El dilema de la primera ministra de Japón: desafiar el veto a las mujeres en el sumo o no intervenir en el clásico deporte nipón
La asociación que regula los combates prohíbe la presencia femenina en la arena por un tabú religioso sobre la sangre menstrual
Sanae Takaichi se convierte en la primera mujer en ser primera ministra de Japón
Japón se prepara para la posibilidad de que la primera ministra, Sanae Takaichi, la primera mujer en ocupar el cargo, decida si desafía la tradición y asiste el mes que viene a un combate de sumo para entregar un trofeo.
El torneo de Fukuoka, en el suroeste de Japón, va por el cuarto día de competición, de los 15 de que consta. Los cargos del gobierno solo han hecho en estos días alusiones vagas a la posibilidad de un enfrentamiento entre Takaichi y la asociación de sumo de Japón.
A las mujeres les está prohibido entrar o siquiera tocar el “sagrado” dojo —el círculo de arena donde se celebran las peleas— por la creencia sintoísta de que la sangre de la menstruación las vuelve “impuras”.
El secretario principal del Ejecutivo, Minoru Kihara, no dio una respuesta concreta cuando se le preguntó el domingo si la líder del Gobierno solicitaría permiso para entregar el premio que concede el primer ministro.
“La primera ministra desea respetar la cultura y la tradición del sumo”, contestó a los periodistas, según la agencia Jiji Press. “El Gobierno todavía no ha tomado una decisión al respecto. Pensaremos qué respuesta es la apropiada a partir de la voluntad de la primera ministra”, añadió.
La referencia de Kihara a la tradición sugiere que Takaichi, de ideas sociales conservadoras, evitará reavivar la polémica sobre el veto a las mujeres en el sumo profesional. En la actualidad solo pueden participar, como combatientes o árbitras, en competiciones de aficionados.
La controversia se remonta a 1990, cuando Mayumi Moriyama, la primera secretaria principal del gabinete mujer, indicó que quería entregar el premio del primer ministro en representación de este. La asociación de sumo se negó, y su presidente declaró: “Debe haber al menos una organización como la nuestra”, según el Asahi Shimbun.
Una década más tarde, la a la sazón gobernadora de Osaka, Fuse Ohta, se vio obligada a entregar el premio al campeón del torneo anual de Osaka en un pasillo junto al dojo después de que la asociación de sumo se negase a su reiterada petición de que la dejasen entrar en el recinto.
La primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, en una imagen reciente en un viaje a Corea del Sur.
La cuestión volvió a ponerse de manifiesto en 2018 durante una exhibición en Maizuru, cerca de Kioto, cuando el alcalde, Ryozo Tatami, se desmayó mientras daba un discurso en el centro de la pista.
Varias espectadoras, incluida una enfermera, corrieron para atender a Tatami, que había sufrido un infarto cerebral. El árbitro reaccionó exigiendo repetidamente por megafonía que las mujeres saliesen del dojo, pero estas se negaron. Posteriormente, los árbitros espolvorearon sal sobre la arena para “purificarla”, aunque negaron que esto se debiese a la presencia de las mujeres. La sal se suele echar antes de las peleas y cuando uno de los combatientes se lesiona.
El incidente causó indignación y obligó al presidente de la asociación de sumo, Hakkaku, a pedir disculpas por las “actuación inadecuada” de los árbitros.
La polémica resurgió días después, no obstante, después de que los responsables deportivos rehusasen permitir que la entonces alcaldesa de Takarazuka, Tomoko Nakagawa, diese un discurso desde el dojo antes de un torneo de exhibición. Tuvo que hacerlo desde un lateral del recinto, y suscitó los aplausos de los asistentes cuando dijo sentirse “avergonzada” por el trato recibido por ser mujer.
La asociación de sumo reunió un comité de expertos en 2019 para estudiar la prohibición a las mujeres, pero todavía no ha llegado a una conclusión, según el Asahi.
Algunos primeros ministros —el más reciente, Shigeru Ishiba— han entregado trofeos al ganador de la primera división de sumo o makuuchi, y otros los han entregado cargos gubernamentales.
La imagen de Takaichi entrando en el dojo sería una victoria simbólica para la campaña por los derechos de las mujeres y tampoco le vendría mal personalmente a ella, que trata de dotar de nuevo brío político a su partido.
Muchos seguidores del sumo creen que el deporte pasa por una edad de oro, después de haber sufrido escándalos entre los que se encuentran las acusaciones de hostigamientos en los llamados establos de sumo, donde los luchadores viven, comen y entrenan juntos ante la atenta mirada del jefe de establo.
Las entradas para los seis torneos anuales se agotaron rápidamente, y los aficionados celebraron este año que el luchador Osonato se convirtiese en el primer nacido en Japón en ocho años en convertirse en gran campeón (yokozuna).
El deporte, que nació, según algunas fuentes, hace más de 1.500 años, también está de actualidad por el torneo celebrado recientemente en el Royal Albert Hall londinense, la primera competición del estilo en Reino Unido en 34 años.