Estos son los mejores bosques de Cataluña para encontrar setas según los ‘boletaires’

Estos son los mejores bosques de Cataluña para encontrar setas según los ‘boletaires’

Del Pirineo a la Garrotxa: los destinos favoritos para llenar el cesto este otoño

Los mejores lugares de España para ir a buscar setas ahora que llega el otoño

Con la llegada del otoño, los bosques de Cataluña se llenan de vida, humedad… y de boletaires cargados con cestos, cuchillos y paciencia. Lo de las setas en Cataluña es casi una religión: basta con que caigan las primeras lluvias para que miles de personas salgan al monte a buscar el preciado tesoro gastronómico. No hay tradición más catalana que madrugar un domingo, ponerse las botas y adentrarse en el bosque en busca del mejor rovellócep o rossinyol.

La temporada acaba de empezar y ya se nota el movimiento en los pinares del Pirineo, la Garrotxa o el Berguedà. Si eres de los que disfrutan tanto del paseo como del banquete posterior, apunta: estos son los mejores bosques para encontrar setas en Cataluña, según los propios boletaires.

Cerdanya: el reino del cep

Los expertos lo tienen claro: la Cerdanya es uno de los lugares con mayor tradición y riqueza micológica. Aquí, los ceps (boletus edulis) crecen en abundancia gracias a sus pinares de pino rojo y a un clima húmedo, perfecto para la proliferación de setas.

Las zonas de Bellver de CerdanyaGuils o los alrededores de Alp son un imán para los recolectores más experimentados, que conocen cada claro del bosque como la palma de su mano.

Además de los ceps, no es raro encontrar rovellons y llenegues, las otras estrellas del otoño catalán. El consejo de los veteranos: madruga. En la Cerdanya, quien llega tarde se vuelve con el cesto vacío.

Ripollès: tradición, humedad y pinares infinitos

Entre los valles y montañas del Ripollès, la caza del bolet es casi un ritual. Los alrededores de CamprodonPlanoles o Sant Joan de les Abadesses son una apuesta segura para encontrar pinetells y ceps.

El microclima de la comarca, con nieblas matinales y lluvias frecuentes, convierte sus bosques de pino y abeto en un paraíso micológico. Además, la zona cuenta con rutas bien señalizadas y una larga tradición entre los boletaires locales, que transmiten de generación en generación el arte de “buscar sin mirar, pero sabiendo dónde”.

Berguedà: la meca del rovelló

Si hay una comarca que vive la temporada de setas con auténtica pasión, esa es el Berguedà. En lugares como Castellar del Riu, donde se celebra la famosa Festa dels Bolets, el ambiente es casi festivo.

Las zonas más buscadas son la baga de Campllong y el Pi de les Tres Branques, donde los suelos húmedos y ricos en materia orgánica son ideales para los rovellons. Aquí, los boletaires aseguran que el secreto está en la orientación: los claros que reciben el sol de la mañana son los más fértiles.

Y si no encuentras ninguno, siempre puedes consolarte con un almuerzo de pa amb tomàquet y vino en cualquiera de los bares del camino: parte esencial de la experiencia.

Solsonès: bosques silenciosos y llenos de sorpresas

El Solsonès no es el lugar más famoso, pero los que lo conocen saben que sus montes guardan auténticos tesoros. En la serra de Busa y en la zona de Pratformiu, el entorno es ideal para encontrar setas de calidad, desde níscalos hasta llenegues blanques.

Aunque algunos incendios han afectado partes del territorio en los últimos años, la regeneración del bosque y las lluvias de este otoño están devolviendo la magia a sus pinares. Además, es una opción más tranquila que las comarcas del norte, perfecta para quienes prefieren recolectar sin multitudes.

Garrotxa: setas entre volcanes

Si además de recolectar setas te gusta disfrutar del paisaje, la Garrotxa es tu lugar. Sus bosques húmedos, envueltos en la neblina matinal, esconden algunas de las especies más apreciadas por los boletairesrossinyolscepsllenegues y ous de reig.

Buscar setas entre los volcanes dormidos del Parque Natural de la Zona Volcánica es una experiencia que mezcla naturaleza, silencio y una cierta mística. Las zonas de OlotSanta Pau o Sant Feliu de Pallerols son especialmente recomendables. Y si no tienes suerte, siempre puedes pasar por alguno de sus restaurantes y probar un menú de temporada donde las setas son las protagonistas.