
«Está todo el mundo como loco poniendo silicona»: las lluvias dejan pérdidas de un millón en pequeños negocios de Ibiza
Los propietarios de pastelerías, náuticas, estancos y otros establecimientos se han dirigido a aseguradores y al Consorcio de Compensación de Seguros y esperan que un perito se acerque a calcular los daños provocados por las inundaciones
El cemento fue un tapón: por qué la tormenta del siglo arrasó Ibiza
A primera vista, la “psicosis” no es evidente en el barrio de es Pratet. Pero, si uno agudiza la mirada, percibe los sacos en las puertas, los tablones que sirven de barrera y los pegotes de silicona y espuma adheridos con desesperación a ranuras por donde el agua se podría filtrar con facilidad en caso de inundación. No hace tanto tiempo desde el desastre, apenas una semana. Y en la cabeza de los comerciantes y los propietarios de negocios del barrio, pegado al puerto de Ibiza y ses Feixes, ya empiezan a aparecer números en rojo. Todo esto cuando, apenas diez días después de que la borrasca Ex-Gabrielle arrasara con este barrio de Vila, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha vuelto a activar la alerta naranja por riesgo de temporal.
Valeria, Sabrina e Izabella, empleadas de una sala de juegos de la avenida Santa Eulària, la ‘zona cero’ de la catástrofe ibicenca, parecen no haberse quitado todavía las botas de agua. El lodo cubre las baldosas del negocio, donde una veintena de máquinas tragaperras descansan desconectadas. “Casi todas están rotas”, señala Valeria. Acto seguido, se coloca el purillo que fuma en los labios, le da una calada y lo aplasta luego sobre el cenicero posado sobre un mostrador aún manchado de barro. El olor de la estancia es húmedo. A las pérdidas económicas de la maquinaria hay que sumarle lo que costará cambiar el revestimiento de las paredes que hacen que el salón de juegos esté insonorizado, reforma nada barata.
El agua subió medio metro y se cargó parcialmente el sistema eléctrico del local, provocando que la verja metálica que cubre la puerta principal al echar el cierre se quedara bloqueada. Ansiedad. Eso es lo que sintió la trabajadora, quien estaba sola en ese momento, cuando empezó a ver cómo ascendía el agua la mañana del pasado martes, sin poder hacer nada al respecto. Poco después, se pusieron manos a la obra para limpiar el lugar y hasta hoy no han parado. Justo al lado, en el único estanco de esta avenida situada junto al puerto donde atracan los ferrys que hacen la ruta Eivissa-Formentera, la actividad es constante. Nadie sospecharía que hace apenas cuatro días estaba cerrado al público después de que la borrasca ex-Gabrielle les dejara sin luz y ampliara el horario laboral de las dependientas, quienes tuvieron que limpiar el recinto con ayuda de la linterna del móvil. Sus clientes son mayoritariamente turistas que compran desde cajetillas de Marlboro hasta puros habaneros a precio de oro. Pero, con la caja cerrada, las pérdidas son evidentes: por lo menos, unas decenas de miles.
Tragaperras del salón de juegos de la avenida Santa Eulària averiadas tras las inundaciones del martes.
Valeria y sus compañeras de trabajo continúan limpiando un negocio inundado una semana después de la DANA.
Más de un mes de cierre
Antes, hace años, el mar llegaba hasta los pivotes de la parte de la izquierda de la avenida -la contraria al mar- donde hay pequeños negocio como el de Juanito. Su hermano tiene otro en la misma manzana, también dedicado a la náutica. Hace cien años que su familia adquirió y abrió la tienda que ahora luce catastrófica: el barro se entremezcla con objetos inservibles que amigos y familiares, voluntarios del desastre, remojan y secan en tinas en una mesa que han dispuesto en el exterior. El día nublado de este jueves, amenazante, les hace temer un segundo episodio.
El paciente trabajo de limpieza en cadena pretende paliar el gran perjuicio económico de la DANA. Calculan que estarán un mes sin abrir y pérdidas, sino de 800.000 euros, de un millón. Ante la nueva alerta de la Aemet se curan en salud poniendo silicona en los márgenes y, aunque dentro aún reina el caos, el propietario asegura haber presenciado una escena “mucho peor”. Sus antepasados ya ayudaron en el humedal -en la finca de al lado- a víctimas de varias inundaciones que sucedieron durante el siglo XX, como la riada que bajó en 1977 con un peligroso caudal de tres metros de altura con el que tanto se ha comparado Ex-Gabrielle.
