
Lucas Marco, periodista: “Sin la jueza de la dana no tendríamos documentación que la sociedad valenciana merece conocer”
El redactor de la edición valenciana de elDiario.es publica ‘20.11. Reconstrucció judicial al minut de la catàstrofe de la dana’ (Sembra Llibres), una minuciosa crónica de la tragedia del 29 de octubre
Un año después de la dana del pasado 29 de octubre, el goteo de información resulta casi diario. Desde un video que revela que el president Carlos Mazón era conocedor del riesgo del barranco de Poyo y, aun así, se fue a comer al Ventorro, donde permaneció incomunicado durante horas, hasta que la cúpula de Emergencias estaba en un consejo de administración en pleno aviso rojo. Cada día se conocen aspectos nuevos de la catastrófica gestión política.
Informaciones, todas, que comprometen las versiones, a menudo vagas y escasas, cuando no directamente contradictorias, de lo que sucedió aquel día, según el president de la Generalitat. Mientras el aniversario de la catástrofe se acerca, vuelven las lluvias y las alertas, y la indignación popular no amaina.
Lucas Marco, periodista de tribunales de la edición valenciana de elDiario.es, hace casi un año que cubre cada nuevo hallazgo, las declaraciones de testigos, los informes periciales y el día a día de la instrucción de la causa. De resultas de su investigación, Marco publica con la editorial Sembra Llibres 20.11. Reconstrucció judicial al minut de la catàstrofe de la dana, una crónica detallada de los acontecimientos de aquel fatídico día. El resultado es una voz periodística que escribe con nervio y responsabilidad sobre uno de los acontecimientos más traumáticos de la historia reciente del País Valenciano.
¿Por qué crees que es importante que un libro reúna todo lo que pasó aquel día? ¿Por qué optar por el formado ‘minuto a minuto’?
Es una catástrofe con 229 muertos (según el último recuento) y con unos daños descomunales también. Es lógico que quede un rastro documental y periodístico de los hechos. Y en cuanto a la segunda pregunta: es complejo. Incluso antes de que se judicializara el tema de la dana, yo ya pensaba que lo más importante era la cronología. Del mismo modo que en un caso de homicidio la clave pueden ser las pruebas de ADN o en un sumario de corrupción las comisiones rogatorias y las escuchas telefónicas, en este caso es la cronología. Me parecía muy importante establecer una cronología de todo lo que pasó y que fuera exacta y acotada a los hechos del 29 de octubre.
En el día a día de la redacción del diario, cuando lees los informes de la causa o las declaraciones de los testigos, muchas veces puedes perderte en la avalancha de documentación. Y con un trabajo cronológico más pausado, puedes entender muchas claves relevantes.
Del mismo modo que en un caso de homicidio la clave pueden ser las pruebas de ADN o en un sumario de corrupción las comisiones rogatorias y las escuchas, en este caso es la cronología
¿Crees que quedan muchas cosas por descubrir en esta causa, o se puede pensar que todo empieza a estar bastante claro, con la documentación de este libro?
Las dos cosas. Todavía quedan cosas por saber, pero tenemos bastante material documental, que nos da una idea clara de lo que pasó. Evidentemente, la instrucción está en marcha, y hasta que no haya una sentencia firme —si es que la hay, de aquí a muchos años—, no tendremos una verdad judicial. Pero hay que decir que, si la dana no se hubiera judicializado, y sin el papel fundamental de la jueza instructora, Nuria Ruiz Tobarra, no habríamos tenido acceso a mucha documentación que la sociedad valenciana merece conocer, teniendo en cuenta el nivel catastrófico de muertes y de dolor que se ha sufrido. Y más con la opacidad por parte del Gobierno valenciano, y todo el rastro de mentiras y manipulaciones que se han dicho y se han ido matizando a medida que les íbamos ‘pillando’.
Con el accidente del metro, las autoridades de aquel momento dijeron que había sido inevitable, y se tardó muchísimo en demostrar que había responsabilidades. Con la lectura de tu libro, aquel hecho vuelve a la mente del lector cuando se da cuenta de que el 29 de octubre era la tormenta perfecta: casi nadie estaba en el lugar en el que tenía que estar, haciendo lo que tenía que hacer. ¿Ves vínculos entre un acontecimiento y el otro? ¿La dana fue una tormenta perfecta?
En cierto modo sí, porque no podría decir nada que se hiciera bien por parte de quien gestionaba la emergencia, la Generalitat Valenciana. Efectivamente, es una tormenta perfecta, porque, desgraciadamente, no se advierte a la población con suficiente antelación. Tengo la suerte de compartir espacio profesional en el ámbito del periodismo de tribunales con Laura Ballester, compañera del diario Levante-EMV y autora de un libro sobre el accidente del metro publicado en Sembra [Lluitant contra l’oblit]. Con ella lo he hablado bastante: hay paralelismos. Por ejemplo, en el trato que se da a las asociaciones de víctimas o en la judicialización de un presunto delito de homicidio imprudente. Sin olvidar que el partido que gobernaba cuando pasó el accidente del metro es el mismo que gobierna ahora, con otras caras y otros protagonistas.
