Elena Daprá, psicóloga, sobre el bajón en los meses oscuros: “Es importante aceptar que el ánimo fluctúa con las estaciones”
Prestar atención a la generación de serotonina y endorfinas es clave para ayudar al cuerpo a mantener el equilibrio emocional ante la falta de luz y calor
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La llegada de los días más cortos y lluviosos y la bajada de temperaturas no solo cambia las hojas de los árboles, también afecta a nuestro cuerpo. Puede manifestarse de múltiples maneras, entre ellas, como ansiedad por sentir la pérdida de horas, como astenia o falta de concentración o como bajón anímico.
“La luz solar influye directamente en nuestro reloj biológico y en la producción de neurotransmisores relacionados con el bienestar, como la serotonina y la melatonina”, explica la psicóloga clínica Elena Daprá. “Cuando los días se acortan y hay menos horas de luz, nuestro organismo percibe una disminución de energía, el sueño puede alterarse y el estado de ánimo tiende a volverse más bajo”.
Por lo tanto, como apunta la experta, el vínculo entre esta época del año y nuestro ánimo no es solo una sensación subjetiva; está profundamente anclada en la biología. “El cuerpo y la mente registran esa falta de luz como una señal de ralentización”, apunta Daprá.
“Si esos cambios anímicos no afectan de forma significativa al funcionamiento diario, no hay motivo de alarma”, aclara la psicóloga, que apunta a la importancia de diferenciar una bajada de ánimo estacional y un cuadro depresivo.
“Durante el otoño e invierno es habitual sentirse más introspectivo, con menor vitalidad o necesidad de recogimiento, pero si la tristeza se mantiene durante semanas, aparece apatía, pérdida de interés o alteraciones del sueño y del apetito, entonces sí conviene pedir ayuda profesional”, señala Daprá.
“El cuerpo y la mente registran esa falta de luz como una señal de ralentización”, apunta la psicóloga.
Para combatir esas sensaciones desagradables, las recomendaciones de la experta son:
1. Cuidar los ritmos biológicos
Si nos afecta la reducción de luz, es lógico que el mejor remedio sea salir a la calle y aprovechar al máximo las horas de sol. “Exponerse a la luz natural siempre que sea posible, mantener rutinas de sueño regulares y realizar actividad física nos ayuda a activar la serotonina y las endorfinas”.
2. Socializar
Hacer planes que nos estimulen y mejoren nuestro desarrollo personal. “Aunque apetezca menos, es recomendable mantener el contacto social”.
3. Cuidar la alimentación
Al igual que es clave para proteger nuestro sistema inmunológico, una dieta equilibrada es importante para combatir el malestar, “especialmente, evitando excesos de azúcar y ultraprocesados”.
4. No forzarnos
“Es muy importante aceptar que nuestro estado de ánimo fluctúa con las estaciones”, advierte Daprá. “No se trata de forzar la alegría, sino de crear condiciones que favorezcan el bienestar: luz, movimiento, descanso, conexión y sentido”.