Autobiografía exprés de Juanma Moreno, antes y después de la crisis de cribados: «Me sentí superado e impotente»
El presidente andaluz presenta en Sevilla ‘Manual de convivencia. La vía andaluza’, unas memorias que ensalzan su personaje público, rememoran con épica la conquista de la Junta y defienden la política del diálogo con todos, excepto con uno: «Me incomoda Pedro Sánchez»
Ésta es la historia de Juanma Moreno, el personaje, contada por él mismo con ayuda de cuatro asesores, expertos en comunicación y marketing político que trabajan para él dentro de su Gobierno. Es un relato de pretensiones épicas sobre el primer presidente del PP al frente de la Junta de Andalucía en casi 40 años.
Es un perfil amable, a ratos condescendiente, quizá porque los coautores del mismo tienen menos pudor a la hora de ensalzar al líder del que él mismo tendría de haberse ocupado del 100% de la escritura. Que el protagonista de Manual de convivencia. La vía andaluza (Editorial Espasa) es un constructo político, un heterónimo de Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 1970), se declara abiertamente desde las primeras páginas, donde el político habla en tercera persona de su propio personaje: “¿Por qué alguien afirmaría que Juanma Moreno era un mal candidato?”, se pregunta al reflexionar sobre el axioma que le dedicaron algunos medios muy al principio de todo: “Mal candidato, buen presidente”.
Otro pasaje rememora el origen de ese personaje como parte de una estrategia política: “Cuando asumí mi responsabilidad como presidente del PP de Andalucía, opté por presentarme como Juanma en lugar de como Juan Manuel Moreno (…) para que, desde el primer momento, la gente percibiera que mi intención era practicar un liderazgo cercano, accesible, moderado y sereno”.
Moreno es un dirigente político que ha hecho historia en Andalucía. En 2014 sustituyó al todopoderoso Javier Arenas al frente del PP andaluz, con la mitad de su partido en contra. En 2015 se presentó por primera vez a las elecciones andaluzas, con la mitad de su partido en contra, y perdió 17 diputados de una tacada.
En 2018 volvió a postularse, esta vez con más de la mitad de su partido en contra, y cavó el suelo electoral del PP andaluz (26 diputados, el resultado más bajo de su historia). Pero el bloque conservador (junto a Ciudadanos y Vox) se impuso por primera vez a las izquierdas andaluzas y Moreno fue investido presidente de la Junta. Cuatro años después, en los comicios de 2022, logró una mayoría absoluta rotunda, de 58 diputados, y se consolidó como bastión territorial del PP y figura pujante en la escena política nacional.
Los hechos están en las hemerotecas, este libro de memorias lo que hace es chapotear en la leyenda (“When the legend becomes fact, print the legend”), la leyenda autodescrita del personaje que ha triunfado, con algunas dosis de la persona humana que hay detrás (cuando habla de su padre, de sus abuelos, jornaleros y ganaderos, de su mujer y principal asesora, la politóloga Manuela Villena, de sus hijos…)
La cercanía del pasado pero, sobre todo, la proximidad de las elecciones andaluzas de 2026 imposibilitan al ensayista Moreno cualquier reflexión crítica sobre la realidad pretérica y presente del autor. No en vano, es el candidato a la reelección en apenas unos meses y eso se nota en cada página del libro. Sobre todo, en el elefante blanco que ocupa un enorme agujero en el centro del libro: la crisis de la sanidad andaluza.
La crisis sanitaria, el capítulo que no está
Hace un mes se hizo público que el presidente andaluz había escrito una especie de “biografía política” y se anunció la presentación del libro para la semana pasada, en Madrid por la mañana, en Sevilla por la tarde. Pero la cita de la capital se anuló. Entremedias se interpuso el escándalo de los cribados de cáncer de mama, la mayor crisis política que ha sacudido su gobierno en siete años, que se ha cobrado la dimisión de un miembro de su gabinete -la consejera de Salud- a apenas ocho meses para las elecciones.
La crisis de los cribados de cáncer ha coincidido con la salida al mercado de las memorias de Moreno, lo cual distorsiona algunas de las reflexiones que hace el autor sobre sus siete años de gobierno, sin apenas sobresaltos que pongan en riesgo su liderazgo. No hay nada en estas páginas, ni por asomo, que permitiera intuir la imagen de miles de mujeres en las calles de Andalucía gritando “Moreno dimisión”, “Moreno Bonilla, vete de Sevilla”, como ocurrió hace un mes, justo cuando se hizo público que el presidente tenía libro.
El Manual de convivencia de Moreno tiene dos lecturas: antes y después de la crisis de los cribados. “No siempre podemos pagar todo lo que vemos en el escaparate”, dice el presidente andaluz en el libro, cuando plantea la complejidad de sostener los servicios públicos esenciales, en especial la sanidad. Aquí el gobernante popular desglosa los problemas -reto demográfico, modelo económico- pero olvida aportar soluciones concretas, más allá del mantra neoliberal: “menos impuestos, más actividad económica, más consumo y más ingresos”.
