El Festival de Otoño se enfrenta a una edición con menos presupuesto, una dirección cambiante y la apuesta por la Hispanidad de Ayuso

El Festival de Otoño se enfrenta a una edición con menos presupuesto, una dirección cambiante y la apuesta por la Hispanidad de Ayuso

La directora del festival, Marcela Diez, anuncia a este periódico que tan solo estará esta edición, dificultando un modelo a largo plazo, impidiendo contrataciones para la próxima edición y dejando el control y el peso del festival en manos de la Consejería de Cultura

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El Festival de Otoño de Madrid cambia de modelo. Un festival creado en 1984 y que, aún pasando por diversas etapas, siempre destacó por una dirección artística independiente que miraba al teatro internacional y por el que han pasado por primera vez en el país figuras como Bob Wilson, Robert Lepage, Peter Brook, Pina Bausch o la Shcahübhne berlinesa. Su directora actual, Marcela Diez, confiesa a este periódico que no seguirá al frente el año que viene. La Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, dirigida por Mariano de Paco, ha decidido no dar continuidad a las direcciones artísticas del festival. “La idea es tener un director diferente cada año”, revela Diez. 

Esta veterana gestora mexicana ha sido la encargada de dirigir la nueva edición del festival que tendrá lugar en noviembre. Lo hará con 1.030.000 euros, el presupuesto más bajo de los últimos diez años si se exceptúa el del año 2021, que contó con 970.000 euros. Una edición especial debido a la pandemia que contó con una semana menos de programación. Una cifra que contrasta con los más de tres millones de euros con los que este festival contaba en 2008. La edición actual centra su mirada en Latinoamérica, en un giro que se une a la política cultural ideada por Isabel Díaz Ayuso: la Hispanidad.

En diciembre del año pasado Marcela Diez fue nombrada directora. En menos de un año esta veterana gestora ha tenido que programar el festival más importante de la capital. “A los latinoamericanos les gustó mucho que nombraran a alguien de allá”, explica Diez. “Cada vez que levanté el teléfono para invitar a alguien me han dicho que sí, una generosidad sin lo que no hubiese sido posible conformar la programación para este año”, concluye esta gestora, conocida por haber dirigido uno de los festivales más grandes de Latinoamérica: el Festival Internacional Cervantino de Guanajuato. El año pasado, en el festival tan solo hubo un espectáculo de Latinoamérica en la programación. Este año de los 23 espectáculos programados, 12 son latinoamericanos.

El giro no parece casual. Ya en la presentación de la nueva edición del festival, el viceconsejero de cultura, turismo y deporte de la CAM, Luis Martín, explicó que la consejería busca proyectar la Hispanidad con el epicentro fijado en Madrid. “Este rumbo no es nuevo, como todos conocéis, la política cultural del Gobierno de la Comunidad de Madrid ha girado durante los últimos años en torno al fortalecimiento de nuestras raíces con Hispanoamérica”, afirmó.


Marcela Diez, directora de esta edición del Festival de Otoño

Madrid acaba de vivir las fiestas de la Hispanidad organizadas por Isabel Díaz Ayuso. Unas fiestas que comenzaron hace 5 años con un presupuesto de menos de un millón y que el año pasado llegó hasta casi los cuatro millones, subrayando el interés de Ayuso en esta política cultural en donde ha realizado contratos astronómicos como el de Carlos Vives, que ascendió a 847.000 euros o una cabalgata con un coste de más de medio millón de euros. Una política centralizada a través de la consejería dirigida por Mariano de Paco y que ahora llega al Festival de Otoño. 

Sin embargo, la directora del Festival afirmó a este periódico que el término Hispanidad no es tan bien recibido al otro lado del Atlántico donde prima otro concepto, el de “latinoamericano”. “El concepto de Hispanidad pone el foco de atención en que los españoles nos llevaron algo. Se centra en un solo momento histórico cuando en realidad Latinoamérica es producto de algo nuevo que se creó entre todos y se hizo a lo largo del tiempo”, subraya.

Alejandro Quiroga, profesor de historia y director del Máster en Estudios sobre Nacionalismo e Identidades Nacionales en la Universidad Complutense de Madrid, coincide con Diez en que el concepto es problemático y apunta que el uso del Hispanismo es “fundamentalmente, de consumo doméstico”. “Se trata de reconstruir una idea de España con unos mimbres muy conservadores, vinculados al catolicismo, al imperialismo, la lengua castellana y a supuestas grandezas pasadas. Lo que se ofrece a los madrileños es un mundo de celebración y orgullo acrítico. Lo importante es dar certezas y, sobre todo, vincular la identidad nacional a sentirse bien, a sentirse orgulloso, nada por lo que pedir perdón”, analiza.

