Carlos Martínez: «En Castilla y León si nos vamos con el señorito de los Santos Inocentes, que es la ultraderecha, vamos a ir jodidos»
«Hoy la extrema derecha se dispara porque tiene el mejor aliado, que es Feijóo», dice el candidato del PSOE en Castilla y León, que carga contra Alfonso Fernández Mañueco por la gestión de los incendios de este verano y por intentar gobernar como en el «absolutismo»
El PSOE de Castilla y León sangra por la ‘i griega’ a cinco meses de las elecciones
Carlos Martínez (Soria, 1973) asumió el liderazgo del PSOE de Castilla y León tras una batalla entre el anterior secretario general, Luis Tudanca, y la dirección federal, entonces representada por Santos Cerdán, el secretario de Organización que unos meses después acabó en la cárcel. La solución a aquella pelea interna fue el alcalde de Soria, que lleva 19 años al frente del consistorio y que se ve obligado a salir de la zona de confort que le proporciona su mayoría absoluta para enfrentarse a unas elecciones en las que el PSOE no tiene opciones, según las encuestas, de hacerse con el poder por la suma de PP y Vox. Por eso la obsesión de los socialistas es ser primera fuerza y Martínez reta a Mañueco a aceptar el pacto de que gobierne la lista más votada.
Darse a conocer en una de las comunidades más grandes de España, en la que los intereses entre provincias no tienen nada que ver e incluso hay pretensiones de autonomía de León, es uno de los retos de Martínez, a quien el PSOE está presentando como “un alcalde para Castilla y León”. Su objetivo es movilizar al 30% de los electores que normalmente se quedan en casa en ese territorio y, sobre todo, que no se vayan a Vox. “No puede ser que la solución sea el señorito de los Santos Inocentes, que es la extrema derecha, planteando soluciones al territorio rural que no ha pisado en su vida”, argumenta en esta entrevista, que se realizó el fin de semana pasado en los márgenes de las jornadas que celebró la federación y que cerró Pedro Sánchez.
¿Cómo se da a conocer el alcalde de Soria como candidato en Castilla y León?
Hemos dado mucha guerra para ser una ciudad tan pequeña. Siempre hemos reivindicado la voz de Soria fuera y hemos conseguido escalar y tener un posicionamiento a nivel nacional, a nivel europeo, a nivel internacional potente, que nos ha generado unos espacios de visibilización de las cosas que suceden en determinados territorios y a las que es necesario darles soluciones. Soria es a Castilla y León, lo que Castilla y León es a España, y lo que tenemos que intentar plantear es un proyecto de comunidad que se escale. El problema no es de imagen personal. Si tú trasladas un proyecto político en un país como este, desde un punto de vista de la perspectiva personal, estás abocado al fracaso. El objetivo es el proyecto.
¿Por qué lleva tanto tiempo el PSOE sin convencer en Castilla y León?
Esa es la pregunta del millón. Las grandes comunidades en cuanto a extensión (Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León…) no han tenido unas alternancias políticas sencillas nunca, y, por tanto, algo tendrá que ver. En una comunidad tan extensa se diluye la responsabilidad de la gestión de competencia autonómica. Si a eso le añades que desde el gobierno de la derecha siempre se ha intentado hacer invisible esta comunidad y que la política que irradia la M-30 sea la política que contamina absolutamente todo, tienes una coctelera casi perfecta para la política que ha hecho el Partido Popular durante tanto tiempo.
Eso no exime que hagamos autocrítica. Aquí no va a haber ni un Superman ni una Superwoman que dé la vuelta a esto. Necesitamos nueve provincias que sean capaces de defender su territorio. Al asumir el cargo yo reconocí que no me había quitado la camiseta de Soria jamás. ¿Me había puesto alguna vez la de Castilla y León como partido? Les pedí a mis compañeros formar parte de una vez por todas de un equipo que entienda la comunidad autónoma como un colectivo. Hoy por hoy lo que ha hecho de Castilla y León el Partido Popular son nueve identidades, no ha hecho una identidad y eso es lo que tenemos que intentar nosotros romper.
Lo que está haciendo Feijóo es negar el pan y la sal
Con el escenario nacional que tiene el Partido Socialista, con los casos de corrupción de Santos Cerdán, José Luis Ábalos, Koldo García… ¿Es más difícil ser candidato? ¿Le pasará factura?
