
La privatización de servicios que anticipa en El Cañaveral el futuro de Madrid: “Donde la escuela no llega, el mercado sí”
Vecinos de uno de los principales barrios en construcción del sureste se indignan por el anuncio de un centro de acogida que estará listo en seis meses mientras esperan desde hace años otros servicios básicos, como un instituto o un centro de salud. Este jueves se reunirán con miembros del Ayuntamiento
De Orcasitas a El Cañaveral: la eterna lucha de los barrios “incomunicados” de Madrid para la llegada del Metro
Tiene ocho años de vida, más de 25.000 habitantes censados y otros tantos fuera de los registros porque aún no han llegado a empadronarse. Nació para descongestionar el Ensanche de Vallecas con un plan de viviendas asequibles, que en los próximos años prevé atraer a cientos de vecinos. Lo que no tiene (de momento) es un centro de salud propio, escuelas públicas en las que quepan más de 88 niños o institutos cerca a los que puedan pasar una vez que salgan del colegio. El Cañaveral, en el distrito de Vicálvaro, es uno de los principales barrios en construcción de Madrid que surgieron con los nuevos desarrollos del sureste, un plan para contrarrestar la demanda al alza de vivienda en una ciudad que, en 2025, ha superado por primera vez los 3,5 millones de habitantes. Pero estas expectativas de crecimiento sin recursos públicos suficientes preocupa a quienes, a día de hoy, tardan una hora en llegar al médico más cercano o escolarizan a sus hijos en el centro a kilómetros de casa.
“Me cuesta creer que necesiten tanto tiempo para traer servicios básicos a los vecinos pero tarden solo seis meses en levantar un centro de acogida para alguien que viene de fuera”, resume con fastidio Carmen Tabanera, que esa tarde había ido a Vicálvaro a hacer unos recados que no podía completar por su zona. Se mudó a El Cañaveral casi desde el principio y actualmente da voz a Aveca, la asociación de vecinos que vela por el barrio. El anuncio de una obra inminente para instalar un espacio que dé techo a gente sin hogar ha cabreado a los residentes, que llevan años presionando a las administraciones o reclamando unas mejores conexiones del transporte público –solo hay dos líneas de autobús y no existe metro–, un ambulatorio o más centros para que los 5.225 niños (menores de 14 años) que viven allí puedan estudiar cerca.
La semana pasada, cuando se aprobó la infraestructura en Junta de Gobierno, estos vecinos reclamaron al Ayuntamiento la suspensión del proyecto, al menos, hasta materializar las infraestructuras o servicios públicos “que llevan años pendientes”. No se oponen a la función que los centros de acogida cumplen con quienes no tienen otro recurso, pero creen que una noticia como esa en un contexto como el que viven refleja una “injusticia territorial” clara y una privatización selectiva en el barrio; es decir, que mientras se obliga a los residentes a acudir a clínicas privadas o iniciar unos juegos del hambre para poder matricular a sus hijos sí se invierten esfuerzos en colocar un centro que, consideran, es menos prioritario y aun así va a levantarse en tiempo récord.
Después de pedir una reunión urgente con el equipo municipal, los vecinos se reunirán este jueves con el departamento de Políticas Sociales. Acuden con 28 preguntas relacionadas con promesas demoradas o servicios inexistentes que les derivan a kilómetros de distancia mientras se prevé aumentar aún más la población del barrio. Una de ellas cuestiona la inversión de ocho millones de euros destinada a construir el centro de acogida en mitad de una zona industrial, aplicando una “doble vara de medir” que “castiga al sur de Madrid”, donde se concentran buena parte de los recursos sociales vinculados al Ayuntamiento.
Años de espera para el primer centro de salud en el barrio
Además de El Cañaveral, otros barrios residenciales como Los Cerros, Los Ahijones, Los Berrocales y Valdecarros continúan en expansión y buscan su lugar como nuevos desarrollos al sureste de la ciudad. En el primero hay proyectos en ciernes que habrán de esperar unos años, pero ya han sido planteados: el ansiado centro de salud comenzará a construirse, si todo va según lo previsto, a lo largo de la próxima legislatura; pero hasta 2029 no verá la luz. En esos años la previsión es que aumente el número de habitantes e incluso puede que se rebase la frontera de los 30.000, así que continuar creciendo sin una atención primaria en el barrio que evite colapsos en Vicálvaro, Coslada o el Hospital del Henares –lo denunció este verano CCOO– no tranquiliza a los vecinos.
