
Trabajadoras con lipoatrofia semicircular en la CNMV: “Nos obligan a ir al lugar que nos está enfermando”
Cuatro empleadas con la patología de los ‘edificios inteligentes’ consideran que el organismo público ha dado «poca importancia» a la enfermedad durante años y denuncian sus reticencias al teletrabajo
La CNMV tiene más de una treintena de empleadas con lipoatrofia semicircular, a las que exige empeorar para teletrabajar
“Creo que tengo las piernas igual”. Cuando Milagros (nombre ficticio) vio los síntomas de la lipoatrofia semicircular que estaban diagnosticando a varias de sus compañeras en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), se dio cuenta de que lo que pensaba que podía ser “la edad” o la necesidad de hacer “más ejercicio” no era tal. Se trataba de un trastorno ligado a los llamados ‘edificios inteligentes’ que genera depresiones subcutáneas, principalmente en los muslos, y que ya alcanza a más de una treintena de empleadas del organismo público, como ha desvelado elDiario.es. Cuatro trabajadoras entrevistadas por este medio explican la “inquietud” de la plantilla y critican la “poca importancia” que la CNMV ha dado a la enfermedad durante años.
“No es una celulitis, es algo que visualmente impacta”, dice Clara, otra de las empleadas afectadas por este trastorno, con una pérdida de grasa en la pierna que llegó a ser muy acentuada, “un agujero”. “Lo podías tocar con el vaquero”, dice a modo de ejemplo. Tampoco Clara es su nombre real, ya que las cuatro empleadas a las que se refiere este reportaje han pedido guardar su anonimato para evitar posibles represalias.
Los primeros diagnósticos ligados a la sede de la entidad, en el Edificio Edison de la capital, llegaron a finales de 2019. La primera trabajadora que lo tuvo pasó “un periplo” hasta que se le reconoció la patología, pero inmediatamente surgieron dos casos más. Entonces, ya se considera “que las lesiones están relacionadas con el entorno de trabajo”, recoge el protocolo sobre lipoatrofia semicircular de la Comunidad de Madrid. La CNMV tuvo que iniciar la búsqueda activa de casos y fueron surgiendo más afectadas.
Mónica es de las que vio las marcas en sus piernas, ya con más casos en la plantilla, y pidió rápidamente que la revisaran. “Me lo diagnosticaron enseguida. Yo también tenía la coloración de la piel más oscura en esa zona”, indica. Le “había tocado”, el temor de muchas trabajadoras de la CNMV que se miran con frecuencia las piernas por si aparece alguna lesión.
Cada vez son más, de momento todas mujeres, en una patología que les afecta más que a los hombres. En 2025 ha habido un gran aumento de diagnósticos, 22 trabajadoras de un total de 33 afectadas. Se suman otras dos trabajadoras del Edificio Edison externalizadas, empleadas por otras compañías, y cuatro empleadas de la CNMV con lipoatrofia que han abandonado el organismo. En total, ya alcanzan las 39.
Fuentes de la CNMV afirman que el organismo “comparte la preocupación que esta situación genera”, para lo que están desplegando varias medidas, que, indican, “se han reforzado” este año. “Todas las actuaciones que hemos realizado han seguido criterios clínicos y técnicos, y han sido recomendadas, validadas y supervisadas por expertos en estas materias. En definitiva, han ido más allá de lo que marcan esos protocolos”, responden en la entidad presidida desde el pasado diciembre por Carlos San Basilio.
Medidas que “marcan” y reticencias al teletrabajo
Además de la tardanza en sustituir el mobiliario o en incluir el análisis de la lipoatrofia en el reconocimiento médico anual, ambas implementadas en 2023, las trabajadoras consideran que las medidas “se han quedado cortas” dado que el incremento de casos no cesa. “Nos cambiaron la mesa metálica por otra de madera, nos pusieron una alfombra de caucho para aislarnos del suelo, cambiaron la silla… Pero en realidad luego tenemos separaciones con respecto a las mesas de los compañeros que siguen siendo de metal, armarios de metal… Todo se queda corto”, opina Milagros.
Varias trabajadoras subrayan, además, que las afectadas por lipoatrofia quedan “marcadas” a simple vista, ya que son aquellas con mesa y sillas diferentes para intentar prevenir la enfermedad. “Es injustísimo. Deberían de haber hecho una reforma a todos, o al menos por plantas o tramos, pero todos iguales. Así se ve claramente y a mí me da igual, pero entiendo que hay gente que a lo mejor no le gusta que lo sepan los demás”, añade Milagros.
