Los barones del PP temen que la negociación con Vox para sustituir a Mazón les penalice en sus territorios

Los barones del PP temen que la negociación con Vox para sustituir a Mazón les penalice en sus territorios

Extremadura afronta elecciones el 21 de diciembre, Castilla y León en marzo del año que viene y Andalucía en junio, mientras Murcia y Aragón siguen sin presupuestos para 2026

El PP une su destino a Vox a las puertas de un nuevo ciclo electoral

‘¿Dónde estaba Mazón?’ – El documental de elDiario.es que investiga la gran incógnita del día de la dana

Alberto Núñez Feijóo lleva a gala apurar al máximo los plazos en la toma de decisiones. Una estrategia que el líder del PP siempre intenta aplicar, pero que le puede suponer problemas a sus barones autonómicos. Feijóo sostuvo durante un año entero a Carlos Mazón al frente de la Generalitat. Su dimisión, forzada por la rabia digna de las víctimas de la dana, abre una negociación con Vox cuando varias comunidades se preparan para afrontar elecciones. Y los barones temen el contagio.

La primera en ir a las urnas es Extremadura. María Guardiola revive estas semanas las jornadas que condujeron en 2023 a su acuerdo con la extrema derecha para arrebatar la región al PSOE, pese a haber tenido menos votos en las urnas. La presidenta extremeña renegó de un posible pacto con Vox, pero lo firmó cuando el ‘sí’ de Mazón a los de Santiago Abascal rompió los leves diques del PP a la “derecha extrema”, como se refieren a veces a Vox.

De aquella, una frase de Mazón marcó las negociaciones: “En el peor de los casos tendríamos que chupársela a uno de Vox, que vienen aquí a tocar los cojones”. Dos años después, Guardiola ha convocado elecciones anticipadas ante la imposibilidad de cerrar los presupuestos con el partido de Abascal. El PP y sus aliados solo pudieron acordar las cuentas de 2024, que se prorrogaron en 2025. Y sin debatir ni votar el proyecto de 2026, la presidenta desistió de buscar una mayoría para sacarlo y disolvió la Asamblea.

Las elecciones extremeñas serán el 21 de diciembre. Guardiola aspiraba a una campaña de corte autonómico en exclusiva, pero nadie cuenta ya con que eso vaya a suceder. Para desesperación de los propios, apenas dos días después de la convocatoria los abucheos a Mazón en el homenaje de Estado a las víctimas de la dana precipitaron su salida del Govern valenciano. 

En el Gobierno autonómico intentan separar los dos contextos y quieren incidir en que son situaciones muy distintas. Pero también asumen que esa batalla está más bien perdida y que no solo Vox, sino todos, quieren convertir las elecciones extremeñas en una suerte de inicio del maratón electoral que terminará con las generales previstas para 2027.

El problema para Guardiola es que el PP no parece tener un recambio claro para Mazón. Ni Vox tiene prisa alguna por votar su investidura. Los plazos son los que son: 19 de noviembre para registrar la candidatura ante Les Corts, una primera ronda de votaciones una semana después y, si no hay fumata blanca, dos meses más para intentar una investidura o ir a elecciones.

Para el PP hay dos opciones. La primera, las urnas se ponen en Extremadura con un nuevo Consell auspiciado por Vox. Y el partido de Abascal ya ha dejado claro que exigirá que el candidato asuma en su discurso de investidura sus políticas antiecologistas y racistas. La segunda opción no es mucho mejor: Guardiola se juega la Junta en plenas negociaciones.

Desconcierto valenciano

Los primeros contactos entre las direcciones nacionales del PP y de Vox ya se han producido, sin que haya trascendido ningún elegido. Uno de los nombres que suena como recambio de Mazón es el secretario general del PPCV, Juan Francisco Pérez Llorca, quien este mismo lunes aseguraba no tener información sobre posibles candidatos. 

De hecho, uno de los motivos del bloqueo en Valencia es precisamente la figura de Pérez Llorca. Y sin candidato, no hay negociación.

El desconcierto en el PP valenciano es similar al que tuvo Carlos Mazón a su llegada al Cecopi el día de la dana. Sin candidato y, tras haber tirado un pulso a Génova por la sucesión del ‘president’, en estos momentos el principal candidato a asumir la presidencia de la Generalitat interina es, precisamente, Pérez Llorca.