La ‘psicosis’ se ha apoderado esta semana, tras una segunda alerta naranja, de los comerciantes de es Pratet
La ruleta de la casa de apuestas perjudicada por la borrasca Ex-Gabrielle
Ahora, el cemento bloquea el curso natural del agua, la construcción del paseo marítimo le quita espacio al Mediterráneo y, de hecho, el 65% del municipio de Vila está construido sobre zonas que podrían inundarse en cualquier momento, como han declarado fuentes municipales. Ahora, tras el escarmiento, los servicios técnicos del Ayuntamiento valoran actuaciones encaminadas a mejorar la capacidad de desagüe y evacuación de agua en puntos concretos del municipio. Entre las medidas previstas está la ampliación del torrente de s’Aigua Llavanera, en la zona del Brisol y es Pratet; la recuperación de las salidas naturales al mar de ses Feixes, hoy cegadas, y el desvío parcial de caudales hacia el colector de pluviales de Can Murtera para aliviar la presión sobre la avenida de Santa Eulària.
El cemento bloquea el curso natural del agua, la construcción del paseo marítimo le quita espacio al Mediterráneo y, de hecho, el 65% del municipio de Eivissa está construido sobre zonas que podrían inundarse en cualquier momento
En la tienda náutica de Juanito mantienen la bomba enchufada para drenar del todo el almacén y poder acceder cuanto antes a otras dos salas de almacenaje que tienen en la parte trasera del negocio. Hasta ahora ha sido imposible porque el nivel del agua era demasiado alto. Se ha celebrado que las pérdidas fueran solo materiales, pero la impotencia de perder todo lo construido durante décadas en “cuestión de minutos” les ha dejado un mal cuerpo generalizado.
Alejandro, encargado de la náutica de al lado del puerto de Vila que ha tenido pérdidas que rondan el millón
Trabajadores, amigos y familiares del negocio náutico llevan ocho días limpiando sin descansar el local aún inundado
El barrio de es Pratet ha ido recuperando la normalidad, pero hay negocios a los que todavía les queda mucho por recuperar de la tormenta. Lo mismo sucede en ses Figueretes, donde algún propietario estima alrededor de 20.000 euros en pérdidas tan solo en mobiliario. Otras de las zonas más castigadas por el temporal siguen teniendo vías inundadas, como las peatonales Carles V y Felip II o algunos puntos de la calle Bisbe Abad y Lasierra.
Los dueños de los comercios se han dirigido ya a sus corredurías de seguros, que enseguida “se lavan las manos”, lamenta Carmen Cárcel, presidenta de la Asociación de Vecinos de es Pratet. Cárcel ha tenido que llamar a fontaneros, electricistas y otros profesionales para solucionar las averías de su pastelería de la calle Pere Francès. Tanto a ella como a la mayoría de comerciantes les han remitido al Consorcio de Compensación de Seguros y esperan ahora un perito. La Cámara de Comercio de Ibiza y Formentera ha manifestado su apoyo a todos los empresarios en un comunicado general, pero los propietarios no tienen mucha fe en recibir una respuesta eficaz. Sobre todo, ponen los ojos en cómo está Valencia un año después de sufrir una DANA mucho peor.
Carmen ha tenido que llamar a fontaneros, electricistas y otros profesionales para solucionar las averías de su pastelería. Tanto a ella como a la mayoría de comerciantes les han remitido al Consorcio se Compensación de Seguros y esperan ahora un perito. No tienen mucha fe
Comercios junto a la avenida principal de la zona portuaria de la ciudad de Eivissa continúan bombeando agua del interior
Los propietarios de los negocios de Vila aplican estos días silicona en las juntas de las puertas para evitar que se filtre el agua en caso de temporal
Gatillazo turístico en varios sectores
El Vibra Tropical Garden, en la calle Ramón Muntaner, vivió uno de los peores momentos provocados por la borrasca. Tres personas necesitaron asistencia sanitaria después tras el desprendimiento de unas rocas sobre el edificio, que tuvo que ser desalojado. Uno de los afectados necesitó hospitalización y las otras dos personas fueron atendidas in situ. En cuanto a la infraestructura hotel, sufrió graves desperfectos. No ha sido el único complejo hotelero al que perjudicaron las inundaciones, sino que el Hotel Pacha y el Ibiza Gran Hotel han tenido que adelantar su cierre a un mes de que acabe oficialmente la temporada turística por los daños del temporal.
