¿Es buena idea hacer amigos en el trabajo?

¿Es buena idea hacer amigos en el trabajo?

Las amistades en entornos laborales pueden mejorar la motivación y el bienestar, pero también ponen a prueba los límites entre lo personal y lo profesional: «Ser conscientes de esta función nos ayuda a decidir cuánto y con quién compartir»

¿Estamos viviendo en una era dorada de la estupidez?

Ese mensaje de alguien preguntando si quieres un café o ese meme que te hace reír a las nueve de la mañana del lunes han desplazado a la vieja máxima de que “al trabajo no venimos a hacer amigos”. Si compartimos casi más tiempo con nuestros compañeros de trabajo que con nuestra familia, ¿por qué todavía existen dudas sobre los límites personales y profesionales?  

Hasta hace poco la convivencia en oficinas facilitaba la formación de vínculos, pero el trabajo híbrido o en remoto y la alta rotación de personal han ido cambiando el modo en el que surgen esas relaciones. Esto no significa que las generaciones más jóvenes sean más reacias a la amistad en la oficina, sino que cuentan con expectativas diferentes dado que, entre otras diferencias, la mayor parte de sus reuniones son a través de una pantalla y no esperan jubilarse en la misma empresa. En un contexto de estas características es fácil que crezca esa necesidad de conexión. 

“Los más jóvenes tienden a establecer vínculos laborales más informales y horizontales, valoran la autenticidad y la conexión emocional, mientras que generaciones mayores pueden priorizar el respeto a las jerarquías, la estabilidad y unos límites más claros entre lo personal y profesional”, matiza la psicóloga sanitaria en Center Psicología Luz María Peña. 

Tener un “mejor amigo” en el trabajo se ha vuelto más importante desde la pandemia, según un informe de la consultora Gallup, porque contribuye a mejorar la experiencia laboral. En la misma línea, el reciente estudio Co-creating exceptional workplaces de Sodexo apunta que ver a los compañeros de trabajo es una de las principales motivaciones de los empleados para acudir a la oficina.

Compartir aspectos personales en el entorno laboral no tiene por qué ser algo negativo; de hecho, puede contribuir a generar cohesión y sentido de pertenencia

María Luz Peña
psicóloga

El poder invisible de los lazos

“El apoyo social es absolutamente fundamental para el bienestar, actúa como un elemento protector de la salud mental. Si te sientes apoyado, te sientes parte de una comunidad, te sientes más satisfecho con tu trabajo y colaboras más”, afirma Isabel Aranda, psicóloga especializada en el ámbito laboral. “Ese factor de confianza que aportan las relaciones a la hora de trabajar afectan al clima laboral y tienen unos beneficios importantes tanto a nivel personal, como social y de rendimiento empresarial”. 

Cuando los empleados se hacen realmente amigos a un nivel en el que no solo se lo pasan bien juntos, sino que se pueden permitir mostrarse vulnerables, se preocupan por su compañero y también lo apoyan en el desempeño de sus funciones, según el informe de Gallup. Así, la empresa puede beneficiarse de ese rol de refuerzo y responsabilidad entre compañeros. 

Entonces, ¿dónde queda aquello de no hablar de nuestra vida personal en el trabajo? Para Luz María Peña, “compartir aspectos personales en el entorno laboral no tiene por qué ser algo negativo; de hecho, puede contribuir a generar cohesión y sentido de pertenencia”. Sin embargo, la experta propone considerar qué función cumple el hecho de abrirse ante los demás. 

“Por ejemplo, compartir algo personal puede surgir de un ambiente de seguridad y confianza, y tener la función de fortalecer vínculos o buscar apoyo emocional. Sin embargo, puede responder también a una necesidad de ser aceptado, de sentirse parte del grupo o incluso de aliviar tensiones internas”, señala Peña. “Ser conscientes de esta función nos ayuda a decidir cuánto y con quién compartir, protegiendo tanto nuestra intimidad como las dinámicas laborales”.

La recomendación de la experta es mantener cierto equilibrio: “Mostrarnos auténticos y accesibles, pero sin que el espacio laboral se convierta en el principal escenario para procesar nuestra vida personal”.