Es el ‘número dos’ de Mazón y principal contacto de los conservadores con Vox, pero la realidad es que, nueve días después de la dimisión de Mazón, no hay un sucesor claro. Fuentes del PP valenciano lamentan que Génova puede estar aguantando la designación de Pérez Llorca para quemarlo y evidenciar quién marca los tiempos. En palabras del posible elegido: “Nadie me ha comunicado que vaya a ser yo el candidato”.

Vox apuesta por Pérez Llorca. Es con quien mejor se ha entendido en esta legislatura y quien más ha asumido sus tesis sobre inmigración y menores no acompañados. “Sabe calmar su sed”, explica un diputado de las Corts Valencianes. Esta asunción de las tesis de Vox, que cristalizó en la mítica frase de Mazón “en el peor de los casos, tendríamos que chupársela a uno de Vox”, preocupa sobremanera a los barones que tienen elecciones autonómicas en los próximos meses.

Peligro de contagio

“Estatutariamente, le corresponde a la dirección nacional elegir a los candidatos a las elecciones autonómicas”, dijo este lunes Pérez Llorca, lo que deja el balón en el tejado de un Feijóo, quien este lunes se fue a Melilla con toda su dirección para hablar de tolerancia y convivencia entre religiones. Con el de ayer, son cuatro lunes consecutivos sin la habitual rueda de prensa en la sede nacional del partido, en la madrileña calle de Génova.

Vox aprovecha la indefinición no solo para afianzarse como aliado en la Comunidad Valenciana. Mientras el PP intenta encapsular cada proceso electoral, el partido de Abascal quiere lo contrario: interrelacionarlos.

Los ultras saben que su fortaleza no está en su inexistente gestión municipal o autonómica, sino en su liderazgo estatal y en abundar en el mensaje racista y xenófobo que quiere enfrentar a los españoles que viven una situación más precaria con las personas migrantes. En la batalla del último contra el penúltimo, Abascal gana.

El portavoz de Vox en Les Corts se sabe la estrategia de memoria y este lunes dijo no saber con quién tienen que negociar, “si el PP de Feijóo, el PP de Mazón, el PP de Mañueco o el PP de la señora Guardiola”. La frase parecía responder a las que dijo la semana pasada la presidenta extremeña en una entrevista: “Espero que Vox tenga la suficiente altura política para centrarse en lo verdaderamente importante, los valencianos”.

Porque no solo Guardiola afronta elecciones de forma inminente. Alfonso Fernández Mañueco convocará las suyas en marzo. El presidente castellano y leonés tampoco sacó las cuentas públicas de 2024 ni de 2025, y ha desistido de negociar las de 2026

Mañueco apurará el calendario al máximo, hasta mediados de mes. Y casi inmediatamente se pondrán las elecciones en Andalucía, donde Juan Manuel Moreno peleará por revalidar la mayoría absoluta que logró en 2022 consciente de que Vox empuja al alza en las encuestas.

Moreno fue reelegido este fin de semana como líder del PP andaluz por aclamación y quiso dar por zanjada su principal crisis de gestión: los errores sanitarios en los cribados de cáncer de miles de mujeres. Antes del verano, el líder andaluz vislumbraba un tranquilo final de curso, pero sus propios errores y el auge de Vox han apretado las encuestas.

El PP andaluz domina el Parlamento autonómico con 58 escaños. Si en junio de 2026 perdiese cuatro, algo no necesariamente imposible en una comunidad con ocho provincias, volvería a tener que pactar con Vox, como ya hiciera en 2018 tras perder las elecciones contra Susana Díaz. 

Los otros dos barones pendientes de Vox, el murciano Fernando López Miras y el aragonés Jorge Azcón, vigilan los movimientos de sus compañeros y aguantan la respiración. Si alguno de los dos tenía dudas sobre convocar elecciones ante la imposibilidad de aprobar unos presupuestos para 2026, en sus equipos tienen claro que estas dudas se están disipando. 

Feijóo había marcado 2026 en el calendario como el año en el que arrancaría su segundo y, probablemente, último asalto a la Moncloa. La teoría dice que una cadena de triunfos electorales en las comunidades autónomas pondría en bandeja la Presidencia del Gobierno. Pero algunos barones empiezan ya a dejar caer que puede haber repetición de elecciones en algunas regiones si se produce un bloqueo. Precisamente de lo que acusó este lunes Feijóo a Pedro Sánchez desde Melilla en el cuarto lunes consecutivo del PP sin atender a las preguntas de los periodistas.