La resignificación de Cuelgamuros decepciona a los expertos: «El que quiera rezar a Franco seguirá yendo»

La resignificación de Cuelgamuros decepciona a los expertos: «El que quiera rezar a Franco seguirá yendo»

La propuesta que ha ganado el concurso para modificar el monumento dictatorial no convence a historiadores o especialistas en patrimonio, que ven una decisión «muy espectacular desde el punto de vista arquitectónico» pero con poca fuerza pedagógica

Elegido el proyecto definitivo que resignificará el Valle de Cuelgamuros

Cada vez se conocen más detalles del proyecto definitivo que resignificará Cuelgamuros. ‘La base y la cruz’, de Pereda Pérez Arquitectos y Lignum S.L, se ha impuesto a otras 33 propuestas en el concurso que arrancó el pasado mes de abril para elegir cómo cambiará el mausoleo franquista para ser un lugar de memoria. Sin embargo, la elección ha sido recibida con cierta decepción por parte de las voces expertas consultadas, que, a falta de que se concrete la propuesta en los próximos meses, ven en la decisión una “oportunidad desaprovechada” de hacer un memorial que “verdaderamente transforme” el monumento.

La propuesta centra fundamentalmente su intervención en la explanada, donde prevé la construcción de una plataforma horizontal atravesada por un patio circular de 40 metros de diámetro. Esto permitirá el acceso soterrado al conjunto y desde ahí se distribuirá la entrada a la basílica o al centro de interpretación, que se erigirá en uno de los laterales. Es ahí, en el centro, donde el proyecto carga casi todo el contenido memorialista, dividido en seis bloques temáticos que versarán sobre cuestiones que van desde la Guerra Civil o la represión al origen del mausoleo o su llegada hasta el día de hoy, según el dosier de la propuesta.

Especialistas en historia y patrimonio son conscientes del gran desafío que supone cambiar el significado de monumentos totalitarios como el Valle de Cuelgamuros, máximo exponente de la dictadura, pero coinciden en que podría haberse ido más allá y ven como debilidad que el proyecto priorice la transformación arquitectónica “frente a la memorialista”. El descontento no ha sido ajeno al jurado del concurso, que a pesar de elegir la propuesta por unanimidad, contaba con voces que hacían esta misma crítica y apostaban por iniciativas “que no lo fiaban todo a lo arquitectónico y tenían más contenido”, resumen fuentes conocedoras del proceso.

La forma de vehiculizar el concurso de ideas ya generó en su momento expectación al ser convocado por el Ministerio de Vivienda. Algunos expertos han apuntado desde entonces a la composición del jurado: de los nueve miembros con voto, la mayoría eran arquitectos, miembros del ministerio o expertos a propuesta del mismo y no había ningún representante de las familias de quienes siguen enterrados en las criptas, pero sí un representante de la Iglesia católica como asesor, sin voto.


Esquema del proyecto arquitectónico ‘La cruz y la base’, ganador del concurso de ideas para resignificar Cuelgamuros.

“Se está siendo muy conservador. Estamos en un momento en el que se asume que podemos ser radicales con el patrimonio y llegamos a un monumento dictatorial y hacemos lo contrario”, resume el arqueólogo del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC Alfredo González Ruibal. El experto cree que al poner el foco en la explanada y hacer intervenciones “mínimas” en el interior de la basílica –llena de simbología nacionalcatólica–, “se provoca una yuxtaposición de significados y hacer que convivan los dos, pero no una resignificación. No va a ser obligatorio visitar el centro de interpretación para quien quiera entrar a la basílica, por lo que si uno quiere seguir yendo a rezar al Valle, y a Franco en realidad, va a poder seguir haciéndolo y si quiere ir solo al museo, también. Para mí es una idea equivocada de pluralidad y nadie pensaría que podría ser posible con un monumento nazi”.

Desde la Secretaría de Estado de Memoria Democrática –cuyo titular, Fernando Martínez, era miembro del jurado– califican de “magnífica noticia” que el proyecto de resignificación sea “una propuesta arquitectónica valiente” y aseguran que el centro de interpretación “cubrirá con creces las perspectivas de la Ley de Memoria Democrática”.

