
Terrenos de 30.000 m² de cultivo de trufas: el negocio redondo de un capo ‘narcoestibador’ del Puerto de València
El estibador R. B. P., supuesto líder de uno de los dos clanes del cartel desarticulado, contaba entre su patrimonio con parcelas de carrascas truferas en El Toro (Castelló), según las vigilancias de la Udyco
El líder de los ‘narcoestibadores’ del Puerto de València operaba con empresas pantalla y agasajaba a empresarios
No es un producto tan caro como la cocaína, pero barato tampoco es. El capo de uno de los dos clanes que, a modo de cartel, se repartían el negocio del narcotráfico en el Puerto de València posee parcelas por un total de 30.000 metros cuadrados dedicadas al cultivo de trufa en la localidad del Toro (Castelló). Se trata de R. B. P., estibador que ya fue detenido en 2020 y en 2022 en sendas operaciones anteriores contra el narcotráfico.
La adquisición de las parcelas por parte del presunto capo ‘narcoestibador’ llamó la atención a los investigadores policiales, según informes que constan en el sumario a los que ha tenido acceso elDiario.es. Y no solo por el bajo precio de la compra. Los terrenos, ubicados en las afueras del centro urbano de la localidad de la comarca del Alt Palància, están valladas y cuentan con riego por goteo, según las vigilancias efectuadas por los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional.
Las parcelas albergan plantaciones de carrascas truferas, un negocio redondo: el precio de la trufa se puede disparar hasta los 1.500 euros el kilo. De hecho, el llamado ‘oro negro’ ha transformado en los últimos años la economía de la localidad del Toro, de apenas 262 habitantes.
Ocho de las parcelas del municipio dedicadas a la plantación de carracas truferas son de R. B. P. y su exesposa. Aunque siguen conviviendo con sus hijas en el mismo domicilio familiar, por lo que los investigadores sospechan que el divorcio entre ambos fue ficticio, de cara a desvincular el importante patrimonio del portuario ante posibles detenciones.
El presunto ‘narcoestibador’ lideraba, según la Udyco, uno de los dos clanes del cartel del Puerto, que estaba enfrentado a su némesis, dirigida por I. T. R. y B. M. R., también portuarios Ambos clanes se repartían el negocio del narcotráfico en la infraestructura portuaria, pendiente de su polémica ampliación norte. A pesar de la rivalidad entre las dos facciones, en algunas operaciones de importación de grandes cantidades de cocaína, se prestaban a colaborar.
El propietario de los terrenos de cultivo del ‘oro negro’ tenía en el Puerto la categoría de “clasificador”, con lo que conocía la ubicación exacta de los contenedores que alalbergabanos cargamentos de coca y podía, por tanto, facilitar el dato vital a los rescatadores del alijo. La Udyco le vincula como “partícipe principal” a tres alijos intervenidos por un peso total superior a una tonelada de coca.
Se trata de los portuarios situados en la corona de la presunta organización criminal que corrompía el Puerto de València y que tenía plena capacidad operativa para encargarse de la logística de la recuperación de los envíos de la coca. No era gente cualquiera: negociaban directamente con las organizaciones que cargaban el producto en Sudamérica. En una peculiar división del trabajo, por debajo de los jefes del cartel jugaban un papel clave algunos líderes sindicales de la estiba que supuestamente prestaban sus servicios a ambos clanes y controlaban el acceso a los puestos de trabajo.
Una mansión con derecho vitalicio de habitación
El ‘narcoestibador’ también contaba con derecho de uso y habitación con carácter vitalicio de una lujosa mansión a nombre de sus dos hijas en una conocida urbanización de Chiva.
También contaba con otros bienes inmobiliarios a medias con su exmujer, quien a su vez tenía a su nombre una empresa inmobiliaria que los investigadores sospechan que gestionaba R. B. P. También fue beneficiario, en dos ocasiones, de sendos premios de lotería por un importe total de 19.988 euros.
Para acreditar que el presunto ‘narcoestibador’ era el propietario real de alguna de las viviendas bajo sospecha, los investigadores de la Udyco destacan una anodina conversación telefónica con un vecino en el que el portuario, en referencia a unos operarios, afirma: “Están en mi casa”. Solo la reforma de la glamurosa vivienda de la urbanización de Chiva (a cargo de un conocido despacho de arquitectos de València) habría costado 700.000 euros.
En las escuchas telefónicas del pasado mes de julio, los agentes también detectaron un notable incremento de los gastos de R. B. P. en objetos preciosos, fenómeno que la Udyco vincula a una de las siete incautaciones de coca, del pasado 6 de junio, que propició la ‘Operación Spider’ contra el cartel del Puerto.