El vertedero de La Gomera convierte a una playa cercana en víctima frecuente de la contaminación por plásticos
Voluntarios acuden a limpiar regularmente la playa de La Guancha, ubicada a medio kilómetro del complejo ambiental, donde el nivel de suciedad es “extremo”. El Cabildo defiende que al menos una vez al mes trabajadores de Gesplan también retiran los residuos, que llegan a la costa cuando el viento arrecia
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El único vertedero legal de La Gomera está en San Sebastián de La Gomera, su capital. Fue inaugurado hace poco más de veinte años en una zona limítrofe con el Monumento Natural del Barranco del Cabrito y a medio kilómetro de la costa. Es un lugar donde el viento arrecia. Por eso se levantó cerca de allí un aerogenerador en 2023. Y cuando las rachas son fuertes, una pequeña parte de la basura que llega al complejo ambiental termina en una playa, la de La Guancha, convertida desde hace tiempo en víctima frecuente de la contaminación por plásticos.
Cada “dos o tres semanas”, voluntarios recogen “más de 100, 150 kilos” de plástico ligero en ese tramo del litoral. El nivel de suciedad es “extremo”, según un mapa interactivo de la Asociación Gomera de Limpieza del Alma y del Medio Ambiente (Aglayma), una organización que limpia las playas de la isla de manera voluntaria desde 2018.
“Es bastante. Cuando hay viento, el plástico, particularmente las bolsas de los supermercados, sale del vaso (del vertedero) y se va distribuyendo por toda esta área”, lamenta Ugo Perruna, presidente de Aglayma. El complejo “es como un cráter”, continúa el hombre, “se tira toda la basura y después se entierra con tierra y arena. Pero quedan siempre huecos”. Y de ahí salen los restos que terminan en los alrededores del espacio.
Cuando regresan a la playa para realizar una nueva batida de limpieza, el panorama “siempre es el mismo”, afirma Perruna: “grandes cantidades de plástico” que él y su equipo recogen, separan y guardan en una caseta, para posteriormente introducirlo en un camión de la administración pública para reciclarlo. Sostiene que ha llegado a ver residuos incluso en las profundidades del mar.
Bolsas de basura recogida en la playa de La Guancha.
En un vídeo publicado en redes sociales, Aglayma describe que un día se encontraba recogiendo “plástico flotante” del océano, cerca de La Guancha, cuando se encontró con una pareja de calderones tropicales, “una razón más para cuidar de nuestro mar”.
El Cabildo de La Gomera defiende que cuenta con un “programa específico” dotado con tres millones de euros al año de “limpieza de todo el entorno”. Un portavoz de la Corporación insular reconoce que “el viento de la zona hace que en ocasiones caiga material” del complejo ambiental, “de ahí que de forma asidua se hagan recorridos por la ladera y la zona de playa para su retirada”.
Añade que se realiza “al menos” una batida al mes, con grupos de entre cinco y diez trabajadores. Y agrega que “está conveniado” precisamente con Aglayma “acciones de concienciación con limpiezas en esa zona con participación ciudadana”. La previsión es continuar así hasta nuevo aviso. En época de vientos alisios, “siempre se refuerza” el servicio, remacha. “Tenemos la suerte de tener un complejo ambiental totalmente mimetizado”, puntualiza.
La alta presencia de basura es también señalada por senderistas que pasean por La Guancha. Fuentes de la Finca El Cabrito, ubicada a poco más de kilómetro y medio del vertedero, sostienen que sus clientes “se han quejado mucho, ya que suelen caminar hasta San Sebastián de la Gomera con regularidad”, observando los restos que escapan del complejo.
Incluso la propiedad llegó a presentar un escrito en instancias europeas, destacan, “ya que cuando hace viento, la basura queda esparcida por toda la ladera del barranco de La Guancha”, que forma parte del Monumento Natural del Barranco del Cabrito. Esas mismas fuentes puntualizan que el hotel ha alojado a personas que “participaban en la política europea”, y que esos clientes “trasladaron la problemática más allá de España”.
La respuesta recibida, sin embargo, fue “neutral”. Un simple “lo valoraremos y tendremos en cuenta, nada más”, concluyen desde la Finca El Cabrito.
Una furgoneta del Cabildo de La Gomera carga con bolsas de plástico recogido en la playa de La Guancha, en La Gomera
La controversia central radica en la ubicación de este complejo ambiental, denominado El Revolcadero, en una isla que generó en 2020, el último año con datos actualizados, más de 12.600 toneladas de residuos, según el Plan Director de Residuos de La Gomera. La gran mayoría de esa basura estaba mezclada, sin reciclar.
La Gomera, de hecho, presenta “los porcentajes de reciclado más bajos de Canarias”, detalla ese documento. Y “todo esto puede ser debido”, precisa, a que el Cabildo no puso en marcha hasta abril de 2019 el servicio de recogida selectiva de papel y cartón, además de los envases ligeros, para todos los municipios de la isla.