La relación con el monumento

El historiador de la Universidad de Grenoble Alpes, Nicolás Sesma, es cauteloso a la hora de valorar el futuro de la propuesta a la espera de que sus autores la desarrollen a fondo en los próximos meses y acabe ejecutándose, pero sí apunta a que “parece más un proyecto tecnocrático desde el punto de vista de la arquitectura que un trabajo profundo de memoria”. Antonio Cazorla, Catedrático de Historia de la Universidad de Trent (Canadá), muestra sus “dudas” de que “vaya a cambiar la relación que tenemos con el monumento” y cree que con los 26,2 millones de euros presupuestados, “podría haberse planteado algo menos espectacular pero más eficaz desde el punto de vista pedagógico”, dice en línea con las críticas que ha hecho la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

A la intervención arquitectónica, se suma el contenido explicativo, que cristalizará en el centro de interpretación. Los seis bloques en los que se dividirá son los siguientes: “España enfrentada”; “Un monumento para el recuerdo”; “Cómo se hizo”; “Arte y parte”; “Arqueología y vida en los penales”; “Memoria histórica y memoria democrática”. A través de pantallas verticales y proyecciones, el primero prevé enseñar cómo se desarrolló la Guerra Civil y el segundo, las razones de Franco para erigirlo al tiempo que se proyectan frases sobre el exilio, la represión o las fosas comunes. El tercero tratará de contar cómo se financió y construyó con mano de obra penada y el cuarto recorrerá la arquitectura, escultura y pintura mientras que el quinto se detendrá en las excavaciones de los barracones en los que vivían los presos y sus familiares. El último versará sobre la inauguración, el fin de la dictadura, la exhumación de Franco y su conversión en memorial.

Ruibal, que fue el encargado de dirigir el equipo que en 2021 excavó en los destacamentos penales del Valle, lamenta que la apuesta museográfica “no sea más radical o novedosa” y deposite “más peso” en el centro de interpretación. Además, cree que “la forma de experimentar” el Valle debería “cambiar” y apuesta por aquello que ya imaginaba mientras emergían de las chabolas derruidas las vidas de los obreros que lo construyeron: que los futuros visitantes comenzarían el itinerario por estos destacamentos penales, “empezando la historia por donde empezó la historia, que es en 1943 con los batallones de trabajadores que hicieron la carretera, el viaducto o abrieron la cripta”.


Maqueta del proyecto elegido para transformar Cuelgamuros en un lugar de memoria.

Lo que hace el proyecto elegido es modificar la secuencia de acceso al monumento, que recibe al visitante “por la sombra horizontal” de la plataforma “frente al eje vertical autoritario” de la escalinata actual, que desaparecerá. El patio circular está concebido como un “espacio de acogida” abierto “al reencuentro”. “La construcción es bonita, pero la idea en un monumento de este tipo no es hacer algo bonito, sino algo que nos interpele de verdad, que cause un shock, porque si no, lo que seguirá impactando es el monumento franquista. Se trata de una propuesta que si la planteamos para una extensión del Museo del Prado o del Museo Arqueológico Nacional serviría igual y eso significa que no funciona para esto”, explica Ruibal.

La “limitación” de la Iglesia

Con todo, las voces expertas consultadas coinciden en que los autores de las 34 propuestas presentadas al certamen “estaban muy limitados” debido al pacto que el Gobierno alcanzó con la Iglesia y que supone el mantenimiento de los monjes benedictinos en el complejo y el uso religioso de la basílica. Sesma traslada la “complejidad” de tratar de resignificar “un lugar que es ideología en sí misma” y que, además, no está desacralizado. “Es difícil actuar en el espacio con estas condiciones porque cualquier intervención dentro de la iglesia o en la cruz se habría visto como un ataque a la religión y no a la dictadura”, sostiene el experto.

El historiador pone sobre la mesa “la habilidad” del franquismo precisamente “para vincularse” con una simbología que tiene trascendencia más allá de la propia dictadura. “No es lo mismo retirar un yugo y unas flechas que una cruz. Siempre se dijo que el fascismo español era débil por su vinculación con la Iglesia y, en realidad, es al revés, es lo que lo hace todavía más fuerte, al menos hasta que la propia Iglesia no rechace esta vinculación”, añade Sesma, para el que es incomprensible que la jerarquía eclesiástica no se haya abierto a desacralizar Cuelgamuros con este objetivo.

Otra de las cuestiones que preocupan a los especialistas son los tiempos de las obras, que están previstas que den comienzo en 2027, año de elecciones generales. “¿Quién va a vigilar que este proyecto no sea luego manipulado políticamente? ¿Qué va a pasar con el contenido y las actividades?”, se plantea Cazorla en el caso de que llegue a la Moncloa un gobierno de derechas que se ha posicionado férreamente contra la resignificación. Por eso el historiador cree que la resignificación debería ir acompañada de “gobernanza” del proyecto para que sean los especialistas los que “desde el punto de vista científico” tengan influencia en el proceso “y no los políticos”.

“Igual que tenemos centros nacionales de investigación o de medicina de referencia, deberíamos tener algo similar para la Guerra Civil y el franquismo”, concluye el historiador, que siempre ha apostado por que el Valle alojara un museo de la contienda y un centro internacional de estudios de “la violencia política”.