Ese punto ciego en las memorias del presidente lo ha rescatado este lunes la periodista Carmen Morodo, directora adjunta de La Razón, que es quien ha elegido Moreno para que le entreviste en la presentación del libro, en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, ante unas 300 personas, la plana mayor de su Gobierno -el actual y el de la pasada legislatura-, y dirigentes del PP. Morodo le ha preguntado por ese capítulo que no está, y el presidente ha hablado de su “sensación de frustración y decepción” con un escándalo, que ha zarandeado la estabilidad de su Ejecutivo.
Moreno ha pasado de puntillas por las aristas de la crisis de los cribados, aún sin aclarar, y se aferrado fuerte a dos ideas: el presupuesto récord en sanidad y el “intento de manipulación” y de “distorsionar la realidad” de sus adversarios, pensando en la cercanía de las elecciones. “Me sentí superado, impotente por no haber tenido información antes, me dio muchísima rabia. Se han vertido declaraciones muy graves, desde llamarme asesino hasta poner en cuestión todo el sistema sanitario andaluz”, ha dicho, tras prometer una “reforma” estructural del modelo sanitario porque sus objetivos “no se han cumplido”.
He aquí la diferencia entre el Juanma Moreno real, en la presentación del libro, ante las preguntas de una periodista y la presencia de otros 53 periodistas acreditados [la editorial compara el acto de hoy con la presentación de las memorias de Isabel Preysler, recientemente en Madrid], y el personaje que aparece en el libro, más indulgente consigo mismo de lo que suele ser el político.
El personaje Juanma se coloca frente al espejo de Blancanieves y manosea alguna crítica en su contra, pero sólo para resignificarla como un éxito propio de su personalidad: “El pescado en blanco es una receta muy andaluza de cocinar la merluza, adecuada para quienes tienen el estómago delicado o se están recuperando de una enfermedad. A menudo he oído decir que Juanma Moreno ”hace menos daño que el pescado en blanco“ o que ”le falta colmillo“. Esa ha sido la principal crítica que he recibido: mi talante tranquilo, afable y hasta dulce”.
“Me siento incómodo en el sanchismo”
El texto discurre, en apenas algo más de 200 páginas, de la conquista del poder en 2018 a la precampaña de las andaluzas en 2026, sin citar los próximos comicios, pero siempre presentes en el relato. Lleva por subtítulo “La vía andaluza”, un lema de campaña para definir una cierta forma de entender la política desde el diálogo, la moderación, el centrismo, la convivencia…. Pero el lector puede concluir, sin esfuerzo, que la vía andaluza empieza y termina en Juanma Moreno.
Y todos los demás senderos, serpenteantes, esquivos y próximos al precipicio de la política populista y polarizante de estos tiempos son los que representa Pedro Sánchez, la némesis, el archienemigo. En parte, la otra razón de ser de este libre. El nombre del presidente del Gobierno parece por primera vez en la tercera página y se repetirá, obsesivamente, hasta una treintena de veces, llegando a copar capítulos enteros en la parte final del relato.
El antagonista total, hasta el punto de hacer incurrir en contradicciones la propia filosofía política que defiende el libro: este Manual de convivencia es una respuesta provocadora al Manual de resistencia, que escribió Sánchez. En teoría, es la propuesta contraria, pero a la postre, Moreno reconoce que la convivencia es posible con todos, excepto con Pedro Sánchez. En mitad del libro aparece una fotografía del presidente andaluz y el presidente del Gobierno, juntos en el mismo equipo, jugando al futbolín contra el rey Felipe VI. Una imagen que hoy parece una broma de la Inteligencia Artificial.
“Me siento incómodo en la demagogia, en el sanchismo, es difícil debatir con una persona que te está mintiendo permanentemente. Me siento incómodo en la bronca por la bronca, la falta de criterio, la falta de rigor, con este PSOE, que ya no es PSOE, es sanchismo puro”, ha rematado durante la presentación del libro.
La “tenacidad” de Díaz Ayuso y “Magic Johnson” Feijóo
En el libro, el autor destaca la “tenacidad” de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, “firme en sus principios, con determinación y carácter”. “Estoy seguro de que será una de las catapultas que llevará a Alberto a ser presidente del Gobierno”, advierte. En la presentación, Morodo le ha dicho que en Madrid esa “vía andaluza” se ve como algo naive, como algo no exportable, y el dirigente andaluz, aun mostrando “las singularidades” de la capital de España, ha defendido sus maneras: “Si yo hoy digo una barbaridad, un disparate, cosas gruesas, captaré más la atención de los medios que si digo cosas sensatas”.