No. No rotundo. Es verdad que la marca da y la marca quita, como dijo Alfonso Guerra. Tengo mucha confianza en la gente y soy consciente de que ahora la marca no te puede dar como te da en otras ocasiones, que te lleva en volandas. Después de 38 años, ese escudo permanente que quiere plantear el Partido Popular y que Fernández Mañueco lo lleva hasta el extremo de que aquí se vote un plebiscito sobre la gestión del presidente del Gobierno, ya se ha hecho. Me niego a decir eso de Castilla-León es de derechas. Hemos ganado elecciones. Aquí tenemos un porcentaje de respaldo ciudadano, seguramente de los más altos de este país, estamos en torno al 30 o 32%. Vamos a ver si somos capaces de sumar al 30% que se queda en casa.
¿Qué le parece la relación con Junts? ¿Ha arriesgado y expuesto demasiado Pedro Sánchez al PSOE con acuerdos como la amnistía?
No. Claro que hoy es difícil que tengas que estar poniendo de acuerdo en un arco parlamentario tan difícil como es el nacional a Podemos o ERC con su antítesis que es la derecha catalana y, entre tanto, el PNV. Lo que hoy obliga entre comillas a un gobierno a poder tener que llevar al extremo los acuerdos, incluso con los que puedas estar en las antípodas, es precisamente la posición absolutamente irresponsable que tiene el Partido Popular. Lo que está haciendo Feijóo es negar el pan y la sal. ¿No es la obligación de todo gobierno intentar sacar adelante las cosas? ¿O la alternativa es lo que tenemos aquí, el diván y no levantarse ni tan siquiera para entrar en un acuerdo con el Partido Socialista, que es el que te está ofreciendo la mano para que tengas una mayoría aplastante en el que podamos abordar un proyecto de Presupuesto 2025-2026? A partir de ahí, hay posiciones que son complejas de defender. El marco y la voluntad general, yo los compro.
¿Compra la amnistía o la cesión de las competencias de inmigración?
No es solo que las compre, es que las comparto.
Para mí la amnistía ha significado una normalización
¿Y el electorado socialista?
Yo estoy convencido de que también y, de hecho, tan también que volvemos a ser Gobierno después de haber echado un órdago, como lo echamos cuando hicimos elecciones en 2023. Sin mayoría, pero Gobierno. Yo estaba harto de que todas las preguntas fueran del Piolín, los altercados que había en Catalunya y Puigdemont. Hoy, cuando yo salgo a dar una prensa, el 90% hablamos de Castilla y León. Para mí la amnistía ha significado una normalización. Rajoy era la producción total y absoluta de nacionalismos, de lo que nos llevó al 155, de generar esa declaración de independencia que nos lleva precisamente a los altercados, tensión, crispación social, violencia en las calles…
Hoy tenemos un presidente de la comunidad que viene a ver al rey, que viene con normalidad a las conferencias sectoriales y lo que irrumpe precisamente esa relación institucional, que debe ser la base de la democracia, es que las 14 comunidades que gobierna el Partido Popular, no asisten ni al Pacto de la Emergencia Climática, ni a las conferencias sectoriales de turismo, ni a las conferencias sectoriales de financiación autonómica, ni a la Conferencia Sectorial de Sanidad. Por tanto, claro que lo compro, incluso con la consciencia de que es complejo hacer pedagogía con todo esto, ¿eh?
En tiempos pasados, justo había un meme que decía que si sabes más de Puigdemont que de Mañueco en Castilla y León, igual es que no estás bien informado políticamente. ¿Esto lo comparte?
El problema es que quién sabe de Mañueco. Es que a Mañueco, después de siete años, se le conocen los incendios.
¿Y han aprovechado ustedes la oportunidad del desgaste de los incendios del Partido Popular?
El objetivo no puede ser aprovechar. Nosotros hemos sido prudentes porque la responsabilidad te obliga a un ejercicio de prudencia. No vale todo en política y yo tengo esa máxima muy clara. Yo llevo gobernando 19 años y, por tanto, soy consciente del respeto institucional que tenemos que tener y que la ciudadanía no merece ser utilizada como la utilizan muchos. Nosotros no podemos entender los incendios como una oportunidad para el PSOE, fueron un puto drama. Los incendios han sido la punta del iceberg de una realidad.
