Así gana posiciones la IA en la sanidad gallega: los médicos reciben evaluaciones radiológicas sin participación humana

Así gana posiciones la IA en la sanidad gallega: los médicos reciben evaluaciones radiológicas sin participación humana

El Sergas ha implantado esta tecnología en pruebas de imagen frecuentes mientras los sanitarios de atención primaria critican que solo las revise un profesional especializado si se pide explícitamente

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Cristina (nombre supuesto para mantener su anonimato) acudió a su centro de salud después de que en la sanidad privada le diagnosticasen una lesión de cadera que explicaba los fuertes dolores que padece. Esta paciente quería que lo que le ocurre conste también en su historia clínica en la sanidad pública de Galicia, donde vive. Después de hacerse la radiografía que solicitó su médico de familia, pidió cita para una consulta telefónica en la que le tenían que dar los resultados. Entonces descubrió que el informe sobre esa prueba de imagen no lo había hecho un radiólogo, sino una inteligencia artificial (IA).

El Servizo Galego de Saúde (Sergas) ha introducido esta tecnología en varios ámbitos de la sanidad. El pasado mes de julio el conselleiro de Sanidade, Antonio Gómez Caamaño, anunció una partida de 1,8 millones de euros para sistemas de IA: uno para hacer un seguimiento de pacientes con diabetes y otro para “desburocratizar” la labor de los profesionales con la elaboración automática de informes. Para entonces, ya era desde hacía meses una máquina la que se ocupaba de analizar las alrededor de 2.000 radiografías que se hacen a diario en atención primaria y en urgencias en busca de posibles lesiones, con “resultados muy buenos”, según el responsable de Sanidade. El dato, sin embargo, sigue sorprendiendo a pacientes como Cristina, que cuestiona que la conclusión, en su caso, fuese que en la imagen no se apreciaba ningún indicio de las lesiones que en la clínica privada le habían detectado con otras pruebas más precisas para su dolencia.

Los médicos de familia se han habituado ya a las placas que les llegan informadas por una inteligencia artificial. Algunos admiten que les intranquiliza este recurso, pero recalcan que, antes de que se empezase a usar la IA, era cada vez más raro que una radiografía les llegase revisada por un radiólogo. “No las veía nadie”, dice Jesús Sueiro, profesional de atención primaria en un centro de salud de Santiago y portavoz de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (Agamfec). La queja para buena parte de la profesión no es tanto que se haya introducido una inteligencia artificial para estas tareas, sino que no haya una revisión sistemática de las mismas por parte de radiólogos. Los médicos de familia están también capacitados para interpretar placas, recuerda uno que trabaja también en el área sanitaria de Santiago y que prefiere mantener el anonimato. Pero enfatiza que ni una IA ni un profesional de atención primaria son capaces de ver tanto como los radiólogos.

Este profesional expone que la situación le provoca “mucha inseguridad”, a pesar de que el comentario entre colegas suele ser que, en cuestiones simples para las que se suelen pedir placas, “es raro que se le escape algo”. Es decir, que consideran que los negativos son fiables. En cualquier caso, pone el foco en las crecientes dificultades para que las pruebas estén informadas por radiólogos y explica que eso solo ocurre si, al haber alguna duda, se pide explícitamente. Relata también que los informes de la IA no avanzan sin revisión. Pone como ejemplo una placa en la que se aprecia un nódulo pulmonar y a raíz de la cual el médico de familia activa una vía rápida para hablar con los neumólogos porque ese es un indicio de cáncer de pulmón: “A los neumólogos no les vale el informe de la IA y piden el del radiólogo para confirmar la lesión”.

Cristina tiene otra queja con respecto a la implantación de la IA en la sanidad pública: solo supo que su prueba iba a ser evaluada por una máquina al recibir el resultado. Ella pidió una segunda consulta, esta presencial, con su médico porque se quedó intranquila y allí él le explicó que la información que él tenía disponible señalaba que todo estaba bien y que el informe lo había hecho una inteligencia artificial. Le contó que eso venía siendo lo habitual con placas como la suya y también con las de tórax. La paciente critica que no se indique previamente que los análisis se están haciendo con esta tecnología. Informar a los ciudadanos cuando en cualquier trámite en la administración se está usando inteligencia artificial es uno de los compromisos que recoge la ley gallega sobre la materia.

El médico que habla de las dudas que le genera el uso de la IA en este campo relata a esta redacción que él opta por hacer constar en la historia clínica este dato y por decírselo a los pacientes, en los que observa que también se genera inseguridad. En atención primaria, insiste, revisan la placa, pero considera que “era mucho más tranquilizador” tener un informe del radiólogo. Añade que estos profesionales pueden hacer otras aportaciones, como recomendaciones de seguimiento.

Jesús Sueiro, por su parte, indica que comentarle o no al paciente que su radiografía la ha informado una inteligencia artificial depende del sanitario. Él asegura que en placas músculoesqueléticas -en busca sobre todo de fracturas- “es posiblemente el programa más exacto”, pero que la IA no es capaz de hacer el análisis de otras pruebas como resonancias o radiografías más complejas. “Claro que puede haber un error, pero también hay errores humanos”, dice. En cualquier caso, expone que la prueba está accesible para el médico de familia, que la ve en el mismo pantallazo en el que consulta el resultado de la IA y debe comprobar que no hay errores o, en caso de duda, pedir que la mire un radiólogo. “La situación no es óptima, pero entendemos que es mejor tener un informe de la IA que no tener ninguno”, concluye.