
La CIA en América Latina, esta película me suena
Con el final de la Guerra Fría pareció que la CIA se retiraba a sus cuarteles de invierno, pero solo cambió de continente (Irak, Afganistán, la «guerra contra el terrorismo»). Ahora con Trump vuelve al «patio trasero» de Estados Unidos. Y a diferencia de entonces, sin ningún disimulo
Tú no te acuerdas porque eres muy joven, pero hubo un tiempo en que la CIA era la mala de la película. De todas las películas, incluso las más comerciales de Hollywood. En el reparto de papeles, el FBI siempre eran los buenos, respetuosos con la ley y con detectives idealistas que capturaban a asesinos en serie, mientras “la Agencia” era retratada como una organización siniestra y secreta, al servicio de intereses inconfesables, con agentes siempre feos (física y moralmente) que disparaban por la espalda o secuestraban en plena calle abriendo la puerta trasera de una furgoneta.
La edad dorada (es un decir) de la CIA fue la Guerra Fría, y muy especialmente en América Latina. En aplicación extrema de la “doctrina Monroe”, América era el patio trasero que había que mantener a salvo del comunismo (y todo era comunismo). Así que la CIA montaba lo mismo un golpe de Estado que una invasión, asesinatos de líderes políticos, armamento y financiación de grupos paramilitares locales, instrucción a torturadores y una cooperación estrecha con las dictaduras que dejó decenas de miles de asesinados, desaparecidos y torturados.
Con el final de la Guerra Fría pareció que la CIA se retiraba a sus cuarteles de invierno, pero qué va: solo cambió de continente. Estuvo en los episodios más oscuros en la llamada “guerra contra el terrorismo”, así como las invasiones de Irak o Afganistán. Se ocupó de las detenciones e interrogatorios al margen de la ley, es decir: torturas y desapariciones.
Ahora sabemos que la CIA vuelve a América Latina, si es que alguna vez se fue: Trump ha autorizado “operaciones encubiertas” en Venezuela, país que lleva casi tres décadas sufriendo injerencias. Tras sabotear, conspirar, sancionar, financiar opositores y poner precio a la cabeza de Maduro, en las últimas semanas Washington ha estrechado el cerco, con la US Navy desplegada en el Caribe, y el asesinato de 27 personas. Bajo acusación de narcotráfico, sí, pero aparte de que no esté demostrado, hay que recordar que tampoco los narcos pueden ser ejecutados extrajudicialmente. De la misma forma que los países no pueden ser agredidos ni invadidos, por poco democráticos que sean.
La CIA tiene ahora vía libre para hacer lo que mejor sabe. Y esta película nos suena, la hemos visto muchas veces. La diferencia es que en las películas de antes siempre había un periodista, congresista, activista o familiar de desaparecido que destapaba la operación, arriesgando incluso su vida, para demostrar la implicación de la CIA, mientras el gobierno lo negaba e intentaba tapar. A veces había que esperar décadas hasta que se desclasificaban documentos. En la nueva película toda esa trama es innecesaria, no hay nada que investigar: el presidente reconoce en público y sin disimulo que ha autorizado a la CIA para que ejecute incluso operaciones “letales”. De lo que podemos concluir que Trump hace lo que tantos presidentes (demócratas incluidos) a lo largo de la historia, solo que él no se esconde, incluso presume de ello.