¿Entiende que el PP haya aprobado un nuevo modelo de lucha contra los incendios sin sentar a los partidos, ni a los sindicatos, ni a las empresas?
Mañueco es muy malo. Yo digo que reina pero no gobierna. Está en ese absolutismo que el Partido Popular ha tenido siempre de entender que todo para el pueblo, pero sin el pueblo, ese despotismo ilustrado en el que te dicen las cosas como tienes que hacerlas, sin hablar. He escuchado a Agustín, un bombero forestal, diciendo: “Hablan de naturaleza pública el día que nos despiden al 33%”. El problema es que cuando tú quieres hacer política de trampantojo, esa que parece que quieres hacer algo pero no lo haces, que te pones a hacer como pollo sin cabeza juntas de Gobierno en las que todos los días tienen que hacer algo y sacan la chequera y riegan con cheques de 5.000 o 3.000 y da igual que se le haya quemado colmena o que se le haya quemado una explotación ganadera con 100 vacas…
Pone frente al espejo lo solo que está este hombre, ya no solo de la soledad que tiene desde el punto de vista parlamentario sino de la soledad que tiene desde el punto de vista social. Es un tipo que cuando entra a Villablino se pega hora y media en el coche porque es incapaz de dar la cara. Aunque te tengan que insultar. Es que los responsables públicos también tenemos que entender el desahogo de la gente que está desesperada, que ha perdido todo y que la reacción puede ser un exabrupto o puede ser un abrazo de consuelo. Pero esa responsabilidad te la tienes que creer. Pero no se la cree ni Mañueco ni su gobierno.
El problema es que quién sabe de Mañueco. Es que a Mañueco, después de siete años, se le conocen los incendios
A pesar de todo, las encuestas no reflejan un despegue del PSOE sino más bien de Vox, que crece a costa del PP.
Las encuestas son como el horóscopo que te dice salud, dinero y amor, y sales de casa tan feliz; y si te dice lo contrario, pues lo contrario. No podemos regir un proyecto político en función de la indicación de lo que pongan las encuestas, porque estaremos dando una respuesta equivocada a los problemas que tiene la gente. Cuando a nivel internacional o mediático se ponen una serie de problemáticas que generan que las encuestas nos deriven y nos desvíen, por ejemplo, a que el problema más importante que tiene la sociedad española es la defensa, estamos dando la espalda a una realidad como la de los autónomos, por ejemplo, que abren la persiana todos los días y que necesitan unas políticas y unos hechos reales diferentes. Las encuestas hay que tenerlas en cuenta, pero no pueden marcar el rumbo.
Desde esa perspectiva, somos conscientes del contexto en el que estamos, nunca dijimos que esto iba a ser un reto fácil, pero creo que la anomalía democrática que significa hoy por hoy Castilla y León no lo tiene ninguna otra comunidad autónoma. Nadie ha hecho un proceso de una etapa de dictadura gobernada por las derechas y 38 años de más derecha. Esa anormalidad democrática tenemos que intentar romperla y tenemos que generar un proyecto que esté en las antípodas. No puede ser que la solución sea el señorito de los Santos Inocentes, que es la extrema derecha, planteando soluciones al territorio rural que no ha pisado en su vida. Solamente desde los territorios rurales, alzando la voz con un proyecto político propio y reconocible, seremos capaces de intentar defendernos.
¿Por qué cree que cala ese mensaje de la extrema derecha, que está bastante disparada y eso que no tiene todavía ni siquiera candidato?
Hoy la extrema derecha se dispara porque tiene el mejor aliado, que es Feijóo. Es que es muy malo. Un tipo que pretende ser alternativa de gobierno y que copia literalmente los mensajes de la extrema derecha, es el mejor aliado de la extrema derecha. Desde hace muchos años la derecha española es la antítesis de un partido de responsabilidad de gobierno. Es la política del cuanto peor, mejor; y de auparse al poder no por plantear un proyecto alternativo sino plantear un proyecto de confrontación total, incluso votando en contra del salario mínimo o de las pensiones. El problema que tenemos de fondo es que hoy el Partido Popular es una mala copia de un original. La indignación pasa por el abandono de 38 años y nosotros tenemos que ser capaces de decir: si nos vamos con el señorito los Santos Inocentes vamos a ir jodidos.
