El cazador que disparó a Hel, el ibis abatido a tiros en Extremadura, sigue libre e impune un año después
Doce meses después de la muerte a tiros al ave protegida, que forma parte de un importante programa de recuperación, el Seprona mantiene abierta la investigación, pero sin resultados
Hemeroteca – ¿Quién mató a Hel? Tras la pista del cazador que truncó a tiros el fabuloso viaje del ibis eremita
Matar a una especie protegida sale demasiado barato e incluso puede quedar sin castigo. La investigación por la muerte de el ibis eremita Hel, abatido a tiros en Fregenal de la Sierra (Badajoz) hace ahora un año, sigue abierta pero sin resultados, según informa el Seprona a elDiario.es. Por otro lado, desde Ecologistas en Acción de Extremadura consideran que la falta de medidas administrativas por parte de la Junta contra el coto de caza donde se produjeron los hechos es “vergonzosa”.
Los hechos ocurrieron el domingo 3 de noviembre de 2024, cuando un cazador abatió a tiros a ‘Hel’, uno de los ibis eremitas que había llegado a la península en un viaje extraordinario, siguiendo el parapente motorizado pilotado por el naturalista alemán Johannes Fritz.
Hel nació en un pequeño zoológico de la localidad alemana de Carintia, junto con otros 32 ejemplares jóvenes que llegaron a Jerez en 2023. Las aves volaron más de 2.000 kilómetros siguiendo el paramotor pilotado por Fritz y en el que vuela siempre una de las dos cuidadoras. El viaje forma parte del proyecto LIFE-NBI, que está enseñando a estas aves a volar desde Alemania a Barbate, en Cádiz, donde vive un grupo de otros 200 ibis eremitas.
El cuerpo de Hel fue encontrado con varios disparos en el interior de una explotación ganadera, limítrofe con el coto social de caza de Fregenal. Es el tercer ibis abatido por cazadores en España, pero seguramente no es el último. Ahora se está investigando otro posible caso en Málaga y el 16 de octubre murieron tiroteados dos ibis en el norte de Italia, uno de los cuales era el primer ibis que hizo la migración guiada por humanos a Italia en 2017, informa Chúss Fernández, colaboradora del programa.
            
                El ilustrador Fernando Sembrador publicó este cartel para denunciar la muerte de Hel en Extremadura.                            
Este tipo de delitos prescriben a los cinco años, de modo que el Seprona aún tiene tiempo antes de darlo por cerrado. “Si en cinco años no ha dado sus frutos, entonces se archiva, pero, de momento, la investigación sigue adelante”, explican desde la Guardia Civil.
“No hay avances y es verdad que el asunto puede prescribir y se puede quedar la cosa en el aire”, asegura Miguel Ángel Quevedo, veterinario del Zoobotánico de Jerez. “El equipo alemán está muy preocupado porque su población está sufriendo mucho por los disparos, porque hace unos días a dos de los ibis que cruzaban los Alpes en dirección a Italia los dispararon y lo mataron”.
En España, hace poco más de un mes, se conoció la condena a un vecino de la localidad pacense de Montemolín, también en Badajoz, por disparar y abatir a cuatro ejemplares de ibis eremita en 2019, que formaban parte, precisamente, del proyecto de reintroducción de estas aves de la Junta de Andalucía y el Zoobotánico de Jerez. El juzgado de lo Penal 2 de Badajoz le condenó a un año de prisión, inhabilitación especial para cazar o pescar durante 35 meses y al pago de 20.000 euros de indemnización a la Junta de Andalucía, además de las costas procesales.
Una actitud “vergonzosa”
Las organizaciones ecologistas celebraron esta decisión judicial sobre el caso de Montemolín, pero consideran que los esfuerzos para perseguir este tipo de delitos son insuficientes. Para Carlos Garrón, de Ecologistas en Acción de Extremadura, la actitud de la Junta extremeña, que no ha tomado ninguna medida administrativa contra los hechos ocurridos en Fregenal de la Sierra, es “vergonzosa”.
Lo suyo es encontrar a los culpables y que haya un resultado ejemplarizador para quienes disparan a especies que no son cinegéticas, porque hay algunas personas que le disparan a cualquier cosa
“Se están blanqueando hechos contra la biodiversidad y el patrimonio natural extremeño”, asegura Garrón a elDiario.es. “Mientras en otras comunidades autónomas se da la bienvenida a la recuperación de especies en peligro de extinción, en Extremadura la Dirección General de Sostenibilidad nos hace recordar los tiempos más oscuros de las Juntas de Extinción de Alimañas con su negacionismo ambiental. Seguimos confiando en las labores de investigación del Seprona, que en el caso de los ibis de Montemolín dieron su fruto”.
“Si se dispara a una especie como esta —añade Miguel Ángel Quevedo—, lo suyo es encontrar a los culpables y que haya un resultado ejemplarizador, para otros que puedan disparar, no solamente al ibis, sino a especies que no son cinegéticas, porque hay algunas personas que le disparan a cualquier cosa”.
Es necesario reforzar los mecanismos de vigilancia, prevención y sensibilización frente a prácticas ilegales como estas, que ponen en riesgo la conservación de muchas aves protegidas o amenazadas
“Es necesario reforzar los mecanismos de vigilancia, prevención y sensibilización frente a prácticas ilegales como estas, que ponen en riesgo la conservación de muchas aves protegidas o amenazadas”, asegura David de la Bodega, responsable del programa legal de SEO/BirdLIfe. “La especialización en la investigación de estos casos y la colaboración entre administraciones públicas, cuerpos de seguridad, centros de recuperación y organizaciones conservacionistas, es clave para la eliminación de los delitos contra la fauna y la preservación del patrimonio natural extremeño”.
De las 32 aves que llegaron en 2023 siguiendo al paramotor como Hel solo quedan 10 con vida y de las 36 llegadas en 2024 quedan 29, por lo que cada muerte es un paso atrás y una tragedia. En total, en España han muerto o desaparecido 38 ibis y algunos han caído en lugares inaccesibles, por lo que nunca sabremos las causas. Los disparos por “escopeteros” son una de las principales causas de la muerte de estas aves en Italia, donde el programa de reproducción lleva en marcha una década. La impunidad de los hechos puede hacer que los ibis de la península corran el mismo destino.