La vendimia en Rioja, entre la romantización para el turista y las malas condiciones laborales

La vendimia en Rioja, entre la romantización para el turista y las malas condiciones laborales

Durante la época de vendimia, muchas bodegas ofrecen experiencias enoturísticas de cortar uva, pisarla en la bodega o almorzar a pie de viña. Un ejemplo del trabajo vitivinícola muy alejado de la realidad

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Cada vez son más los turistas que eligen La Rioja como destino durante la época de vendimias y más bodegas que ofrecen experiencias enoturísticas centradas en la cosecha. Estos planes ofrecen visitas guiadas por viñedos, permiten cortar uva y medir sus condiciones sanitarias, pisar las uvas con los pies como se hacía en el pasado o probar los mostos o el vino en los diferentes estados de la elaboración. Muchas de estas experiencias terminan alrededor de una parrilla de chuletillas al sarmiento.

Las bodegas invitan a los turistas a convertirse en vendimiadores, lo comparten en redes sociales y lo muestran como “una experiencia mágica”. Sin embargo, está muy alejado de la realidad que se ha vivido en el viñedo riojano en las últimas semanas, donde este trabajo lo realizan, en su mayoría, trabajadores agrarios desplazados, migrantes, con condicionales laborales que están mejorando, pero que siguen muy alejadas de ser óptimas.

El convenio agropecuario se actualizó el año pasado con una vigencia entre 2023 y 2025 después de diez años congelado, pero sigue incluyendo una de las jornadas laborales más extensas del sector industrial. En concreto, contempla 1.779 horas de trabajo anuales en 2024 con una reducción prevista para 2025 que llega hasta las 1.768 horas. No obstante, la mayoría de los convenios industriales se sitúan en una horquilla entre las 1730 y las 1750 horas. Por ejemplo, un convenio comparable, como es el vinícola, contempla 1740 horas de trabajo.

En cuanto a los salarios, el convenio colectivo recoge un salario anual para un Oficial de 3ª, por ejemplo, de 16.389 euros. “Lo cual está muy lejos de la realidad de la industria”, advierte José Antonio Castañares, responsable de vinícolas de la Federación de Industria de CCOO de La Rioja. A ello se suma “la otra realidad”, lamenta. En el campo se siguen llevando a cabo prácticas laborales ilegales, como el trabajo a destajo y muchos trabajadores temporeros de la vendimia siguen cobrando en función de los kilos de uva recogidos y no por el tiempo de trabajo.

Cuando entra un intermediario, no se salvaguardan las condiciones laborales

José Antonio Castañares
responsable de vinícolas de la Federación de Industria de CCOO La Rioja

La mano de obra de la vendimia llega a través de contrataciones en origen. “Ha cambiado el perfil de los trabajadores, antes llegaban de Europa, fundamentalmente de Portugal, y ahora más de África, especialmente desde Senegal”, describe el responsable de CCOO. “En el sector destacan que son muy trabajadores, pero la necesidad es lo que aprieta”, subraya, al tiempo que advierte de la existencia de “mafias” alrededor de estas contrataciones.

Además, advierte: “Cuando entra un intermediario, no se salvaguardan las condiciones laborales”. Los agricultores recurren a intermediarios para conseguir la mano de obra y son a ellos a quienes les pagan. “Entre unos 8 y 9,5 euros por hora, pero no se sabe lo que terminan recibiendo los trabajadores”, apunta Castañares, que puntualiza que esta situación no es propia de la vendimia y se repite en otras campañas agrícolas, como la recogida de la pera o la aceituna.

Los propios agricultores dueños de las viñas están sufriendo en las últimas campañas una situación también crítica con bodegas ofreciendo “precios irrisorios” por sus uvas, según han denunciado todas las organizaciones profesionales agrarias. “La vendimia de la vergüenza”, dijo Arag-Asaja en una campaña de denuncia. A los precios bajos se suma que, con la vendimia muy avanzada, muchos viticultores seguían sin contratos y sin conocer siquiera cuánto van a recibir por su cosecha.

A ellos se suman las malas condiciones físicas del trabajo, que si bien son propias de la actividad, no se recogen en el convenio. “Sí se recogen condiciones por inclemencias del tiempo, pero no cuestiones básicas como que el trabajo se realiza en posición agachada continuamente, con viñas más cerca del suelo, en mal terreno y teniendo que andar distancias cargando pesos de 15 o 20 kilos”, explica el responsable de CCOO.

Las mejora de las condiciones laborales de los ultimos años

A pesar de todo, y aunque queda camino, en los últimos años se ha avanzado en este ámbito y las condiciones laborales se han dignificado. “Hasta hace pocos años, estos trabajadores dormían en la calle”. Ahora, los agricultores empleadores están obligados a ofrecer alojamiento a los trabajadores agrarios temporeros, en buenas condiciones higiénico-sanitarias y de limpieza, luz y ventilación. Además, ayuntamientos como el de Logroño ponen en marcha dispositivos de alojamiento y manutención para los trabajadores que llegan en busca de empleo y a quienes están trabajando con empresarios que no cumplen su obligación, lo que, en menor medida, también sigue pasando.

“Queda camino pero se ha avanzado”, reitera el responsable de CCOO, que también resalta que muchas viñas se han emparrado, adaptado para no estar tan bajas, o se han preparado para vendimiar con máquina. “Ahora los trabajadores temporeros comen, tienen una cama para descansar y trabajan 8 horas al día”, describe algo que parece básico pero que no hace tanto no se cumplía. “Antes estaba generalizado el trabajo a destajo y trabajaban desde que amanecía hasta que anochecía”. La vendimia en Rioja sigue avanzando para dignificar las condiciones laborales de quienes vienen de fuera para conseguir el fruto de nuestra riqueza, pero queda muy lejos de las experiencias irreales que viven los turistas en estos días.