“La isla tiene un déficit enorme en la gestión de residuos de todo tipo, siendo probablemente la que peor lleva la adaptación y cumplimiento de la ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular”, apuntala Guzmán Correa, consejero de Iniciativa por la Gomera en la Corporación insular, en la oposición.
El Revolcadero cuenta en estos momentos con una planta de transformación, prevé otra de transferencia para enviar la basura mezclada fuera de la isla, y también una instalación de compostaje con el objetivo de tratar entre 3.500 y 5.000 toneladas por año de restos orgánicos. La meta es lograr que solo el 10% de los residuos de la isla terminen depositados en vertederos para 2035. Con el modelo actual, el 80% de toda la basura generada termina haciéndolo.
La acumulación de desechos en el vaso del complejo provocó que el Cabildo de La Gomera declarara en 2020 la “amenaza inminente” de daño ambiental y para la salud pública a causa del “agotamiento apremiante” de la capacidad de vertido. El estado de la celda era “crítico”. El Gobierno canario encargó a la empresa TRAGSA por 6,5 millones de euros construir una nueva excluyendo el proyecto de la evolución ambiental preceptiva dada la “urgencia de la ejecución”. La Corporación insular dice que no tiene ninguna intención de trasladar su localización a otro punto de la isla.
“En su marco de planificación territorial como isla Reserva de la Biosfera, La Gomera no plantea en ningún caso un cambio de ubicación. Sería un sinsentido hacer eso, cuando lo que queremos es preservar nuestro territorio. La aparición de plásticos en la ladera y la playa sucede de forma puntual cuando se produce viento”, reitera un portavoz del Cabildo.
Complejo ambiental El Revolcadero, en La Gomera
“Es que, efectivamente, una vez degradado un espacio, ¿qué vas a hacer? ¿Degradar otro?”, cuestiona Leyla Rodríguez, consejera del PSOE en el Cabildo. Rodríguez, que fue concejala en el Ayuntamiento de San Sebastián de La Gomera, recuerda que el Consistorio rechazó el emplazamiento de El Revolcadero desde un principio “por su cercanía a la costa y al espacio natural protegido de El Cabrito”.
Esa área de influencia “iba a afectar, como así ha sido”, al entorno, insiste la consejera. Y el impacto ahora “es evidente”, resalta. “No tienes más que preguntar. Aquí hay mucha gente que practica montaña y turismo de senderismo. O actividades náuticas. Y te das cuenta de que los fondos (marinos) no están bien”, apunta.
Un informe de Ben Magec-Ecologistas en Acción firmado en 2003 concluyó que El Revolcadero se trata de una instalación “polémica” desde el principio, puesto que “ningún ayuntamiento estaba dispuesto a colocar la planta en su término municipal”.
San Sebastián de la Gomera manifestó “por unanimidad” su negativa en 1993, detalla ese informe. Pero el Gobierno de Canarias y el Cabildo aprobaron su instalación definitiva en ese lugar en 1996, ya con Casimiro Curbelo (Agrupación Socialista Gomera) al frente de la Corporación insular, puesto que continúa ocupando casi tres décadas después. “Se impuso su criterio”, critica Rodríguez.
El escrito de Ben-Magec indica que se produjo entonces una batalla legal entre el Ayuntamiento de San Sebastián de La Gomera y el Cabildo. El Consistorio presentó un recurso contencioso-administrativo y una denuncia ante la Comisión Europea alegando, entre otras cosas, “la inexistencia de autorización expresa de proyecto y la no inclusión de un estudio de alternativa de localización dentro del estudio de impacto ambiental”. En 2002, no obstante, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias desestimó el recurso.
“Con la proliferación de plásticos a la que nos ha llevado esta vida posmoderna, más los vientos dominantes en aquella zona (por algo han puesto allí parques eólicos), esto de que lleguen plásticos de forma constante a la playa de La Guancha y al barranco debería haberse contemplado en la redacción del proyecto”, expresa Correa.
“Tendrían que haber fijado unas medidas preventivas y correctoras para que esto no se diera”, añade. “(El Cabildo) está supeditando el cuidado medioambiental al voluntariado”, termina Rodríguez.
“¿Sabemos cuánto material se degrada entre batida y batida de limpieza? ¿Y cuánto queda como microplástico? ¿Sabemos cuánto material no se detecta en las batidas por estar escondido debajo de las piedras o cuánto cae directamente al mar? Basar estas actuaciones casi en exclusiva en el voluntariado puede ser contraproducente”, cuestiona Correa. Especialmente, dice, “conociendo a las autoridades gomeras, lo dadas que son a buscar soluciones fáciles que no aborden el problema desde un punto de vista integral”.