su aplicación siguen sin ser una prioridad en la salud mundial, y en muchos entornos no se dispone de fondos suficientes para abordar este reto”, añade.

“Los países con bajo nivel de desarrollo encontrarán el desafío del cáncer cuando todavía tienen otras patologías infecciosas como principal problema de salud. Es un reto muy complejo de gestionar”, sostiene Borràs.

España, según los datos recopilados por el estudio, forma parte del grupo de países que registran más casos de cáncer respecto a 1990 (un 4%), pero que han logrado una reducción de la mortalidad elevada: casi un 28%. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible se marcan la reducción en 2030 de un tercio de la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles, entre las que se incluye el cáncer. Es una cifra mucho más alcanzable para algunos países que para otros.

En cuanto a tipos de cáncer, el de mama fue el más diagnosticado en el mundo en 2023; mientras el de tráquea, bronquios y pulmón fue el que más muertes provocó.

Casi la mitad son prevenibles

Más de cuatro millones de los fallecimientos que se produjeron en 2023 (un 42% del total) estaban relacionados con factores de riesgo que se podían evitar: el tabaco, la alimentación poco saludable, el consumo de alcohol, los riesgos laborales, la contaminación atmosférica, la obesidad, las relaciones sexuales no seguras o la hiperglucemia.

El tabaco es el principal causante de estas muertes en todos los países, salvo en los que tienen los ingresos más bajos, donde el sexo sin protección actúa como el gatillo más letal al relacionarse con el 12,5% de los decesos.

Para reducir la carga de cáncer hacen faltan “tanto medidas individuales como enfoques eficaces a nivel de la población para reducir la exposición a los riesgos conocidos”, asegura el coautor del estudio, el doctor Theo Vos, del IHME. “Los países tienen enormes oportunidades para abordar estos factores de riesgo, lo que podría prevenir casos de cáncer y salvar vidas”.

Gráficos de Yuly Jara.