Habla de que el PP alimenta a la extrema derecha, pero el PSOE de Castilla y León también ha pactado con la extrema derecha la ley de publicidad institucional.
No, nunca. Que nosotros planteemos una propuesta y haya puntos coincidentes en las que se puedan sumar no es pacto. Yo en el Ayuntamiento tengo mayoría absoluta y el 80% de los puntos que van al pleno se llevan por unanimidad, pero no pacto ni con el Partido Popular ni con la extrema derecha.
Pero sí hubo una negociación en este caso.
No, no hubo negociación. Hubo un planteamiento que es la necesidad de controlar y dotar de transparencia a la Junta de Castilla y León en la relación que tiene con los medios de comunicación autonómicos. A partir de ahí, intentar poner unas reglas claras, con una serie de criterios que sean objetivos, transparentes y que conozcamos todos. Necesitamos unos medios autónomos, independientes, responsables, que no estén bajo el yugo. Porque yo también podría plantear las presiones que se está ejerciendo a muchos medios de comunicación y que estáis soportando en el día a día precisamente por una interpretación equivocada de la ley. Nosotros no hablamos de que el 33% tenga que ser de todas las administraciones, hablamos de que los medios de comunicación tienen que tener una serie de criterios. Nosotros vamos a entrar al debate sobre eso, hablemos de cómo se reglamenta esa ley.
Lo que yo no quiero son medios de comunicación pagados en exclusiva para ser controlados con un supuesto enunciado de independencia. Es decir, abramos el debate de forma seria, responsable, de decir 33, 35, 50, 20, que sea de todas las administraciones, pero no sea de una única institución, que es lo que están intentando plantear. A mí me dice señor Mañueco: vosotros haced la ley que yo haré los reglamentos. Está sentado en esa paciencia, esa tranquilidad, que le ha dotado el tiempo para él tener paz consigo misma y tener muy claro que todo se ha utilizado como ariete para responsabilizar a quien ha estado en la oposición 38 años. Por tanto, no hay pacto con Vox y hay una vocación y una voluntad por parte del Partido Socialista de intentar regular, porque el Partido Popular se mueve demasiado bien en la ley de la selva, en la compra de voluntades y lo conocemos demasiado bien y por eso eso hay que regularlo y hay que controlarlo. Yo estoy dispuesto a abrir una mesa con todos los medios de comunicación.
Con Vox ni a por pipas
¿Y por qué no se hizo antes?
La oportunidad está cuando está puesto encima de la mesa una situación de minoría por primera vez en la historia de la Junta de Castilla y León del Partido Popular, que nunca ha querido tener una relación. Esta respuesta que me dice de sobre la ley y los reglamentos obedece a que yo le pongo encima de la mesa la posibilidad de abrir un consenso sobre esto. Y la respuesta es: tú haz la ley que yo hago los reglamentos. Le daba igual, como casi todo. Por tanto, ¿podríamos haber hecho un debate sereno, con carácter previo? Podría haberse hecho. Puedo incluso asumir la responsabilidad de no haber tenido una interlocución con los directamente afectados, desde luego, pero estamos a tiempo de poderlo hacer con el desarrollo del reglamento. Abrámoslo desde el punto de vista institucional, pero no empecemos a plantear unas disyuntivas que no son la realidad y la realidad es que hoy no se obliga a 33% de publicidad institucional aglomerando en esa prioridad institucional a todas. Es una interpretación perversa, maquiavélica, de quien lo que pretende es aprovechar esta situación para que en campaña electoral los medios de comunicación estén en contra de un partido político. Por tanto, ni pacto con Vox ni realidad de la que se está vendiendo.
Ahora han permitido también que Vox tramite una ley, con su voto a favor, relativa a restricciones de energías renovables. ¿Puede haber un debate, aunque sea con un partido de extrema derecha, en este caso con una ley que incluso ellos tienen una postura ideológica tan distinta?
