Layana: el «epicentro del buen vivir» está en un pueblito aragonés de menos de cien habitantes

Layana: el «epicentro del buen vivir» está en un pueblito aragonés de menos de cien habitantes

La asociación El Piojo y la Pulga ha conseguido atraer a profesionales de primer nivel y ha triplicado su población gracias a ‘Layana Inspira. Jornadas de Bienestar’, un encuentro con el que han reivindicado la vida en el entorno rural como espacio privilegiado para cultivar la calma, la salud y el buen vivir

Layana, un pueblo de 60 habitantes que apuesta por la recuperación de oficios para incentivar la vuelta al rural

Que los pueblos son remansos de paz es un pensamiento que está aceptado y grabado en el ideario colectivo de la sociedad actual, sin embargo, pasar a la acción y poner la idea en valor no es lo común, ni fácil. Los pueblos del rural profundo tienen los habitantes que tienen, pocas instalaciones y menos recursos económicos. Sin embargo, en una pequeña localidad de las Cinco Villas, comarca que tiene la misma densidad de población que Laponia, sus vecinos y vecinas, conscientes de la necesidad de dar ese paso y hacerse visibles, han decidido demostrar que su pueblo es un lugar tan beneficioso para el bienestar que puede ser el epicentro del buen vivir y, como “el movimiento se demuestra andando”, han organizado las primeras jornadas ‘Layana Inspira. Jornadas de Bienestar’. 

Se trata de una iniciativa “pionera” organizada por la asociación el Piojo y la Pulga, que “nunca antes se ha hecho en otro pueblo, al menos en Aragón”, señala la presidenta, Patricia Cortés. Para ponerla en marcha han contado con el respaldo del Ayuntamiento de Layana y de la comarca, y con un presupuesto “muy pequeño” han logrado organizar “un evento de gran calidad”; no hay más que echar un vistazo al programa, en el que aparecen nombres de profesionales de primer nivel especializados en autocuidado, salud integral y desarrollo personal.

El sábado, día 27 de septiembre, las calles de esta localidad en la que a diario no viven más de medio centenar de personas, multiplicaron hasta por tres su número de viandantes. Gente de todas las edades, niños con sus padres y hermanos, jóvenes, mayores y de mediana edad, se unieron a través de la participación en actividades comunes y otras adaptadas a sus necesidades porque, como explica Patricia Cortés: “Lo importante era que todo el mundo pudiera participar en alguna de las actividades y conectar con el cuidado físico y mental, independientemente de su edad”.


Vecinos del pueblo preparando el municipio para la celebración de las Jornadas

Así, algunas actividades estaban dedicadas para familias y niños, basadas en el neurodesarrollo a través del juego. Otras, como las de trabajo del cuerpo a través de la microgimnasia, estaban pensadas para cualquier edad, y una estaban especialmente diseñadas para personas mayores o con movilidad reducida. “Nos sentimos satisfechos porque nadie se sintió fuera, todos pudieron hacer alguna de las actividades propuestas en el programa”, añade la presidenta de la asociación el Piojo y la Pulga. Tal fue el éxito que algunas superaron el aforo y otras, como las de microgimnasia, se tuvieron que hacer dos turnos para dar respuesta a todas las personas interesadas en participar. 

Ser conscientes del estrés que vamos cargando en el día a día, y tener herramientas para dejarlo de lado, es el objetivo que se han propuesto en Layana, y parece que lo han conseguido. Quienes han participado, como José, explican que “lo que comes y lo que piensas cuenta, y lo que no haces también”, y que tener un buen descanso, una dieta adecuada, e “invertir un tiempo para escuchar a nuestro cuerpo”, como dice Mari, son gestos que resultan claves para lograr sentirnos mejor y conectar de una manera sana con nuestro cuerpo y también con nuestras emociones, “las grandes olvidadas en la sociedad de las prisas”, advierten los expertos. 

Un programa holístico y experiencial para todas las edades

A lo largo de la jornada, quienes se acercaron hasta Layana participaron de un programa completo “diseñado para atender al cuerpo, la mente y las emociones”, con propuestas que invitan a la reconexión personal y en comunidad, a través de talleres prácticos sobre cuidado físico, desconexión digital, gestión emocional, comunicación consciente y calma interior. 

Uno de los platos fuertes han sido las charlas formativas impartidas por expertos de reconocida trayectoria como la fisioterapeuta pediátrica María José Martínez, que acompañó a las familias en el proceso de aprendizaje a través del juego y el neurodesarrollo; Rocío Elizondo, profesora de secundaria e instructora MBAR que trabajó la gestión de la dependencia a las pantallas desde la atención plena y la neurociencia, y Juan Miguel Gallego, terapeuta experto en Gravitoterapia, que se centró en cómo detectar y cuidar las tensiones corporales con el poder de los movimientos de microgimnasia apoyados en la respiración.

Además, la filóloga Paz Benedí, desde su experiencia como facilitadora de procesos grupales, mostró cómo conectar la meditación con la escritura como vía de autoconocimiento, mientras que Yuliana Amador, emprendedora local con Akasha Yoga Studio, compartió técnicas de yoga en silla, pensadas para la mayor parte de los habitantes de los pueblos pequeños como Layana, personas con mayores dificultades de movimiento, que pueden mejorar su salud corporal a través del ejercicio controlado y una correcta postura del cuerpo.


