Rafael Zornoza, el «obispo señorito» de Cádiz que suma una denuncia por pederastia a su polémica trayectoria

Rafael Zornoza, el «obispo señorito» de Cádiz que suma una denuncia por pederastia a su polémica trayectoria

Desde desahucios y disputas inmobiliarias hasta conflictos con sacerdotes y la negativa a acoger menores en Ceuta, la figura del prelado ha generado tensiones que ahora se suman a una investigación del Vaticano

El Vaticano investiga por pederastia al obispo de Cádiz: “Se metía en mi cama, me acariciaba y besaba”

Rafael Zornoza ya no debería ser obispo de Cádiz y Ceuta. El 31 de julio de 2024 cumplió 75 años. Entonces, como es costumbre, presentó su renuncia al cargo ante el Papa al haber superado esa edad. El de Córdoba hizo lo propio seis meses después y se le encontró relevo en apenas mes y medio. Pero el de Cádiz seguía en el cargo sin visos de una sustitución inminente. Este domingo ofició misa en la Catedral e iba a presidir en la tarde del lunes un acto en el colegio Salesianas. Hasta que se ha amanecido con su foto en una portada nacional. La difusión de una denuncia sobre un supuesto caso de pederastia en los años noventa le ha llevado a suspender inmediatamente su agenda. Desde que fuera nombrado en 2011 a Zornoza le han salpicado numerosas polémicas, aunque ninguna tan grave como esta.

Quien pudiera esperar de Zornoza un obispo cercano, popular y entrañable como su antecesor Antonio Ceballos, que, además, sacó adelante numerosos proyectos sociales, se encontró de pronto con un liderazgo bien distinto. Venía de haber dirigido el seminario de Getafe, donde se produjeron los supuestos abusos, y de ser obispo de Mentesa apenas un año. Su mandato en Cádiz y Ceuta ha estado marcado por la gestión administrativa, decisiones rígidas y un enfoque en la disciplina del clero y la administración de bienes eclesiásticos. Algunas polémicas mediáticas, como despidos y desahucios, le han situado como un gestor algo cruento y distante, y objetivo crítico de muchas coplas de carnaval, fiesta donde la Iglesia suele ser diana de muchas letras.

“Reverendísimo avaro, señor obispo de Cádiz, con toda mi rabia en la boca. Hoy quiero esta copla cantársela a usted, monseñor de la codicia, del lucro sin fe, y de los pisos vacíos”, le cantó la comparsa Los Renacidos, de Miguel Ángel García Argüez, en 2022, para reprocharle a Zornoza el afán inmobiliario de un obispado que tenía varias propiedades en venta en la ciudad, lo que afectaba a algunos de sus inquilinos.

El Ayuntamiento de Cádiz, gobernado entonces por José María González ‘Kichi’, tuvo con el obispo, según fuentes muy cercanas al exalcalde, una relación “formalmente compleja, y políticamente distante”. Kichi y él llegaron a coincidir en una comida convocada por Zornoza en el antiguo seminario. En sus ocho años de mandato, el gobierno municipal pidió sin éxito que las casas vacías que el Obispado tenía en la ciudad fueran puestas a disposición de la gente y que sus decisiones no expulsaran ni de sus locales ni sus trabajos a vecinos de Cádiz. Le recuerdan como alguien “hermético” en las aspiraciones municipales de la alianza de izquierdas en la capital gaditana.

A Zornoza le llovía los reproches sociales en otras localidades. Uno de los casos más conocidos ocurrió en 2021, cuando el matrimonio formado por José Luis García y Marisol Torres, ambos octogenarios, fue desahuciado del convento de San Fernando donde habían vivido más de cincuenta años. La pareja había cuidado el inmueble como parte de la comunidad, acogiendo generaciones de feligreses y dedicando su vida al convento. La denuncia alertaba de una “falta de sensibilidad” del obispo con dos feligreses muy queridos. 

En paralelo, la diócesis vivió tensiones internas con miembros del clero. Sacerdotes como Rafael Vez denunciaron públicamente lo que consideraban una gestión autoritaria de Zornoza, que incluía despidos arbitrarios y la imposición de medidas disciplinarias sin diálogo. Vez fue apartado temporalmente de sus funciones tras levantar estas críticas.

Otro episodio polémico se desarrolló en Ceuta, donde el obispado de Zornoza se negó a ceder un antiguo asilo para acoger menores marroquíes en situación de vulnerabilidad. El edificio llevaba años desocupado y la propuesta del Gobierno local habría permitido ofrecer un espacio seguro a niños en riesgo. La negativa del obispo generó un choque con las autoridades y críticas por la contradicción entre los discursos de caridad y la gestión de la diócesis. Este caso también volvió a situarlo en la percepción de un obispo más preocupado por el control de sus bienes que por atender necesidades urgentes de la comunidad.

Las operaciones inmobiliarias del obispado se convirtieron en otro foco de conflicto. La intención de vender edificios municipales cedidos en usufructo provocó denuncias de ayuntamientos como el de San Roque y avivó la percepción de que la gestión de Zornoza priorizaba intereses estratégicos y financieros sobre el cuidado pastoral. La acumulación de estos conflictos alimentó la narrativa de un obispo distante, centrado en la administración y menos en la cercanía con los fieles, lo que contrastaba con la tradición de una diócesis que había valorado históricamente el acompañamiento pastoral directo.

Entre las críticas, grupos cristianos llegaron a enviar cartas al nuncio del Papa en España solicitando que reconsiderara su apoyo al obispo, alegando que su gestión generaba descontento y erosionaba la confianza en la institución. Estas acciones reflejaban no solo la tensión interna, sino también el grado de insatisfacción de sectores de la comunidad católica con la forma de ejercer la autoridad episcopal.

Hasta este momento, todas las polémicas tenían un carácter administrativo, pastoral o social. Pero la denuncia que ha salido a la luz esta semana añade una dimensión completamente distinta. El Vaticano ha abierto una investigación canónica contra Zornoza por presuntos abusos sexuales a un menor cometidos en los años noventa, cuando ejercía como rector del Seminario Mayor de Getafe. Según la denuncia avanzada en El País, los hechos comenzaron cuando la víctima tenía 14 años y se prolongaron hasta los 21, incluyendo tocamientos, besos y manipulación emocional. El caso está siendo instruido por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y representa la primera vez en España que un obispo en ejercicio es objeto de una investigación por abusos sexuales

El obispado ha emitido un comunicado negando las acusaciones y defendiendo la inocencia de Zornoza. Al mismo tiempo, el obispo ha suspendido temporalmente su agenda debido a un tratamiento contra un cáncer agresivo, lo que añade un matiz complejo al desarrollo del proceso canónico. Zornoza ha esperado a dejar aparcada su agenda hasta ver su nombre y su foto en la portada de un periódico nacional, a pesar de conocer desde hace tiempo que existía una investigación contra él. Ayer ofició la misa de la Catedral y hoy iba a presidir por la tarde un acto en el colegio Salesianas, al que, finalmente, no acudirá. A Zornoza también se le ha criticado la falta de acción en las denuncias por pederastia que han afectado estos últimos años a su diócesis. Ninguna fue elevada a instancias superiores desde el Obispado de Cádiz.