La virtud del punto medio

“En ocho horas, de lunes a viernes, lo normal es que algo de tu vida personal acabe saliendo en alguna conversación. Puede haber gente más reservada o que habla más, pero creo que es casi imposible que los compañeros no sepan ciertas cosas básicas de tu vida”, valora Belén Claver, consultora de RRHH y desarrollo profesional, que opina que la clave para navegar con éxito el entorno laboral está en saber diferenciar una relación cordial y profesional de una amistad real. “Yo puedo trabajar muy bien con muchos compañeros, pero no ser amigos porque a lo mejor fuera del trabajo no tenemos afinidad por otras cosas. Eso significa que nos entendemos muy bien en una parcela de nuestra vida, pero que ese rol que tengo como compañera no se transforme en amistad”, señala Claver.

Puedes trabajar muy bien con muchos compañeros, pero no ser amigos porque a lo mejor fuera del trabajo no tenéis afinidad por otras cosas

Belén Claver
consultora de RRHH y desarrollo profesional

También las jerarquías dificultan llegar a esas relaciones de amistad, apunta la psicóloga Isabel Aranda: “Hay empresas muy evolucionadas en este sentido, pero el poder sigue siendo el que manda en el trabajo. Entonces, es normal que te cueste confiar en alguien que en realidad te puede despedir mañana y, a la vez, que al otro le cueste desarrollar una relación de amistad con alguien que a lo mejor tendría que despedir mañana”. “Es lógico que no quieras compartir con tu jefe que estás pasando por un mal momento personal porque no quieres que te perjudique o que piense que va a tener un efecto negativo en tu trabajo pero, a la vez, si existiera una relación de confianza, esa comunicación ayudaría a cuidar a las personas”, desarrolla. 

Para Claver las relaciones asimétricas son el aspecto negativo de las amistades en espacios profesionales: “A la hora de tomar decisiones, esa relación de amistad te puede condicionar y puede afectar a tu trabajo”.  

La amistad, tanto dentro como fuera del entorno laboral, supone asumir riesgos. “La diferencia es que las consecuencias de que te traicione un amigo personal es que lo pasas mal y te decepciona, pero en el contexto profesional puede afectar a tu carrera”, comenta Isabel Aranda, que advierte de la complejidad de cultivar una relación personal sincera más allá de la confianza profesional y el buen rollo.  

Construir vínculos sin perder profesionalidad

“La empresa tiene que fomentar un buen clima y ambientes seguros, pero no tiene que decidir quiénes son tus amigos, al final cada uno en el trabajo buscamos cosas diferentes”, subraya la consultora Belén Claver, que también incide en la importancia de que las jornadas de team building o convivencia de equipos se hagan de manera planificada. “Los team building no son pasar un rato divertido, que lo son, sino que implican un objetivo, que puede ser el establecer lazos, y sobre todo un seguimiento”, explica la experta.

La diferencia es que las consecuencias de que te traicione un amigo personal es que lo pasas mal y te decepciona, pero en el contexto profesional puede afectar a tu carrera

Isabel Aranda
psicóloga

“Hay que tener en cuenta que la actividad encaje con la cultura de la empresa y que trascienda a un momento de ocio y tenga impacto en el día a día del equipo: un team building va más allá de hacer una paella”, aclara Claver. “Si no se hace un seguimiento de cómo ha mejorado la comunicación o si se ha fomentado la cohesión que se buscaba, si no hay una evaluación, no sirve para nada”, sentencia.

Coincide con Claver la psicóloga Isabel Aranda, que además pone el foco en que este tipo de actividades sean, dentro de lo posible, en horario laboral: “Los empleados protestan cuando estas actividades sociales invaden su tiempo personal. La gente tiene sus compromisos, sus ritmos y después de verse toda la semana, a lo mejor no le apetece ver a los mismos el domingo”. Por eso, comenta que hay empresas que utilizan la última hora del viernes para reunirse para valorar cómo ha ido la semana o realizar otro tipo de dinámicas.

Aunque queda claro que la amistad en el trabajo tiene beneficios significativos, las expertas insisten en que tampoco nos debe obsesionar. “No tener amistades en el trabajo no es necesariamente negativo, podemos sentirnos igualmente satisfechos y equilibrados”, expone la psicóloga Luz Peña. “En definitiva, las amistades en el trabajo pueden ser un recurso valioso, pero no una condición indispensable para el bienestar emocional”.