¿Dónde está la tecnología con más potencial de España? Este es el plan del Gobierno para evitar la fuga de startups

¿Dónde está la tecnología con más potencial de España? Este es el plan del Gobierno para evitar la fuga de startups

La ‘SEPI digital’ suma sus primeras 10 inversiones en empresas tecnológicas estratégicas con el objetivo de ayudarlas a crecer y mantenerlas en sus territorios

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Cuando se le pregunta a los principales actores de la industria tecnológica europea por qué las startups locales tienen tan difícil llegar a convertirse en gigantes del sector, una parte de la respuesta siempre trata de dinero. Acceso al capital que les permita crecer. “El apetito por el riesgo es mucho mayor en EEUU que en el europeo medio. Tienen más capital riesgo y todo el ecosistema, todos los ingredientes que necesitas para dar grandes impulsos cada vez que hay una nueva tecnología, como la inteligencia artificial”, explicaba el cofundador de una startup de ciberseguridad belga en un reciente reportaje de este medio.

La falta de ese capital riesgo europeo no solo provoca que las tecnológicas jóvenes tengan más dificultades para crecer, sino que también permite a los fondos estadounidenses pescar los peces europeos más apetecibles y llevárselos a su territorio.

El mercado único de capitales en el que trabaja Bruselas sería una solución a este problema, pero lleva años bloqueado. España ha ido proponiendo medidas para sortearlo, una de las cuales ha entrado en acción este año y tiene que ver con el acceso al capital de las startups. Funciona como un andamiaje público que soporta parte del riesgo mientras la tecnología de estas empresas se desarrolla, incentivando a otros inversores a unirse.

Se trata de la SETT. Son las siglas de Sociedad Española para la Transformación Tecnológica, una empresa pública creada para invertir directamente en startups estratégicas. “Nuestro objetivo es generar soberanía tecnológica”, avanza su director, Jorge Ponce. “Que esa tecnología se quede en el territorio y no venga un fondo extranjero, como ha ocurrido en el pasado, compre la empresa y se lleve la tecnología fuera”, añade.

La SETT comenzó sus inversiones en enero de 2025 y ha cerrado hasta el momento su entrada en el capital de 10 startups, por un importe total de unos 150 millones de euros. Una serie de operaciones que han empezado a dibujar el mapa de la tecnología con más potencial de España.

La SETT funciona de manera similar a como lo haría un fondo soberano. No otorga subvenciones, sino que opera mediante un estricto procedimiento de coinversión. Esto significa que la entidad está obligada a invertir en empresas junto con inversores privados, nunca en solitario, y alcanzando como máximo el 49% del capital que se suscriba. La idea es precisamente empujar a esos inversores a apoyar a las startups bajando el riesgo de las operaciones, ya que este es compartido por el Estado.

“Buscamos tecnologías disruptivas o novedosas, o bien tecnologías que son un poco más maduras, pero que tienen potencial de convertir a la entidad que la tiene en un líder internacional”, detalla Ponce en conversación con elDiario.es. “Cuando identificamos estas oportunidades, buscamos inversores privados que nos puedan acompañar. En la medida que podemos, intentamos que sean inversores españoles e industriales”.

Con este mecanismo, las operaciones en las que ha participado la SETT han movilizado un total de 1.000 millones de euros de dinero público y privado, según los datos que facilita el organismo. La cifra incluye sus actuaciones en otros sectores que también se le ha encargado impulsar, como la industria audiovisual.

Proyectos académicos

Wooptix, la primera startup en la que invirtió la SETT, es un buen ejemplo del modelo. Es una empresa española nacida de la investigación académica en la Universidad de La Laguna (Tenerife) sobre óptica adaptativa, una técnica que se utiliza en astronomía para corregir las distorsiones de la atmósfera y mejorar las observaciones. Wooptix utiliza ese conocimiento para monitorizar con una precisión subnanométrica (por debajo de una milmillonésima parte de un metro) que las obleas de silicio donde se imprimen los chips sean perfectamente planas.

