La psicóloga infantil Silvia Álava comparte las claves matinales para llegar al cole sin estrés: “El principal enemigo es la prisa”

La psicóloga infantil Silvia Álava comparte las claves matinales para llegar al cole sin estrés: “El principal enemigo es la prisa”

La experta recuerda que las mañanas con niños no deben ser una carrera, sino una oportunidad para educar en calma, autonomía y organización

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La primera hora del día puede convertirse en un momento estresante, especialmente para los padres con niños pequeños que viven una carrera contrarreloj para llegar a tiempo al colegio. “Es muy importante que planifiquemos con tiempo para que no haya que estar metiéndoles prisa a los niños, agobiándolos, que lo único que vamos a conseguir es empezar las mañanas con mucho estrés añadido”, advierte Silvia Álava, doctora en psicología y psicóloga infantil-juvenil, que nos propone tres pautas para mejorar la forma en la que arrancar el día con niños.

Levantarse con el pie derecho

Para la experta, lo más importante es que los niños duerman lo suficiente: “Si cuando les despiertas están especialmente irritables, irascibles o les cuesta mucho, puede ser que no estén durmiendo lo suficiente. En España tendemos a dormir poco, tanto adultos como niños”. Más allá de las horas de sueño, Álava apuesta por despertarles con cariño y dejar un tiempo para que se levanten. “Vamos abriendo las persianas para que vaya entrando luz natural o encendiendo las luces si todavía está oscuro y los vamos avisando de que es la hora, siempre desde el mimo, que se sientan queridos”, apunta. 

Combatir la prisa con la anticipación

“A veces hay papás o mamás que prefieren despertar a los niños con menos tiempo para que duerman más y luego ir más rápido, pero eso es un error. Porque tú como adulto sí que puedes en un determinado momento acelerar e ir más rápido, pero el cerebro de un niño pequeño todavía no está preparado para poder hacer esto y necesita despertarse con tiempo”, aconseja la psicóloga, que recomienda acostarse más temprano para que el sueño sea suficiente.

La pauta clave de Álava es calcular bien los tiempos. “Hay que considerar el tiempo que tu hijo o hija tarda en prepararse por las mañanas. En levantarse, ir al baño, desayunar, vestirse, peinarse, lavarse los dientes, coger su mochila… Hay que considerar lo que él va a tardar, no lo que tú como adulto tardas”, señala. “Antes de los cuatro años todavía no está madura la red de control ejecutivo, es decir, no tienen claro qué es lo que tienen que hacer y hay que ir dirigiéndoles la conducta porque ven un estímulo nuevo y se distraen y se olvidan de lo que estaban haciendo”, detalla la psicóloga.

Otra de las claves para reducir el estrés y las prisas es dejar todo lo más preparado posible la noche anterior. “Esto depende mucho de la edad, pero tendremos que ver cuál es la agenda que vamos a tener al día siguiente, si podemos dejar la ropa o el uniforme o el chándal preparados, si ya son más mayores y tienen que llevar una manualidad o la famosa flauta”, la experta recomienda tener en cuenta todo esto y no solo tratar de anticiparse, sino inculcar esa organización. 

Apuesta por la autonomía

“Si desde pequeños les vamos haciendo partícipes, diciéndoles lo que vamos a preparar, después lo podemos hacer implicándolos a ellos, pidiéndoles que metan ellos los libros en la mochila aunque sean pequeñitos, según vayan creciendo, se van acostumbrando y cada vez colaborarán más, llegará un momento en el que lo harán solos y solo habrá que supervisar”, afirma Álava. 

Pero si abogamos por dejarles espacio y autonomía para que se vistan o desayunen, tenemos también que contar con ese tiempo extra. “Si yo he dejado ese espacio suficiente para que desayunes tú solo y se te cae la leche, porque estás aprendiendo y es normal, tenemos que tener tiempo para recoger desde la calma, porque si vamos muy justos de tiempo, en el momento en que esto ocurre, que es algo evolutivamente normal, es un drama y empiezan los gritos”, explica la psicóloga. “El principal enemigo de las mañanas es la prisa porque sin tiempo, no tenemos esa oportunidad de gestionar desde la serenidad los imprevistos”.