
Estupor al cuadrado con el juez Puente
El “natural estupor” de magistrado Puente porque Ábalos sigue siendo diputado puede que nos ayude a acabar de una vez con esa ficción donde los jueces ni sienten ni padecen y a los demás sólo nos queda aguardar en silencio a que tomen sus decisiones
El juez Puente plantea una reforma que impida a Ábalos ser diputado y la presidencia del Congreso le recuerda que su papel “no es opinar sobre las leyes”
Dicen que reina el estupor en la Corte ante el estupor manifestado por el magistrado del Supremo Leopoldo Puente por el hecho de que José Luis Ábalos siga siendo diputado. El habitualmente prudente instructor se lanza a calificar como “natural” su estupor ante la permanencia como señoría durante la instrucción de alguien imputado por cargos tan graves, unidos además a un ejercicio viciado de la función pública.
El descubrimiento de que hasta el juez más discreto tiene opiniones políticas y dicta sus resoluciones en un contexto social y político que le condiciona e influye ha impactado en una sociedad donde, desde hace años, se nos ha enseñado que los jueces son seres de luz, capaces de compartimentar y desconectar sus creencias y opiniones de sus sentencias y autos, guiados únicamente por la luz del derecho y su leal custodio, el juez Manuel Marchena. Todo lo que no sea profesar esa fe, solo pueden ser ganas de acabar con la independencia judicial y colonizar los juzgados a mayor gloria del ‘sanchismo’.
Una vez recuperado –suponemos– del pasmo que suele genera tamaño estupor, el magistrado llama a la reflexión, mientras le dice al poder legislativo que se aplique a establecer por ley algún mecanismo que impida situaciones semejantes porque el derecho a la presunción de inocencia no debe ser necesariamente obstáculo para, al parecer, ser tratado como culpable; aunque todo esto lo dice por bien y de buen rollo porque, remata el instructor, no es competencia del juez hacer la leyes, sino “aplicar las promulgadas por quienes, en tanto representantes directos del pueblo soberano, tienen la facultad de hacerlo”. Justo como están haciendo con la Ley de Amnistía o hicieron con la ley de Sí es Sí, aplicarlas respetando siempre la voluntad del legislador y sin interferencia política alguna; como todo aquel que no sea ‘sanchista’ puede ver.
En la esencia de la separación de poderes está que se produzca tensión entre esos poderes. Si no la hay, la democracia puede estar en problemas más graves. El poder judicial no es un súper poder. Está sometido al mismo escrutinio y critica que los demás poderes. El “natural estupor” de magistrado Puente puede que nos ayude a acabar de una vez con esa ficción donde los jueces ni sienten ni padecen y a los demás solo nos queda aguardar en silencio a que tomen sus decisiones. No existe nada ni nadie más poderoso en España que un juez. Él puede mandarle a la cárcel. Ni usted ni yo podemos con nuestras opiniones y nuestros naturales estupores.