No podría decir nada que se hiciera bien por parte de quien gestionaba la emergencia, la Generalitat Valenciana
El tono de 20.11 opta por cierta distancia respecto a la magnitud de la tragedia. Por un lado, es una voz propia del ejercicio periodístico, pero, por otro, el aniversario de los hechos genera cada vez más indignación popular. ¿Por qué hay que adoptar este tono más objetivo y neutro?
En mi día a día en la redacción intento establecer esa distancia, a pesar de que es normal que, ante tal tragedia, siempre haya un componente emocional. Por otro lado, hay un periodismo que no me interesa, más asociado a las televisiones, que cae en un sensacionalismo que, desde la óptica del periodismo de tribunales y de investigación, no favorece el entendimiento de los hechos. Para mí, es más importante establecer una cronología basada en informes contrastados y oficiales, así como en testigos que presenciaron lo sucedido y los han relatado ante una jueza, con la teórica obligación de decir la verdad.
El periodista Lucas Marco, autor de ‘20.11. Reconstrucció judicial al minut de la catàstrofe de la dana’.
Muchas veces, ante algo tan grave, es difícil recordar el momento exacto en el que pasó cada evento, pero cruzando las declaraciones de los testigos y los informes se puede ir estableciendo qué sucedió realmente. Cuando trabajaba en el libro –en periodo vacacional, porque el ritmo frenético de la redacción no te deja pensar demasiado–, fui ordenando los hechos reseñables con la hora de cada uno en negrita. Era un método para ordenar y no mezclar acontecimientos. Pero cuando vi el borrador del manuscrito, pensé que la negrita de cada hora ayudaba a la lectura, porque se lee mientras se avanza cronológicamente. El objetivo de aquella voz y de la estructura que lo acompaña era darle un ritmo más trepidante que facilitara que el lector no se desenganchara de la lectura.
Ante algo tan grave, es difícil recordar el momento exacto en el que pasó cada evento, pero cruzando las declaraciones de los testigos y los informes se puede ir estableciendo qué sucedió realmente
¿Qué lectura haces de la cobertura mediática que han hecho los medios, no solo de aquellos momentos, sino de los hechos posteriores un año después?
Todos los medios del País Valenciano se han volcado en la cobertura de la dana. En un primer momento, la televisión y la radio autonómicas hicieron una cobertura muy buena, haciendo gala del papel de servicio público que tienen encomendado por ley. Pero ha cambiado mucho desde que el actual Gobierno tomó el control de À Punt. También he echado de menos cierto periodismo de investigación con el tema de la dana. Hay muchas cosas que han salido a la luz más por los informes de la instrucción que por el papel de los medios de comunicación.
Ahora que se cumple un año, ¿crees que un acontecimiento como la dana puede volver a pasar o hay razones para pensar que se actuará de otro modo?
Es duro decirlo, pero ha costado un número increíble de muertes que todo esto se tome en serio. Repasando la documentación en que se basa este libro, encontré claves interesantes, como el hecho de que el jefe del Consorcio Provincial de Bomberos, en su declaración en la comisión de estudio de la Diputación de València, incidía en que puso muchas objeciones para enviar el Es-Alert por el posible efecto estampida.
El libro reconstruye minuto a minuto la catastrófica gestión de la dana del pasado 29 de octubre.
También hay que recordar la polémica que, un año antes, había tenido lugar en Madrid, cuando se envió un Es-Alert y después no pasó nada grave. Una polémica política bastante absurda que cierta prensa de derechas madrileña resumió en aquello del “pitido orwelliano”. El marco mental y político de esa polémica estaba vigente en el Cecopi y tuvo cierto peso. No digo que hubiera una relación de causa-efecto, pero sí creo que aquel marco mental se ha abandonado.
Obviamente, el Mediterráneo es una zona cero del cambio climático y la gestión de las emergencias se tiene que adaptar
Son muy comunes en otros países más acostumbrados a grandes emergencias, como por ejemplo Japón, tanto los avisos y las recomendaciones a la población como la cultura de la prevención. En un informe que elaboró el vicepresidente segundo, Francisco José Gan Pampols, sobre propuestas de reforma de los protocolos de emergencias hay ideas interesantes, porque obviamente el Mediterráneo es una zona cero del cambio climático. Por lo tanto, la gestión de las emergencias se tiene que adaptar irremediablemente.