El Gobierno baraja que el rey de España acompañe al presidente de Alemania en el desagravio al bombardeo nazi de Gernika
Se trabaja en una representación española «de alto nivel» en la visita prevista para el 28 de noviembre de Frank-Walter Steinmeir a Vitoria, Gernika y Bilbao
El presidente de Alemania prepara un viaje a Vitoria y Gernika como desagravio por el bombardeo nazi de 1937
A dos semanas de la histórica visita a Vitoria, Gernika y Bilbao del jefe del Estado alemán y presidente de la república, Frank-Walter Steinmeir, un desagravio por el bombardeo nazi de 1937, la agenda no está cerrada todavía, pero el Gobierno central trabaja con la hipótesis de que también habrá una representación de “alto nivel” por la parte española. No se descarta que participe su homólogo, el jefe del Estado español, el rey Felipe VI, lo que añadiría simbolismo al resarcimiento a la villa atacada en el 88 aniversario de los hechos y a los 50 años de la muerte de Francisco Franco. De lo contrario, la otra alternativa sería la visita del jefe del Gobierno, Pedro Sánchez. Si no se tuercen los planes, quien sí recibirá a Steinmeir será el lehendakari, Imanol Pradales.
“No tengo ninguna duda de que la representación del Gobierno de España estará a la altura”, ha señalado la delegada del Ejecutivo central en Euskadi, Marisol Garmendia, que ha tenido un acto precisamente en Salburua y precisamente en los terrenos del antiguo aeródromo de Vitoria, donde tenía su base de operaciones la aviación nazi en la Guerra Civil y desde donde partieron los aparatos que atacaron Gernika. Garmendia ha destacado igualmente la “importancia” del viaje del presidente alemán, que antes de desplazarse a Euskadi estará en Madrid desde el día 26 siguiendo la invitación de Felipe VI. El Ministerio de Asuntos Exteriores trabaja con intensidad en cerrar los detalles del evento, que implicará también una reunión bilateral de los responsables policiales del Estado y autonómicos.
Es el gesto de reparación más importante que hará Alemania. Llega cuando se cumplen 88 años de la masacre, el aniversario más negro. Supera a la lectura de una carta de disculpas de otro presidente, Roman Herzog, que se realizó en Gernika en el sexágesimo aniversario, en 1997. Antes, en 1996, el Gobierno federal ofreció recursos para un polideportivo en la localidad vizcaína.
Trabajos del mural conmemorativo
Las previsiones pasan porque el viernes 28 de noviembre Steinmeir, del socialdemócrata SPD, aterrice en Foronda, el actual aeropuerto de Vitoria, que sea recibido con honores en Ajuria Enea en la que será la visita internacional más relevante de la autonomía vasca y que, posteriormente, haya un desplazamiento a Gernika, con diferentes paradas y homenajes a la víctimas del bombardeo. La Presidencia alemana ya ha reservado las fechas en la agenda oficial y confirmado el viaje a Euskadi, aunque no todos los detalles. Están previstos también algunos actos de corte más social y cultural en Bilbao ya después de la jornda matinal.
Garmendia, a preguntas de los periodistas, ha hablado del desagravio del bombardeo de Gernika en un acto para explicar las próximas actividades organizadas por el Estado cuando están a punto de cumplirse 50 años de la muerte del dictador Franco. Una de ellas es un mural sobre mujeres e igualdad en un bloque de viviendas de Salburua -en total habrá cuatro en la captital-, pero se le sumarán actos de reconocimiento a la aportación de la inmigración en Donostia o un concurso de cortos en Bizkaia, en Portugalete. La delegada ha destacado la relevancia especial de trasladar a los jóvenes la importancia de la democracia y de las conquistas sociales cuando, según ha indicado, desde la derecha y la ultraderecha hay un “riesgo” de involución. Estas fechas son relevantes para “celebrar una España plural, diversa y que acepta al diferente”, ha pedido Garmendia.
También a instancias de los medios de comunicación, la delegada del Gobierno ha manifestado su criterio desfavorable a que la cruz católica del monte Urgull sea incluida en el listado de monumentos y símbolos franquistas pendientes de ser retirados, como demandan colectivos memorialistas de la ciudad. Fue inaugurada en 1950 y proyectada en la Guerra Civil, pero el Ayuntamiento también ha defendido que es un símbolo religioso y no político.