Una historiadora contabiliza 643 indígenas canarios vendidos como esclavos durante la conquista del Archipiélago

Una historiadora contabiliza 643 indígenas canarios vendidos como esclavos durante la conquista del Archipiélago

Rocío Jiménez Díaz ultima una tesis doctoral becada por la universidad italiana de Teramo, en la que constata que la mayoría de las personas esclavizadas en mercados españoles eran mujeres jóvenes

La historia silenciada de las mujeres africanas esclavizadas de Canarias: “Sus técnicas constituían un saber específico”

Canarias, principalmente la ciudad de Las Palmas, fue un gran centro esclavista de personas procedentes de África tras la conquista del Archipiélago, como acreditan investigaciones de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y de la Universidad de La Laguna (ULL), entre las que destacan las del catedrático Manuel Lobo Cabrera. Aunque hay interesantes artículos publicados en el siglo XX, el fenómeno del tráfico de esclavos de indígenas canarios no ha sido estudiado en profundidad. En esta tarea está inmersa la historiadora e ingeniera geomática Rocío Jiménez Díaz. Hasta ahora, ha contabilizada la venta de 553 aborígenes, principalmente mujeres, en mercados peninsulares, a los que hay que añadir “noventa gomeros que fueron vendidos en Ibiza”, cuenta la investigadora a Canarias Ahora-elDiario.es.

Rocío Jiménez Díaz (Vallecas, Madrid, 1993), graduada en Historia por la Universidad Autónoma de Madrid y en Geomática y Geoinformación por la Universidad Politécnica de Valencia, está en el último año de su tesis doctoral, becada por la universidad italiana de Teramo. ¿Por qué Teramo? “La beca doctoral de tres años exige un estudio histórico, enmarcado entre finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna, que incluya una base de datos; con esas condiciones, he podido aunar mis estudios de historia con la ingeniería”. Esta es la razón por la que la esclavitud de indígenas isleños propiciada por las razias del siglo XIV y principios del XV no se incluyen en esta investigación, que se ciñe al periodo comprendido entre los años 1450 y 1530. 

El pasado 9 de octubre, en una de las charlas que organiza el bar Tenesor de La Isleta, Jiménez expuso los primeros datos de su investigación; este periódico estuvo presente en la conferencia. La investigadora ha contabilizado “553 personas canarias vendidas como esclavas en la Península, 375 en Valencia, 153 en Sevilla y 25 en Barcelona”; a ellas hay que añadir otras 90 que viajaron directamente desde La Gomera a Ibiza. 


Cartel anunciador de la charla en la que Rocío Jiménez divulgó las cifras de los indígenas canarios vendidos como esclavos.

La prueba del viaje de los aborígenes gomeros para ser vendidos como esclavos en la isla balear es “una carta del rey Fernando el Católico al gobernador de Ibiza, en la que se autoriza el desembarco de esas personas para su posterior venta”. La misiva está fechada en 1490 y se encuentra en el Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona. La carta señala que el capitán del barco que trasladó a los gomeros fue Juan Alonso Cota.

Esta información es poco conocida, pero no inédita, como reconoce Rocío Jiménez: “La carta ya la mencionó Wölfel en los años 30 del siglo pasado, aunque en mi investigación abordo más la figura de Cota y enlazo el documento histórico con lo que dicen las crónicas”.

Islas de procedencia

Las islas de procedencia de los indígenas esclavizados es otra de las aportaciones del trabajo exhaustivo de Jiménez, tras rastrear los archivos históricos de las ciudades españolas con importantes mercados esclavistas en los siglos XV y XVI.

Tenerife es la isla de procedencia del mayor número de personas que fueron vendidas en los mercados españoles; La Gomera está en segundo lugar, seguida de La Palma y de Gran Canaria. Llama la atención la baja cifra de esclavos grancanarios a pesar de ser la isla más poblada junto a Tenerife. Jiménez lo achaca a que el gentilicio específico grancanario o grancanaria apenas se usaba, frente al gentilicio guanche, gomero y palmense (referidos a los originarios de La Palma, aunque también hay referencias al gentilicio palmero); en cambio, era habitual hablar de canarios en general.

