Dos años de huelga contra Tesla en Suecia: «Elon Musk está actuando ideológicamente contra los sindicatos»
Ya es el paro laboral más largo en Suecia en los últimos 100 años; tras fracasar la mediación entre las partes, los sindicatos han aumentado las acciones de solidaridad contra el fabricante de coches eléctricos
La huelga sindical contra Tesla en Suecia cumple ya dos años, desde que el 27 de octubre de 2023, el sindicato IF Metall iniciase un paro laboral en protesta contra el fabricante de coches eléctricos del hombre más rico del mundo, Elon Musk. Desde entonces, catorce sindicatos de cuatro países distintos (Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia) se han implicado en las movilizaciones contra el grupo automovilístico estadounidense a través de distintas acciones de solidaridad.
El conflicto ya es la huelga más larga que se ha visto en Suecia en los últimos 100 años, y representa el primer y único en el mundo que sufre la empresa dirigida por el multimillonario, notoriamente antisindical y financiador de Donald Trump, del que fue alto cargo hasta su tormentosa salida del gobierno estadounidense hace unos meses.
La raíz del problema está en la falta de voluntad del fabricante de automóviles eléctricos de firmar un convenio colectivo para los 130 mecánicos que trabajan en sus talleres del país nórdico.
Pero tras la negativa de Tesla de llegar a un acuerdo, los sindicatos y los analistas ven un movimiento ideológico contra el modelo laboral sueco, basado en la negociación colectiva de convenios. También apuntan al miedo que tiene la empresa a que las demandas sindicales se expandan por otros países en el mundo en los que la compañía tiene miles de trabajadores.
Tras 24 meses de inactividad, los 65 mecánicos de Tesla en Suecia que secundan la huelga “mantienen una determinación alta de seguir adelante”, afirma a elDiario.es el portavoz del sindicato IF Metall, Jesper Pettersson. Sin embargo, “también es importante decir que la protesta supone un desgaste psicológico importante, no es fácil para ellos”, admite.
Desde el sindicato IF Metall se compensa con un 130% del sueldo a los huelguistas, pero admiten que el coste personal de estar fuera del mercado laboral es muy alto para unos mecánicos altamente cualificados y acostumbrados a trabajar con la tecnología automovilística más avanzada.
“Económicamente no es un problema para nosotros seguir con la huelga”, explica Petersson, que representa a una unión con más de 300.000 afiliados y un amplio fondo para huelgas. “Tenemos suficientes recursos para continuar con la protesta durante mucho tiempo, tanto como los huelguistas estén dispuestos a seguir”, sentencia.
Los mediadores tiran la toalla
En las últimas semanas, las posiciones entre el sindicato y Tesla se han enrocado todavía más, después de que el Instituto Sueco de Mediación tirara la toalla y abandonara los intentos de llegar a un acuerdo entre las dos partes.
La directora de la institución de mediadores, Irene Wennemo, señalaba que Tesla está rechazando la firma del convenio colectivo por la preocupación sobre como afectaría este acuerdo al grupo empresarial en otros países, si bien señaló que las condiciones de los empleados en Suecia han mejorado durante los dos años de disputa: “Es triste a la vez que muy inusual que una acción sindical dure tanto tiempo en Suecia. Hay una fuerte necesidad de llegar a un acuerdo porque nuestros convenios colectivos son razonables y sensatos”, explicó Wennemo.
El último año de protestas ha estado marcado por una oleada de acciones solidarias por parte de los mayores sindicatos del país nórdico para bloquear el envío de coches Tesla a los puertos suecos, detener la limpieza de sus instalaciones, retener los envíos postales incluyendo las nuevas matrículas, e impedir la conexión de las estaciones de carga a la red eléctrica.
Con todo, tras los intentos de mediación fallidos, los sindicatos han decidido tensar aún más la cuerda con otras diez acciones nuevas para presionar a la empresa. Entre ellas, se ha dejado de reparar la red de fibra óptica y telefónica en los locales de Tesla, y también los aparatos climáticos instalados en sus tiendas.
A pesar de los inconvenientes y la aparatosidad de estas acciones, el analista en el Think Tank Arena Idé, German Bender, afirma que los sindicatos han causado problemas, pero no han conseguido bloquear completamente la actividad de la empresa: “Es verdad que en los talleres es más difícil reparar los coches, y también tienen problemas en expandir la red de cargadores, eso es bastante grave porque es una parte muy importante para el modelo de negocio de Tesla”.
En el plano de las ventas de coches, en el último año Tesla ha matriculado un 65% menos de unidades en Suecia, siguiendo una tendencia parecida en otros países europeos. Pero el investigador lo atribuye más “a la mala imagen que ha cosechado la empresa tras la asociación de Elon Musk con movimientos de ultraderecha en Europa y en EEUU, más que a la huelga”.
Bender señala que en una perspectiva global no sería económicamente significativo para Tesla aceptar un convenio colectivo en Suecia para 130 trabajadores, teniendo en cuenta los enormes recursos que tiene la empresa, con más de 125.000 empleados en todo el mundo.
Sin embargo, “Musk actúa ideológicamente contra la idea de los sindicatos, por este motivo los costes económicos y de imagen que está dispuesto a pagar con esta huelga son mucho más elevados que los que afrontaría cualquier otra empresa”, asegura Bender.
Con todo, “Tesla también percibe el riesgo de que si firman un convenio colectivo en Suecia se podría usar en las negociaciones en otros países, por ejemplo, en Alemania, donde tienen una fábrica con 11.000 empleados, o en EEUU”, afirma.
En riesgo el modelo laboral sueco
Por otra parte, desde los sindicatos temen que, si se deja perder el pulso contra Tesla, se estaría abriendo la puerta a que otras empresas intentaran hacer lo mismo en Suecia. Esto pondría en riesgo el denominado “modelo laboral sueco”, que hace referencia a que empresarios, y unos sindicatos muy fuertes, negocian las reglas del juego de los convenios colectivos sin que el Estado intervenga.
Esta fórmula ha dado pie, hasta ahora, a un modelo con un bienestar y unas condiciones laborales para los trabajadores que están por encima de la media en Europa, gracias a que prácticamente el 90% de la fuerza laboral del país está cubierta por los convenios colectivos. El analista German Bender asegura que “por miedo a ese riesgo se ha involucrado prácticamente todo el movimiento sindical de Suecia contra Tesla, porque los sindicatos también lo ven como un conflicto simbólico”, dice.
“Los sindicatos están luchando por un modelo social y democrático, no solamente por un convenio colectivo para los mecánicos en estos talleres. Es un tema mucho más amplio, mucho más grande, mucho más importante”.