
Barré, el ejercicio derivado del ballet para ponerse en forma: «Se hace un trabajo de suelo pélvico importante»
El barré es un ejercicio que fusiona ballet, ejercicios de fuerza, pilates y yoga, Y que promete para esculpir el cuerpo y calmar la mente
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Una de las cosas que sorprende y admira es que los bailarines y bailarinas clásicos, además de que son increíblemente ágiles y flexibles, es que están muy, muy fuertes. Son capaces de hazañas comparables a las de los atletas olímpicos, como dar grandes saltos o levantar en el aire a otros bailarines sin aparente esfuerzo.
Sin embargo, aunque muchos bailarines levantan pesas como parte de su entrenamiento, la mayor parte se basa en la repetición de movimientos con su peso corporal, algo que podemos aprender e incorporar a nuestra rutina para ponernos en forma. Así nace el barré.
Barré, una idea con más de seis décadas
Aunque esté de moda, el barré no es algo nuevo, tiene más de seis décadas de historia y combina elementos de ballet, pilates, yoga y entrenamiento funcional en una práctica accesible para casi cualquier persona, independientemente de su condición física o experiencia previa.
“Hay clichés como que el barré es para la típica niña mona que solo bebe matcha y hace pilates, y eso no es real”, explica Inés Jiménez, fisioterapeuta y fundadora de Arde Barré Studio. “Es una disciplina para todo tipo de público, y si eres una persona de 40 años o más, o una mujer en periodo de perimenopausia, embarazada o posparto, es más aconsejable todavía porque hay un trabajo de suelo pélvico importante”, añade.
La historia del barré comenzó en 1959 con Lotte Berk, una bailarina alemana que vivía en Londres. Tras sufrir una lesión que truncó su carrera en la danza, Berk decidió fusionar sus conocimientos de ballet con ejercicios terapéuticos para recuperar su fuerza y movilidad. El resultado fue tan efectivo que abrió su propio estudio, creando un método que pronto atraería a una clientela selecta, incluidas famosas como Joan Collins y Barbra Streisand.
Las clases originales de Lotte Berk eran especiales: estaban vetadas para hombres y le daba a los ejercicios nombres humorísticos. Una de sus alumnas, Lydia Bach, llevó el método a Nueva York en los años 70, donde comenzó a ganar popularidad entre las actrices de la época. Con el tiempo, el método se fue suavizando y adaptando, incorporando elementos de pilates y yoga hasta evolucionar hacia las diferentes variantes que conocemos hoy.
Sin embargo, aunque es un método asociado al público femenino, nada impide a los hombres apuntarse. “He hecho semanas de chicos y me ha funcionado muy bien, lo han ‘sufrido’ tanto que siempre me han pedido abrir un estudio para ellos”, explica Inés Jiménez.
Los beneficios del barré
Distintos estudios sugieren que el barré mejora muchos aspectos de la forma física, como la fuerza, la flexibilidad, la postura y, también, el control del peso. Aunque aún hay pocos análisis específicos del barré, sí hay investigaciones sobre los componentes individuales de esta disciplina. El barré utiliza muchas repeticiones y mantenimientos isométricos, centrándose en los principales grupos musculares, incluidos el tronco, los glúteos, los muslos y los brazos, y trabajándolos hasta el punto de fatiga.
Aquí entra el concepto del tiempo bajo tensión, bien conocido en el mundo de los gimnasios. Se ha comprobado que para aumentar la fuerza y el tamaño de los músculos, es importante que las fibras estén contraídas durante el tiempo suficiente, aproximadamente 90 segundos por ejercicio en total. Por eso, hacer repeticiones rápidas en las máquinas no es muy eficaz, pero los ejercicios isométricos, en los que hay tensión sostenida pero no movimiento, sí lo son.
Las investigaciones indican que para ganar fuerza y masa muscular, los ejercicios con menos carga pero llevados hasta el punto de fatiga pueden ser tan efectivos como los que se hacen con cargas mayores. De esto se aprovecha el barré, produciendo una sobrecarga metabólica y mecánica de los músculos.
Aunque el barré es de bajo impacto, al incorporar intervalos cardiovasculares y movimientos dinámicos, eleva de forma eficaz la frecuencia cardíaca. Como pudo comprobar un estudio de 2023 con mujeres jóvenes, al acelerar el corazón, el barré contribuye a un mayor gasto energético y a una mejora de la capacidad aeróbica, y una reducción de la medida de la cintura y la cadera, es decir, pérdida de grasa corporal.
El barré combina distintas disciplinas para fortalecer todo el cuerpo.
Precisamente este es uno de los beneficios inesperados del barré. Los entrenamientos de barra, cuando se realizan de forma constante y se combinan con una alimentación equilibrada, contribuyen de manera significativa al control del peso. No queman calorías tan rápidamente como el entrenamiento por intervalos de alta intensidad, pero, como otros entrenamientos de fuerza, hace que aumente el metabolismo y se quemen más calorías en reposo el resto del día.
Además, como el ballet, el barré hace hincapié en la postura. Esto quiere decir que los movimientos se realizan de forma precisa, con la correcta alineación y activando el tronco y el core o cinturón abdominal, además de los músculos erectores de la columna, que en un reciente estudio con 600 personas han resultado ser tan importantes como los abdominales para prevenir el dolor de espalda.
Inés Jiménez hace hincapié en la necesidad de personalizar el ejercicio: “Hay que buscar que las clases sean reducidas, y que que el centro esté homologado. Es muy importante que, si vas con una lesión o una limitación, la persona que está enfrente sepa qué hacer para no lesionarte más y rehabilitarte con el ejercicio”.
Además, hay otros efectos más allá de los músculos. Investigaciones recientes han encontrado una mejora de la incontinencia urinaria, la función sexual e incluso el bienestar psicológico en mujeres, aunque los estudios aún sean limitados.
Cómo es una clase de barré
Una clase típica dura entre 30 y 60 minutos, y sigue una estructura diseñada para trabajar el cuerpo de manera completa y segura. La sesión comienza con un calentamiento en la barra, donde se movilizan articulaciones y se adoptan posiciones básicas de ballet como los pliés (flexión de rodillas) y relevés (elevación sobre las puntas de los pies). Este calentamiento no solo prepara los músculos para el esfuerzo, sino que también sirve para mejorar la alineación postural y prevenir lesiones.
A continuación empieza el trabajo intenso de piernas y glúteos mediante pequeños movimientos pulsantes que se mantienen hasta alcanzar la fatiga muscular. Esta fase, que puede durar unos 20 minutos, es seguida por ejercicios de brazos y espalda, a menudo utilizando pesas ligeras o bandas elásticas para añadir intensidad.
La clase continúa con ejercicios en el suelo sobre una colchoneta, donde se trabaja especialmente el core (abdomen y espalda baja), utilizando principios del pilates. La sesión termina con una fase de estiramientos inspirada en el yoga, pensada para mejorar la flexibilidad y favorecer la recuperación muscular.
Como ventaja añadida, la concentración requerida, la sincronización con la música y el enfoque en la respiración para ejecutar correctamente los movimientos de barré hace entrar en un estado casi meditativo que combate el estrés diario. Uno de los mayores atractivos del barré es que se trata de un ejercicio accesible para principiantes y no requiere experiencia previa en ballet o cualquier otra actividad física. Pero el barré ofrece algo quizás más valioso: la oportunidad de reconectar con el propio cuerpo, mejorar la postura y encontrar alegría en saberse más fuerte y capaz cada día.
* Darío Pescador es editor y director de la Revista Quo y autor del libro Tu mejor yo.