El comportamiento de Trump en redes se vuelve cada vez más raro: «El presidente está desquiciado»

El comportamiento de Trump en redes se vuelve cada vez más raro: «El presidente está desquiciado»

El desconcierto por la atípica conducta del mandatario estadounidense se extiende tras la publicación de un vídeo generado por inteligencia artificial con su propia imagen o sus confusos comentarios durante las ruedas de prensa

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Muchos observadores de Estados Unidos y otros países vienen señalando el extraño comportamiento de Donald Trump en los últimos tiempos. Especialmente en Internet.

Con el cierre del gobierno en ciernes, el presidente publicó la semana pasada un vídeo generado por inteligencia artificial (IA) en el que se podía ver a Hakeem Jeffries, el primer político negro en liderar el grupo minoritario de la Cámara de Representantes, ataviado con un sombrero mexicano y un bigote exagerado mientras sonaba música de mariachi.

Grupos hispanos criticaron la publicación, calificándola de “racista”, “peligrosa” y “condenable”, pero Trump redobló la apuesta con un nuevo vídeo. Detrás de una imagen de Jeffries generada por ordenador, ahora era el propio Trump el que aparecía con el sombrero y tocando la guitarra.

No es el único ejemplo de comportamiento atípico por parte de Trump. El último fin de semana de septiembre, el presidente de EEUU volvió a publicar en la red Truth Social un vídeo falso generado por IA en el que se promocionaba “hospitales de ‘camas medicalizadas [med beds]’”. Trump ya había difundido contenidos generados por IA antes, la diferencia con este último es que él mismo aparecía hablando. “Todos los estadounidenses recibirán pronto su propia tarjeta de ‘cama medicalizada’”, decía en el Despacho Oval la representación de Trump generada por IA. “Con ella, tendrán acceso garantizado a nuestros nuevos hospitales dirigidos por los mejores médicos del país, equipados con la tecnología más avanzada del mundo”, aseguraba.

Las ‘camas medicalizadas’ forman parte de una teoría de la conspiración difundida desde los círculos de la extrema derecha estadounidense. Según una de sus versiones, el gobierno y/o un grupo de estadounidenses adinerados tienen acceso a unas ‘camas medicalizadas’ capaces de curar casi todas las enfermedades y de las que no quieren que se sepa.

Conspiraciones y equívocos

Dejando de lado esa teoría de la conspiración, la publicación de Trump suscitó otras preguntas. ¿Cree Trump, de 79 años, que el vídeo lo muestra anunciando hospitales con ‘camas médicas’? ¿Cree el presidente que dio un discurso sobre ‘camas médicas’ en la Casa Blanca? ¿Cree Trump que su gobierno está a punto de enviar “tarjetas de ‘cama médica’” a todos los ciudadanos de EEUU?

La publicación terminó siendo eliminada, pero el desconcierto permanece. La respuesta de la Casa Blanca no ha contribuido a disipar la confusión. “Creo que el presidente vio el vídeo y lo publicó, y luego lo eliminó”, dijo más tarde Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, cuando le preguntaron sobre el tema. “Y tiene derecho a hacerlo, son sus redes sociales; él es increíblemente transparente, como todos ustedes saben; se comunican con él directamente a través de las redes; le gusta compartir memes, le gusta compartir vídeos, le gusta republicar cosas de otras personas que publican en las redes y creo que es muy revitalizante tener a un presidente tan franco y abierto”, despejó.

Las palabras de Leavitt no ayudaron mucho a explicar por qué Trump había publicado el vídeo falso. Aunque, en realidad, este es solo el último ejemplo del cada vez más extraño comportamiento del inquilino de la Casa Blanca. Como le ocurrió a su predecesor Joe Biden, la agudeza mental de Trump se ha puesto en duda en los últimos meses.

Durante un reciente discurso en la Casa Blanca, y en contra de la mayoría de pruebas científicas, Trump sostuvo que el Tylenol [una popular marca de paracetamol en EEUU] podría contribuir al autismo si las mujeres lo tomaban durante el embarazo y habló, de forma confusa, sobre “ciertos elementos de genialidad que se pueden transmitir a un bebé”.

Mientras anunciaba 13 subvenciones para investigar el autismo, Trump dijo: “Tienen que actuar con rapidez; ellos, ellos… cuando la alternativa es que no puede pasar nada malo, hagámoslo ahora; se lo acabo de decir a Bobby [el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr] y al grupo, hagámoslo ahora; no puede pasar nada malo, solo pueden pasar cosas buenas”.

