
La diversidad y la igualdad necesitan una saludable dosis de tenacidad
Hoy, dos de cada tres europeos apoyan la igualdad de derechos para las personas LGBTIQ+. Pero el progreso es frágil: los episodios de acoso motivados por el odio contra ellas han aumentado casi un 20% desde 2019
Miles de personas defienden en la calle los derechos LGTBIQ en el Orgullo de Budapest a pesar del veto del ultra Orbán
98 días. Fue lo que se tardó en volver al punto de partida. El 28 de junio estaba en Budapest, donde cientos de miles de personas participaron en el Orgullo, marchando por la libertad frente al miedo y la discriminación. A pesar de una prohibición policial, llenaron la ciudad con los colores del arcoíris. Personas alegres, pacíficas, sin miedo. Lo vi con mis propios ojos. La convicción de que la diversidad, la generosidad y la humanidad prevalecerían. Sin embargo, 98 días después, el 4 de octubre, vimos nuevamente a miles de personas obligadas a desafiar otra prohibición gubernamental para desfilar en el Orgullo de Pécs, por esa misma libertad. Representan todo lo bueno de Europa, apertura, inclusión y, sí, una buena dosis de tenacidad.
La lección está clara: el progreso nunca puede darse por sentado. La Comisión ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por normas nacionales que discriminan a las personas en función de su orientación sexual e identidad de género. El caso aún se encuentra en curso de deliberación, y confiamos en que prevalecerá la justicia.
Todas las personas deben poder sentirse seguras y libres de ser ellas mismas. Algunas nacen mujeres, otros hombres, y hay quienes no encajan completamente en estas categorías. Las personas son lo que son, es así de sencillo y, a la vez, complejo. Esta diversidad no es una amenaza, es una fortaleza y algo que celebrar y proteger. En esto se basa una verdadera Unión de la Igualdad. Ser uno mismo debería ser tan natural como respirar, y nadie debería sentirse «menos» por ser quien es.
Hoy, los derechos y las libertades están siendo puestos a prueba en todo el mundo. Una nueva ola de oposición contra la igualdad de género y los derechos de las personas LGBTIQ+ está avanzando a través del planeta, incluso en lugares donde parecía que estas luchas eran cosa del pasado. También aquí, en la Unión Europea.
Los europeos tienen grandes expectativas en la UE. Especialmente cuando se trata de los valores que vemos en nosotros mismos al mirarnos al espejo: amabilidad, honestidad y respeto por los demás, especialmente por quienes son diferentes.
Una cosa está clara: la UE nunca le dará la espalda a la comunidad LGBTIQ+, porque la intolerancia es un veneno que, si no se controla, se propaga por nuestras sociedades.
Los europeos esperan que cumplamos estas promesas. Nuestra generación debe ser la guardiana firme de estos derechos.
Como comisaria europea de Igualdad, defenderé incansablemente esta simple verdad que está al centro de los valores europeos: el derecho a ser uno mismo, a amar sin disculpas y a expresarse sin miedo.
La libertad y la igualdad también sirven al interés común. Mantienen nuestras democracias vibrantes y nuestras economías fuertes. Según la OCDE, la discriminación basada en la orientación sexual le cuesta a la UE casi 90 millones de euros en PIB cada año.
Cuando empoderamos a las personas LGBTIQ+, liberamos todo el talento de nuestros ciudadanos. La diversidad no es una carga: es el motor de la innovación, la creatividad y la competitividad.
Hace cinco años, la UE lanzó su primera Estrategia para la Igualdad de las Personas LGBTIQ. Fue un hito importante: una postura clara contra el odio y la discriminación. Desde entonces, la aceptación social ha ido en aumento y las personas LGBTIQ+ viven más abiertamente su identidad. Hoy, dos de cada tres europeos apoyan la igualdad de derechos para las personas LGBTIQ+. Pero el progreso es frágil: los episodios de acoso motivados por el odio contra las personas LGBTIQ+ han aumentado casi un 20% desde 2019.
Hoy presento una nueva Estrategia para la Igualdad de las Personas LGBTIQ+ para los próximos cinco años. El objetivo es claro: proteger a las personas LGBTIQ+ de la violencia, que puedan vivir libres e iguales, e implicar a la sociedad para lograr una mayor igualdad. Esta no es la lucha de una sola comunidad, es la lucha de todos nosotros. Esta Estrategia trata de más derechos y más inclusión, nunca contra alguien, nunca a costa de nadie.
Combatirá las prácticas de conversión dañinas, desde la violencia física y sexual hasta el abuso verbal y la humillación. También luchará contra el odio en línea, porque alimenta la violencia en el mundo real.
Creo que la mayor fuerza de Europa es nuestra capacidad para unirnos y exigir un futuro mejor para todos. Una Unión que reconoce la dignidad de cada persona y nunca deja de esforzarse por mejorar.
Una Europa sin personas LGBTIQ+ no sería Europa. La diversidad y la igualdad: en ellas reside la fuerza de Europa.