Actividades desarrolladas durante las jornadas ‘Layana Inspira. Jornadas de Bienestar’. 

Desde la ONG Youcanyole, su presidente y médico especialista en Medicina de la Educación Física, Miguel Medina, explicó el destacado trabajo solidario que esta entidad lleva a cabo desde Castellón. Por su parte, Eduardo Alonso, como especialista en Micronutrición y Dietoterapia, ofreció una charla práctica sobre hábitos saludables a la hora de relacionarnos con los alimentos, una parte fundamental del bienestar humano. David Vera, también profesional de la alimentación, en este caso apoyó en los espacios de meditación, guiando a los asistentes hacia la calma interior, prestando sus conocimientos como experto en Mindfulness e instructor de MBSR (Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena).

Un pueblo implicado que siente suyo el proyecto es garantía de éxito

Estos espacios pensados para el encuentro y la desconexión, y diseñados para compartir, expresarse y reconectar, se pudieron ver en diferentes puntos de la localidad, que había sido preparada, rincón a rincón por sus habitantes voluntarios, para acoger las jornadas con ilusión y con la vista puesta en la predicción del tiempo, que acompañó durante toda la jornada. Vecinos y visitantes: “Estaban encantados sobre todo por la calidad de los expertos y por lo bonito que estaba el pueblo, la gente que no había podido ir veían las fotografías y vídeos que les enviaban y nos llamaban para decirnos que el año que viene no se lo pierden”, aseguran desde la organización. 

Todo el pueblo fue protagonista, porque, además de las zonas reservadas para las actividades, hubo un mandala gigante que “se fue pintando con la colaboración de los visitantes”, y una valla especialmente habilitada para que quien quisiera pudiera dejar una cinta anudada con su deseo escrito en ella. En varias jaimas se exponían propuestas inspiradoras y recursos para el bienestar, y numerosos artesanos alineados con la temática del evento, venidos de la comarca y de otros lugares, estuvieron también presentes en Layana con su miel y productos de las abejas de la propia localidad, aceite de oliva virgen extra ecológico, artesanía inspiradora, textil, madera, jabones y cosmética natural, bisutería realizada con materias primas, piedras decoradas y hasta libros de segunda mano.

La música, vehículo latente durante todo el encuentro, tuvo un papel especial al final de la jornada, con un concierto acústico a cargo del músico John Serrano que, en un entorno único, invitaba a los asistentes a relajarse y disfrutar de los acordes como parte del proceso de reconexión con el cuerpo, la mente y las emociones; el objetivo de toda la primera edición de ‘Layana Inspira. Jornadas de Bienestar’.


‘Layana Inspira. Jornadas de Bienestar’. 

“La jornada empieza mucho antes del día 27, y no termina ese día”, recuerda la presidenta de la asociación, para poner en valor y agradecer el tiempo y la dedicación que los vecinos de Layana han invertido en la preparación del pueblo para acoger la primera edición de esta Jornada “exigente y ambiciosa para una localidad tan pequeña y con recursos y espacios limitados” y también en su desmantelamiento, una vez finalizado el evento. 

Sin embargo, las limitaciones se han hecho pequeñas en este pueblo gracias a la ilusión y la implicación de la vecindad: “Se respiraba alegría y sentimiento de orgullo de pertenecer a Layana, ha sido muy bonito”, asegura Patricia Cortés. Tanto, que ya tienen la mirada puesta en la segunda edición, porque no se conocía hasta la fecha un evento que pone al rural como baluarte del bienestar y Layana quiere ocupar ese espacio y “convertir las Jornadas en una cita anual con entidad propia como lo son ahora Orés Mágico en la comarca o el Bosque Sonoro a nivel autonómico”. 

Esta primera edición ‘Layana Inspira. Jornadas de Bienestar’ ha conseguido tener la presencia de la ONG Youcanyole, de Castellón, y el apoyo del reputado médico psiquiatra, especialista y precursor de técnicas de Mindfulness en España, Javier García Campallo. La organización, aspira a seguir ampliando el cartel de expertos en la edición de 2026, así como de visitantes: “Han venido gente de Zaragoza y de otros lugares cercanos interesados en estos temas, y esperamos que en próximas citas el mapa se amplíe”, confiesa Patricia Cortés. 

Desde la asociación el Piojo y la Pulga son conscientes del trabajo y la inversión de recursos, tanto económicos como de tiempo y espacios, que requiere la puesta en marcha de un evento tan ambicioso en una zona rural, pero están “decididos a seguir adelante” porque “nuestro pueblo puede y lo merece, como ya lo ha demostrado”, aseguran. Como también es casi seguro que ese reto está escrito en algunas de las cintas que revolotean desde el sábado en la valla de ‘Los deseos al viento’ de Layana. 

Layana, con su medio centenar de habitantes es ejemplo de cómo un pueblo lucha del lado de la repoblación a través de la cultura y la puesta en valor de sus fortalezas: “La calma, la salud y el buen vivir” en este caso, y de cómo “la suma de lo individual para actuar desde lo colectivo” es un arma poderosa que fomenta el bienestar.