La empresa captó algo más de 10 millones de euros, de los que 4 los puso la SETT. El resto vino de inversores como Samsung, el segundo productor de chips del mundo; o Tokyo Electron, que fabrica equipos para la producción de semiconductores y pantallas planas. “La tendencia de las de las fábricas de chips es ir a obleas cada vez más grandes. Pero cuanto más grande, más difícil es que sea perfectamente plana y mayor riesgo de que haya partes no utilizables”, explica Ponce.


De izquierda a derecha, el rector de la Universidad de La Laguna, Francisco García; el director de Wooptix, José Manuel Rodríguez; y el ministro para la Transformación Digital, Óscar López, de quien depende la SETT.

Varias de las inversiones de la SETT tienen relación con los chips. La empresa ha integrado en una sola estructura varios programas de ayudas, de los que el principal es PERTE Chip, dotado de 12.500 millones de euros de los fondos de recuperación. En total, dispone de 16.000 millones de euros para sus actuaciones.

En ese marco se enmarcan también las inversiones anunciadas en Murcia y Vigo. En Murcia, la empresa ha participado en una ronda de financiación de Quantix, una startup que se enfoca en el diseño de chips ciberseguros con el objetivo de permitir identificar si el chip ha sido alterado, un factor clave para sectores críticos como ciberseguridad y defensa. La SETT ha invertido 20 millones de euros en este proyecto.

Sparc, por su parte, ubicada en Vigo, será la primera fábrica de chips fotónicos en España y producirá circuitos integrados fotónicos. Estos chips utilizan la luz para procesar datos, lo que permite un mayor ancho de banda y la miniaturización de componentes. Aquí la operación ha llegado hasta los 17 millones de euros.

Una gran esperanza en la IA

La mayor inversión hasta el momento ha sido la de Multiverse, con casi 60 millones de euros. Es una empresa vasca de inteligencia artificial que se enfoca en hacer que los grandes modelos de lenguaje sean mucho más eficientes y sostenibles. Lo consigue reduciendo drásticamente su tamaño, hasta en un 97%, con una pérdida mínima de precisión. Esto hace que sean entre 4 y 12 veces más rápidos, reduce los costes y posibilita que el modelo se pueda operar desde dispositivos pequeños como teléfonos móviles, sin necesidad de recurrir a los gigantescos centros de datos que suele requerir esta tecnología.

Su ronda de financiación alcanzó los 185 millones de euros en total, de los que una parte llegaron de empresas como HP o Toshiba.

“El equipo de Multiverse ha resuelto un problema profundamente complejo con implicaciones de gran alcance. La empresa está bien posicionada para ser una capa fundamental de la infraestructura de IA. Multiverse representa un avance espectacular para la implementación y aplicación global de modelos de IA, permitiendo una IA más inteligente, económica y ecológica. Esto es solo el comienzo de una enorme oportunidad de mercado”, ha declarado Damien Henault, director general de Forgepoint Capital International, otro de los fondos participantes.

La SEPI digital

La entrada en el accionariado de las empresas a las que apoya la SETT le granjeó el sobrenombre de SEPI Digital. Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre ella y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales. “Nuestro plan es ayudar a que estas empresas se puedan convertir en multinacionales y luego desinvertir”, avisa Jorge Ponce. “No tenemos intención de participar en la gestión del día a día de las compañías más allá de ejercer nuestros derechos para que se queden en el territorio”.

“Solo en el caso de que sea considerada una tecnología muy estratégica”, continúa el director de la SETT, “se valoraría en el Consejo de Ministros conservar una participación minoritaria, en torno al 10%”.

La nueva empresa pública ya trabaja en nuevas operaciones, algunas de ellas de “cientos de millones”, adelanta su responsable. Los próximos meses servirán para medir hasta qué punto este modelo de coinversión puede atraer capital privado y convertir la apuesta pública en un verdadero tejido industrial tecnológico.