Una semana antes, durante una rueda de prensa con el primer ministro británico Keir Starmer, Trump confundió Albania con Armenia mientras hablaba del acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán, un error que Trump también había cometido hablando en Fox News.

De vuelta al mundo de las redes, Trump escribió en Truth Social que le habían “informado” de un tiroteo en una iglesia mormona de Míchigan con cuatro muertos. “La Administración Trump mantendrá informado al público, como hacemos siempre”, escribió.

Y, efectivamente, publicó más información en redes, pero no eran novedades sobre la tragedia en curso de Michigan. Tres horas después del primer comentario, compartió un vídeo de un conjunto de accesorios y elementos decorativos dorados. “Algunos de los elementos de oro de 24 quilates de mayor calidad utilizados en el Despacho Oval y la Sala del Gabinete de la Casa Blanca”, escribió. “Los líderes extranjeros, y todos los demás, se quedan boquiabiertos cuando contemplan la calidad y la belleza. ¡El mejor Despacho Oval de la historia, en términos de éxito y de aspecto! Presidente DJT”.

Ese día, Trump no volvió a comentar el tiroteo de Míchigan en redes. Sí las usó para quejarse de la nueva regla impuesta por la NFL [la liga de fútbol americano de EEUU] sobre el saque inicial de los partidos.

La fijación con las escaleras

Además del confuso comportamiento de Trump en Internet, sus apariciones en persona también se han vuelto extravagantes. El martes, convocó a los principales mandos militares del país a un encuentro en Virginia. Dirigiéndose a ellos, alabó con voz agotada sus supuestos éxitos, elogió el bombardeo estadounidense de una instalación nuclear iraní (algo que puede haber violado el derecho internacional) antes de decir: “Estados Unidos vuelve a ser un país respetado; con Biden no nos respetaban; le veían caerse por las escaleras todos los días; todos los días, el tipo se caía por las escaleras”.

“Yo dije ‘no es nuestro presidente, no podemos tolerar eso’; soy muy cuidadoso, ya saben, cuando bajo las escaleras, como estas escaleras, soy muy… Camino muy despacio; nadie tiene que batir ningún récord, solo hay que intentar no caerse, porque no sale bien; algunos de nuestros presidentes se han caído y eso ha pasado a formar parte de su legado”, añadió.

“No queremos que eso pase; hay que caminar con calma y tranquilidad; no hay que batir ningún récord; tranquilo, tranquilo cuando bajes, pero no, no bajar las escaleras a saltos; eso es lo único que puedo decir de Obama, no le tuve ningún respeto como presidente, pero bajaba las escaleras a saltos, nunca vi nada igual, da, bop, bop, bop, bajaba las escaleras sin agarrarse; yo decía ‘es genial, pero no quiero hacerlo’; supongo que podría hacerlo, pero al final pasan cosas malas y basta con que pase una vez, pero él hizo un trabajo pésimo como presidente”.

En el mismo discurso, Trump dijo que ciudades como San Francisco, Chicago, Nueva York y Los Ángeles eran “lugares muy inseguros”. “Vamos a enderezarlas una por una”, añadió. A continuación, mencionó de pasada un comentario que dijo haberle hecho a Pete Hegseth, el recién nombrado secretario de Guerra. “Deberíamos usar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestro ejército”, dijo.

El discurso suscitó una preocupación inmediata, incluso entre antiguos militares. “Uno de los acontecimientos más inquietantes y extraños que he presenciado nunca”, dijo a la cadena MSNBC el general retirado Barry McCaffrey, en declaraciones sobre la actuación de Trump. “El presidente parecía incoherente, agotado, furiosamente partidista, a veces estúpido, divagando, incapaz de mantener un hilo de pensamiento”, añadió.

El discurso de Trump fue suficiente para que la congresista del Partido Demócrata y representante por Pensilvania Madeleine Dean se enfrentara este miércoles en Washington a Mike Johnson, presidente republicano de la Cámara de Representantes. “El presidente está desquiciado, no está bien”, dijo Dean a Johnson durante un encuentro filmado por periodistas. “Bueno, mucha gente en el bando de usted también lo está”, respondió Johnson, sin ninguna preocupación aparente.

Traducción de Francisco de Zárate.