El Hotel Pacha y el Ibiza Gran Hotel han tenido que adelantar su cierre a un mes de que acabe oficialmente la temporada turística por los daños del temporal
Las discotecas también han sufrido las consecuencias de las lluvias. Clubes como el DC-10, en Sant Jordi, o el Club Chinois han tenido que lamentar perjuicios y se han visto obligados a cesar su actividad por seguridad de los clientes y del personal. Así como a cambiar las fechas de sus últimas fiestas con los ‘closings’ a la vuelta de la esquina. Al final, han podido reabrir este fin de semana con mucho trabajo de por medio y cierta sensación agridulce.
Las lluvias torrenciales movilizaron a la Unidad Militar de Emergencias (UME) a reforzar 152 efectivos su despliegue en Eivissa, como ya informó elDiario.es, que viajaron desde Mallorca y la Comunitat Valenciana para llegar la misma tarde del desastre y trabajar toda la madrugada. Los militares se centraron en labores de limpieza y achique de agua en viviendas, garajes y viales, especialmente en las inmediaciones del aeropuerto. La principal estación meteorológica, en Vila, registró la insólita cifra de 254 litros por metro cuadrado.
Algunas discotecas se han visto obligadas a cesar su actividad, así como a cambiar las fechas de sus últimas fiestas con los ‘closings’ a la vuelta de la esquina. Al final, han podido reabrir este fin de semana con mucho trabajo de por medio y cierta sensación agridulce
Los dueños de la Náutica Ereso, con cien años de antigüedad, limpian los objetos manchados de barro
Juanito en uno de los almacenes de su comercio, aún inundado por el paso de la borrasca
Daños públicos por más de tres millones
El concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Vila, Jordi Grivé, ha valorado los daños municipales en 3,2 millones de euros, pero aún quedan por cuantificar más consecuencias, señala el Consistorio a elDiario.es. El alcalde, Rafael Triguero, ha señalado que a eso hay que sumarle las pérdidas particulares de comerciantes y vecinos. Hay edificios que no han recuperado la normalidad o funcionan aún con equipos electrógenos y tanques de tormentas. Triguero ha asegurado que se ejecutarán obras en algunas calles de la ciudad con mayor riesgo de inundación con canalizaciones para conducir el agua al mar. Aunque para esto no hay ni siquiera una fecha prevista.
Hay edificios que no han recuperado la normalidad o funcionan aún con equipos electrógenos y tanques de tormentas
El edil también ha explicado que se están terminando de elaborar las bases para las subvenciones del Ayuntamiento destinadas a los afectados para las que aún no se ha estipulado una partida presupuestaria concreta y a las que, asegura, no será “complicado” acceder. Vila decidió el sábado en un pleno urgente y por unanimidad de los partidos reclamar al Consejo de Ministros que declare el municipio como Zona Catastrófica y lo mismo ha hecho este jueves Sant Josep.
Varios cubos de fregar para quitar el barro de las baldosas junto a las estanterías llenas de productos
La dependienta del estanco del puerto, que atiende cada día a cientos de turistas
Los consistorios de estos dos términos municipales, los más afectados de la isla, también han pedido las ayudas previstas en la Ley 17/2015 del Sistema Nacional de Protección Civil. La norma contempla subvenciones a particulares por daños en viviendas y enseres, compensaciones a ayuntamientos por actuaciones urgentes, ayudas a negocios, explotaciones agrarias y pesqueras, y subvenciones para reparar infraestructuras.
Además, prevé exenciones del IBI y reducciones del IAE, así como beneficios fiscales y laborales: moratorias en el pago de la Seguridad Social, prestaciones por desempleo incluso sin cotización previa y exoneraciones a empresas afectadas por fuerza mayor. También se incluyen exenciones en tasas de tráfico para vehículos dañados -se calcula que hay unos 500- y la compensación a los consistorios por la pérdida de ingresos tributarios.
Por su lado, Carmen Cárcel atiende de nuevo a los clientes en su pastelería mientras habla de la psicosis que se ha apoderado este jueves del barrio, para cuando la Aemet había vuelto a declarar la alerta naranja: “Está todo el mundo como loco poniendo silicona, tablones de madera y sacos en las puertas”.