Para algunas, la gota que colmó el vaso ha sido la política de teletrabajo al 100% que ha anunciado la CNMV para las afectadas por lipoatrofia este mes, tras años negándose a esta posibilidad. El protocolo exige a las afectadas empeorar en su patología para poder optar a la medida, una condición que en la CNMV defienden. “Creemos que no puede aplicarse sin condiciones, pues debe perseguir un objetivo clínico: comprobar si las personas afectadas por lipoatrofia mejoran o empeoran cuando dejan de estar expuestas durante un largo periodo de tiempo al centro de trabajo”, responden a este medio.
Las trabajadoras denuncian que este requisito supone que empleadas ya diagnosticadas por esta enfermedad laboral deben seguir exponiéndose al riesgo que ocasionó su patología y, más allá de eso, empeorar de facto en sus lesiones. “Nos obligan a ir al lugar que nos está enfermando”, denuncia Patricia. “Están incumpliendo el artículo 15 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales”, que obliga a los empresarios a evitar los riesgos a sus trabajadores, añade.
“Es una exposición innecesaria a un riesgo que está probado que causa el edificio, no se puede entender lo mires por donde lo mires”, lamenta la trabajadora, que acaba de ser sancionada por la CNMV con tres días de empleo y sueldo por negarse a acudir a la oficina. Patricia reclamó el teletrabajo total, que la entidad le negó y tampoco consiguió por la vía judicial. Fuentes del organismo público indican que no han tenido “más remedio que actuar, ya que las normas deben ser iguales para todos los afectados, sin excepciones”. La sanción ha sido recurrida por el abogado de la trabajadora, Juan Rubiño, de la cooperativa Red Jurídica, que insiste en pedir que la CNMV “recapacite” y permita el teletrabajo al 100% a las afectadas mientras siga habiendo nuevos casos.
“Si hubiera hombres afectados, la gestión habría sido distinta”
Las cuatro trabajadoras, diagnosticadas en distintos momentos, coinciden en criticar la “lenta” respuesta de la CNMV ante la emergencia de lipoatrofia en su sede, que achacan en parte a la habitual demora en la respuesta de algunas administraciones públicas. Pero, además, denuncian una gestión que –sobre todo en un inicio– se caracterizó por “restar importancia” a la patología y a los diagnósticos, lamentan.
“Me molestaba un poco la actitud de que parecía que este tema no era relevante y no requería medidas urgentes ya”, opina Clara, en referencia a 2022, cuando ya había bastantes casos, la CNMV había obligado al personal a regresar a la oficina tras un año y medio de teletrabajo por la pandemia y no había aún implementado cambios esenciales, como el mobiliario de metal al que seguían sometidas las afectadas (que se renovó en 2023), por ejemplo. “Los meses de pandemia que no estábamos en la oficina habría sido un buen momento para hacer obras”, apunta Mónica, al igual que Milagros, que denuncia que “no hicieron nada, dejaron pasar el tiempo”.
En los últimos tiempos varias trabajadoras perciben cierto cambio, “más concienciación” del problema, que no saben si adjudicar a la nueva cúpula o a que la inquietud de la plantilla se ha disparado con el estallido de casos de este año. “Hay gente sublevándose, que no quiere ir a una planta determinada porque hay más lipoatrofia”, dice una de las empleadas.
Varias trabajadoras consideran que el hecho de que la enfermedad afecte mayoritariamente a mujeres ha contribuido a que en la dirección de la CNMV, muy masculinizada, dieran menos importancia al problema. “Los que mandan son sobre todo hombres y sí hemos visto una actitud de: para qué me voy a gastar el dinero en esto”, considera Milagros. “Si la enfermedad afectara por igual a hombres y mujeres, el tratamiento en la CNMV habría sido distinto”, sostiene otra de las afectadas.
Mónica considera que la feminización de la enfermedad extendió un poco un clima de “eso que os pasa a vosotras” entre los compañeros, algunos con más y menos interés, pero que hasta el momento no se han sentido interpelados por el brote de lipoatrofia. “Muchos compañeros ni se revisaban y estoy convencidísima de que también hay hombres afectados”, sostiene. En algunos casos, la actitud hacia las diagnosticadas ha sido “muy poco empática”, lamenta Mónica. “Un poco el ya están las pesadas de la lipoatrofia. Y, oye, que esto me afecta a mí así, pero a lo mejor a ti te está afectando de una manera menos visible, pero más grave”, sostiene.