Valencia fue el mercado donde se registró el mayor número de canarios esclavizados. De las 375 personas contabilizadas, 202 eran de Tenerife y 11 de La Palma; el resto de los indígenas vendidos figuran como “canarios”. De las 25 personas vendidas en Barcelona, explica Jiménez, “todas son consideradas canarios, sin delimitar su isla, pero por las fechas que tengo, diría que la mayoría son de Tenerife, ya que al menos 20 de las 25 parecen coincidir con las ofensivas de la conquista de Tenerife”.

De las 153 personas vendidas en Sevilla, hay certeza de 53 gomeros, 25 guanches de Tenerife y menos de diez procedentes de Gran Canaria; de las restantes, figura el genérico “canarios”. En recuerdo a esas personas –la mayoría de los esclavos fueron liberados años después-, un callejón del casco histórico de la capital andaluza se denomina Canarios.


Calle ‘Canarios’, en el centro histórico de Sevilla. 

No hay casos registrados de esclavos procedentes de El Hierro, ni tampoco de Fuerteventura, al menos en la documentación investigada por Jiménez Díaz. De Lanzarote, en cambio, “sí he encontrado datos pero de fuentes secundarias. Franco Silva menciona a 170 personas procedentes de Lanzarote que llegaron a Sevilla”, nos relata Rocío Jiménez, pero Silva cita a su vez a Charles Verlinden, “pero ninguno aporta un documento real signado, sino que mencionan a las crónicas”. La historiadora vallecana afincada en Gran Canaria no ha encontrado ningún documento que acredite la venta de aborígenes conejeros en los mercados europeos.

¿Esta cifra de 643 canarios prehispánicos esclavizados podría ser mayor? “Estoy convencida de que sí por tres razones: la primera es que aún no he terminado mi trabajo; en segundo lugar, porque hay datos que nunca sabremos por falta de información debido, por ejemplo, a la destrucción de archivos; en tercer lugar, porque hay un componente legal dado que la esclavitud estaba amparada por la Corona, por la ley, no así la esclavización de personas de bando de paces, que estaba prohibida pero sabemos que se practicó; esa cifra no la vamos a saber nunca”.

Respecto al género de las personas esclavizadas, Jiménez estima que “entre el 70 y el 80% eran mujeres en edad activa, entre los 16 y 22 años”. En su investigación, apenas ha encontrado ancianos y niños. Son varios los factores que explican la preponderancia de las mujeres en los mercados esclavistas; por una parte, muchos varones murieron en el campo de batalla durante la conquista, pero la clave principal es que el destino principal era el trabajo doméstico. La historiadora resalta una razón más: “La capacidad de las mujeres para reproducir y amamantar pone a la mujer por encima del hombre en valor de mercado”.

La esclavitud de los indígenas canarios fue desapareciendo en las primeras décadas del siglo XVI. La Corona prohibió la esclavitud de los canarios, a la par que la Iglesia dictaba varias bulas en ese sentido, aunque Rocío Jiménez ha detectado casos de clérigos que tenían esclavas canarias para su servicio doméstico. Muchas de las personas esclavizadas fueron liberadas y se quedaron en la Península. Paralelamente, debido al sincretismo propiciado por los nuevos colonos, se fueron creando nuevas sociedades en las islas en las que los nativos de origen prehispánico se fueron mezclando con los nuevos pobladores.

No todos los esclavos canarios fueron vendidos en los mercados españoles. Jiménez ha encontrado documentos que certifican que Madeira “fue poblada con personas canarias esclavizadas, que se encargaban de la ganadería y de los ingenios azucareros que los portugueses montaron en la isla de Madeira”. La colonización de la vecina isla macaronésica es un asunto que requiere otra investigación doctoral.