De hecho, algunos creen que de esta falta de recursos públicos surgen otros problemas que, a la vez, ralentizan más su llegada. “Somos muchos los que ni siquiera hemos cambiado de médico y seguimos adscritos al de Ensanche de Vallecas. Yo misma he decidido hacerlo porque la otra opción era buscar el más próximo entre centros saturados. Y si la gente no se empadrona, nadie sabe a ciencia cierta cómo medir las necesidades de un conjunto firme de residentes”. Quien lanza esta reflexión es Naiara Salas, otra vecina de El Cañaveral que se ha sumado a esta denuncia colectiva. Con cada cita médica se traslada a su antiguo barrio a expensas de que en el nuevo abran un centro de salud.
Un colegio público limitado y otro concertado a 400 euros al mes
Hace cinco años desde que se mudó con sus dos hijos y entonces ni siquiera había guardería en la que matricularlos. Desde 2023 existe una escuela municipal infantil en la zona, aunque aún faltan “con mucha urgencia” los institutos o ampliar el ratio del único colegio público abierto este curso. La Comunidad de Madrid anunció que incorporaría desde su creación los dos primeros años de Secundaria, pero de momento ocho de sus 12 aulas permanecen vacías y solo hay abiertas cuatro líneas para los niños de 3-4 años. La otra opción es el Humanitas Bilingual School, un centro concertado por el que las familias pueden pagar entre 380 y 420 euros de media al mes.
“Si la escuela pública no llega, el mercado siempre lo hace”, sentencia el diputado del PSOE en la Asamblea Esteban Álvarez, especializado en temas de educación. Tilda de “barracones” los módulos a los que el Gobierno madrileño ha enviado a los estudiantes de El Cañaveral y denuncia que lo que está ocurriendo en el barrio “pone límites a la enseñanza universal” o asume que “solo el que se lo pueda permitir tiene opciones cerca, ya sea por lo privado o la [escuela] concertada”. En este sentido, el político lanza dardos a la administración del PP –que gobierna en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid– cuestionando su agilidad para ofrecer respuestas: “Dicen que el centro crecerá por fases. ¿Cuántas? ¿Con qué calendario? ¿Con qué presupuesto? ¿A qué ritmo piensa responder la Consejería a un barrio que hoy necesita al menos dos colegios completos y un instituto en funcionamiento?”
El alquiler asequible llenará el barrio sin que sea fácil salir de él
Tanto Álvarez como la asociación vecinal de la zona proponen “aprovechar las aulas vacías del colegio” recién estrenado, llamado Rudyard Kipling, mientras construyen un nuevo centro ante la “urgencia de que la escolarización sea accesible a pie” para los vecinos. Para lograrlo, AVECA ha reunido más de 4.500 firmas que exigen una apertura completa de la escuela pública y otras 3.957 que reclaman un instituto propio. “El año que viene entrará toda la gente que se ha hecho con una vivienda de alquiler asequible en hasta cuatro macrourbanizaciones, y eso va a dificultar aún más que todos podamos optar a una plaza en la guardería o el colegio”, lamenta la vecina Naiara Salas.
El Ayuntamiento de Madrid, a través de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo, está construyendo en el barrio de El Cañaveral un total de 1.212 pisos en categoría de alquiler asequible repartidos en 13 promociones de viviendas, todas de protección pública. El 80% (más de 1.000) serán para jóvenes o familias con hijos menores de edad. Este tipo de iniciativas ofrecen domicilio a precio reducido o por debajo del mercado a personas con ingresos limitados; en este caso, con rentas inferiores al 30% de los ingresos totales en la unidad familiar. La idea es que esté todo a punto en el último trimestre del año.
En lo que al transporte público se refiere, las más de 300.000 personas que acudirán a vivir a los nuevos desarrollos del sureste de Madrid tendrán al Bus Rapid como principal opción (o, en la mayoría de casos, la única) para moverse en transporte público por los barrios que proyecta la capital. El equipo de José Luis Martínez-Almeida presentó en julio del año pasado una solución para transportar a futuros vecinos a través de un bulevar de 16 kilómetros de recorrido que conectará con áreas verdes o carriles bici. “De momento para movernos solo tenemos dos líneas de autobús, el 159 y el E5, porque el metro ni siquiera llega hasta aquí”, añade Carmen Tabanera, la portavoz vecinal.
“Lo que pasa aquí puede ser el augurio de lo que ocurrirá después en Los Ahijones o Los Berrocales”, compara, teniendo en cuenta que “la tardanza” para implementar servicios públicos de primer orden en el barrio puede repetirse en el resto de desarrollos. Y eso genera problemas no solo de acceso, sino también de seguridad. “Los policías tienen que venir desde San Blas-Canillejas porque no tenemos comisaría, así que si surge algún contratiempo a la vez allí tendrán que volverse porque nosotros no tenemos prioridad”, comenta Tabanera. Por lo pronto, prepara la reunión del jueves con los representantes del Ayuntamiento: “No podemos seguir así”.