Con Vox ni a por pipas. Cuando uno está planteando directamente que gobierne la lista más votada, lo que se plantea es un cortafuegos a la extrema derecha. ¿Eso va a evitar que si tienen representación parlamentaria a partir del 15 de marzo iniciativas que pueda plantear el Partido Socialista puedan ser respaldadas por Vox porque la coyuntura política le puede interesar? Allá ellos. Ese acuerdo que se está denunciando de que hay una pinza PSOE-Vox, permítame que me dé la risa porque es absolutamente inviable. Es imposible. Somos las antípodas. Quien le ha abierto las puertas del Gobierno con carácter prioritario, quien está seduciendo permanentemente, comprando sus argumentos, esté a la vez acusando a las antípodas de ese partido de tener una pinza contra él, lo único que busca es un rédito cortoplacista electoral. Por tanto, allá ellos con sus estrategias.
El problema es que sus estrategias lo que hacen es importar debates a una realidad como Castilla y León, que no nos interesan para nada, que invisibilizan nuestra problemática y que además son incapaces de dar soluciones a lo que realmente importa a las nueve provincias. Y eso es la suma del Partido Popular y Vox. Y lo último: es que Vox se va voluntario del Gobierno, Mañueco no los hubiera echado jamás. Es más, los utiliza como la muleta permanente. Es más, cuando no asume la propuesta de la lista más votada, primero es porque es consciente de que va a perder y segundo, porque es consciente de que sin Vox no va a ser gobierno.
Con la propuesta de que gobierne la lista más votada en Castilla y León van a poner a Pedro Sánchez en un brete.
¿Y?
¿Es partidario de que gobierne la lista más votada?
Soy partidario de la necesidad de que con carácter previo nos dotemos de un reglamento. Yo no soy partidario de que a posteriori todos sepamos lo que vamos a hacer. Lo que estoy planteando es un ofrecimiento de pacto, de acuerdo bajo notario –porque si no me voy a fiar–, que al menos le ponga frente al espejo de su incoherencia. Lo que se hace en el Gobierno de España es ilegítimo porque lo hace el PSOE, cuando lo hacen ellos todo vale. Lo que yo estoy planteando es que sepamos antes de salir a jugar al terreno de juego nuestras reglas y lo que estoy ofreciendo es una regla y alguien que presume de tener una confianza mayoritaria, que va de ganador, dame la mano y la jugamos. Y así cortocircuitamos a la extrema derecha. Cuando no lo quiere dar o es miedo o que no es de fiar.
Y si dependiera de los localismos, como pueden ser Soria Ya! o Unión del Pueblo Leonés, ¿usted pactaría con ellos para llegar a la presidencia de la Junta de Castilla León? Porque ha sido muy crítico con ellos.
Y lo sigo siendo, porque los nacionalismos no llegan a ninguna parte. Cuando tú vienes del municipalismo y analizas las trayectorias históricas de todos los gobiernos locales, cuando irrumpen partidos localistas, hay un cruce de intereses y de conflictos casi siempre curiosos y que casi siempre benefician a la derecha. La derecha, cuando se divide, es para ganar.
El problema que tenemos desde la izquierda es que nos dividimos y en la atomización del voto somos más cainitas que nadie y no solemos al final tener una relación muy estrecha. Pero la derecha lo hizo con Ciudadanos, lo ha hecho con Vox… Y con esos nacionalismos sucede un poco lo mismo. Yo no concibo la política desde el punto de vista localista. Mira, una ciudad como Soria, una provincia como Soria, una comunidad como Castilla y León, si la entiendes desde el punto de vista de chantaje por tu capacidad de rédito, tienes las patas muy cortitas, no tienes horizonte a donde llegar. Solamente seremos fuertes y haremos esa revolución de los humildes con un poco de proyección y alcance a largo plazo si somos capaces de generar alianzas todos los humildes.
Nosotros necesitamos entendernos con Aragón, con Castilla-La Mancha, con Extremadura, porque tienen unas problemáticas muy similares a las nuestras que algunos están sabiendo afrontar, pero nosotros no podemos generar una involución a ver quién puede más. Yo no concibo la política en el que tanto valgo, tanto tengo. Porque es que desgraciadamente nuestro peso no te da para poder hacer eso. Y yo no concibo desde el punto de vista socialista que eso pueda servir para algo.