De Alberto Núñez Feijóo destaca en el libro su amistad y su empeño -“Es la persona idónea para tallar esa nación que muchos anhelamos, libre de muros”, dice, describiéndole como el “Magic Johnson del PP”. De Mariano Rajoy recuerda aquella frase -“Juanma, tú lo has querido”- que le señaló como sucesor de Arenas en el PP andaluz. También recuerda el consejo del expresidente del Gobierno para sobrellevar las críticas de los que, desde el minuto uno, pusieron en duda su valía como candidato (las más duras vinieron de su propio partido). “Haz lo que hago yo; no leas la prensa”.
Moreno reivindica varias veces la figura del expresidente Felipe González, ahora en abierta disputa con Sánchez, y lanza elogios a Juan Espadas, su rival en las elecciones de 2022, con quien ve “paralelismos conmigo, por el talante moderado”. Cada elogio que el dirigente popular dedica a un rival socialista -derrotado o apartado de la primera línea- pivota contra una durísima crítica al presidente del Gobierno, a quien llega a comparar con Shere Kahn, el tigre de El libro de la selva, “que pretende gobernar de manera autoritaria al resto de animales para que nadie olvide quién manda en la selva”.
De su primer gobierno, en coalición con Ciudadanos, ensalza por encima de todos la figura del malogrado Javier Imbroda, fichado por el partido de Albert Rivera y nombrado consejero de Educación y Deportes. “El fichaje de Javier por Ciudadnaos me dio coraje (…) porque no see me ocurrió a mí primero”, dice. Reconoce que el támdem Juan Marín-Elías Bendodo para “mantener la armonía en el seno de Gobierno de coalición”.
A mitad del libro, Moreno olvida aquel consejo que le dio Rajoy: “No leas la prensa”. El presidente andaluz dedica tres capítulos al periodismo, a los medios de comunicación y a los bulos que, en realidad, pueden sintetizarse como un enorme ataque a Sánchez y sus críticas a los “pseudomedios” y la “derecha mediática”, pero también a la prensa que fiscaliza su Gobierno, con un presupuesto anual de más de 51.000 millones de euros.
Hay extractos, sobre todo en la segunda parte, que parecen directamente sacados del argumentario oficial de la Junta, con párrafos calcados de las notas de prensa o de los discursos del presidente en el Parlamento: “Para 2025, la Junta de Andalucía cuenta con el presupuesto de sanidad más alto de toda su historia”.
El presidente de la Junta tiene en su despacho una fotografía de John Fitzgerald Kennedy y de su hermano Robert, sentados en la penumbra de un hotel, curante la Convención Nacional Demócrata de 1960 en Los Ángeles. Moreno se mira abiertamente en los Kennedy, pero a lo largo del libro también cita a Winston Churchill, Margaret Thatcher, Adolfo Suárez, Barack Obama, Francois Mitterrand, Helmut Kohl, Ronald Reagan, Felipe González o el expresidente de Uruguay Pepe Múgica, ya fallecido, al que le dedica un capítulo entero.
En todos los casos, más que hablar de la personalidad política de cada uno, Moreno destaca “el carisma”. “El carisma no pertenece a ninguna ideología”, dice, sin ocultar su fascinación. Como “figuras decisivas en la historia del andalucismo”, destaca a Blas Infante, a Manuel Clavero Arévalo y a Alejandro Rojas-Marcos, que hoy se encontraba entre el público asistente.
Moreno vuelve una y otra vez a los valores refugio donde se ha gestado su personaje, siempre con Sánchez como némesis: “la política tranquila y previsible”, “el humor en política”, la “serenidad”, “el afecto hacia el adversario”… “Todo lo contrario de lo que practica el Gobierno de Pedro Sánchez”, a quien acusa de “dividir, polarizar e ideologizarlo todo”. Termina el libro augurando que “España se rompe”, y que “Alberto deberá recomponer el país para que funcione”.
El presidente andaluz sufre de insomnio severo, lleva en la muñeca un reloj inteligente que le controla los ciclos de sueño y le dice cuándo debe tomarse una pastilla para dormir, evitando así la dependencia de los fármacos. A Moreno le quita el sueño los problemas de salud de un familiar, los problemas de Andalucía y de España, pero no perder la mayoría aboluta dentro de unos meses. “No me planteo perder la mayoría absoluta, si he conseguido con todos los imposibles llegar hasta aquí, podemos mantener la mayoría. Es verdad que es difícil, porque ahora todos los cañones de Moncloa están apuntando a Andalucía”, ha reconocido.
Pero, antes de terminar, ha querido advertir a los andaluces de los “peligros” que le acecharían si el PP, mañana, no lograra seguir gobernando sin ataduras, es decir, si Moreno tuviera que formar un Gobierno de coalición con Vox, el partido que despunta en las encuestas. “Si se perdiera la mayoría absoluta, los andaluces no son conscientes de lo que pierden. Y no lo digo por mí, sino por aprobar presupuestos y leyes, vender estabilidad y confianza fuera de Andalucía, sería más difícil de hacer, la prueba está en nuestros primos hermanos de Extremadura”, ha advertido.