Este profesor también destaca que el origen del término fue desarrollado en Argentina por Ramiro de Maeztu bajo la dictadura de Primo de Rivera y recogido después con “connotaciones más imperialistas” por la Falange Española de Jose Antonio y Ramiro Ledesma.

Un director artístico por año

En los Teatros del Canal, principal espacio de la Comunidad de Madrid en la ciudad para las artes escénicas, la operación fue similar a la que ahora sufre el Festival de Otoño. Los Teatros del Canal tenían una dirección artística que recaía en Blanca Li. Mariano de Paco, en diciembre de 2023, decidió presentar una nueva estructura con 6 directores que, en teoría, compartían la dirección artística: Albert Boadella, Lluís Pasqual, Ana Zamora, José Luis Alonso de Santos, Ainhoa Amestoy y Olga Blanco.  

Si una compañía viene con un proyecto para el año que viene yo no puedo gestionarla. Es una pena porque hay cosas a futuro que sería bueno continuarlas

Marcela Diez
Directora del Festival de Otoño

Hoy no queda ninguno de ellos al frente de la programación. En realidad, es Ruperto Merino, funcionario de carrera y gerente del teatro, el responsable de la programación. La Comunidad de Madrid nunca ha anunciado oficialmente que Merino sea el director artístico, pero este funcionario afirmó ser, a niveles efectivos, el responsable último en el podcast Vamos con Todo de la Fundación SGAE. “Toda la programación pasa por mí y decido yo”, afirmó. Además, cuando Isabel Díaz Ayuso en la presentación de la programación del teatro en junio de este año ya se dirigió a este funcionario como el “director general” del teatro. 

Ruperto Merino ha conformado una programación centrada en impulsar la política en torno a la Hispanidad donde la presencia de espectáculos latinoamericanos ha crecido exponencialmente y en la que se ha llegado a acuerdos con países dirigidos por la nueva derecha latinoamericana como el convenio firmado con la Ciudad de Buenos Aires para traer espectáculos argentinos y llevar las producciones de los Teatros del Canal allá.

La estrategia con el Festival de Otoño ha sido muy similar. Hace dos años Mariano de Paco prescindió del director artístico del Festival, Alberto Conejero, que estuvo al frente del festival durante 4 años y decidió que fuese Pilar de Yzaguirre, fundadora del festival en 1984, quien dirigiese por un año el festival. Se presentó la operación como un homenaje a esta gestora. 


‘Las cosas que perdimos en el fuego’, una de las obras del Festival de Otoño

El nuevo modelo ideado por Mariano de Paco es inédito en España. “A mí, personalmente, una dirección por un año me parece una tortura”, afirma a este periódico la directora del Festival GREC de Barcelona, Leticia Martín. El Grec es el festival con el presupuesto más grande de España que triplica el del Festival de Otoño: 1.030.000 euros frente a 3.600.000 euros. La diferencia señala exactamente lo que el Festival de Otoño ha perdido desde el año 2008, año en el que también contaba con un presupuesto de más de tres millones

Leticia Martín sustituyó el año pasado a Cesc Casadesús, que estuvo 8 años al frente del festival condal. “La transición con Cesc fue muy buena, en su año de salida me vi el festival entero con él, me presentó a todo el mundo y pude trabar relaciones y continuar proyectos que ya estaban a abiertos”, explica Martín a este periódico para luego explicar lo anómalo que es para este tipo de festivales solo poder dirigirlo un año. “Yo ahora estoy trabajando con proyectos para el 2027 y 2028. Si estás solo un año puedes hacer una compra por catálogo, pero no una curadoría”, afirma. 

Marcela Diez a preguntas de este periódico confirmó que ella no puede valorar ni trabajar nada para el futuro. “Si una compañía viene con un proyecto para el año que viene yo no puedo gestionarla”, confiesa. “Es una pena porque hay cosas a futuro que sería bueno continuarlas. Pero bueno, quizá este modelo de flashazos puede ser una cosa positiva para el público que se puede sorprender con cada nuevo director, ¿no?”, dice con cierta retranca Diez. Todas las propuestas de proyectos para próximas ediciones del festival se están dirigiendo a Ruperto Merino.  

El cambio de modelo y la ideologización del Festival de Otoño rompe la imagen de un festival que siempre destacó por tener una dirección artística independiente. Yzaguirre en los ochenta, Alicia Moreno en los noventa, Ariel Goldeberg o Carlos Aladro ya en el siglo XXI supieron conformar un festival que miraba al mundo. Hoy ese modelo ya es pasado.