Las muertes en el trabajo se abren paso en el debate político: «Vemos amputaciones, casos dantescos»
El Gobierno ha declarado 2026 ‘Año de la Salud y Seguridad en el Trabajo’ mientras se negocia la futura la Ley de Prevención y víctimas y sindicatos intentan romper el silencio sobre los accidentes laborales
ESPECIAL – 41.000 muertos en el trabajo: tres décadas de la lacra laboral más invisible
Día sí y día también, la historia se repite en España. Un trabajador muere por la falta de medidas de seguridad. Como Xavi, de 19 años, al que le engulló una máquina en mal estado. U Ovidiu, de 61 años, al que le dio un golpe de calor este verano trabajando como temporero en Alcarràs en una jornada con alerta por temperaturas extremas. O las últimas muertes de trabajadores en altura, como un joven de 20 años en Madrid, que caen al vacío sin ninguna medida de retención. El drama laboral más invisible, cuyo silencio se está rompiendo para situar el problema en primera línea política. Con el clamor de fondo de víctimas y sindicatos, se ultima una reforma legal clave que lleva casi dos años negociándose y el Gobierno ha nombrado 2026 ‘Año de la Salud y Seguridad en el Trabajo’.
“Hay que hacérnoslo mirar”, subrayó hace unos días Ángel Javier Muñoz Marín, fiscal de Sala Coordinador de Seguridad y Salud en el Trabajo en unas jornadas del Ministerio de Trabajo para conmemorar el 30 aniversario de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que ahora se pretende renovar. “Un año tenemos cien muertos más y al siguiente, cien menos. Yo lo achaco al factor suerte. En años que hay más suerte tenemos 100 fallecidos menos y, cuando tenemos menos suerte, hay 100 fallecidos más”, denunció el fiscal.
En 2024, 796 personas fallecieron en accidentes laborales, 75 personas más que el año anterior. Son más de dos muertes al día. Personas que salen de sus casas y no regresan, como explicaba en este reportaje la viuda Teresa Casillas de la asociación de víctimas AVALEA, o que fallecen poco después por las secuelas de algún siniestro. En lo que llevamos de 2025, hasta septiembre, han muerto 547 personas en accidentes laborales, 26 menos que el año pasado por estas fechas.
Son la punta del iceberg, como suelen denunciar CCOO y UGT, por la enorme infradeclaración de enfermedades ocasionadas por el trabajo. Según la Organización Internacional del Trabajo, solo el 11% de las muertes laborales se debe a accidentes. “Se estima que más de 16.000 personas en España desarrollan un cáncer debido a exposiciones laborales cada año. Menos del 1% de los casos son reconocidos oficialmente”, advierte una campaña de sensibilización que acaba de lanzar Comisiones Obreras.
Negociación legal clave para frenar la siniestralidad
“Tenemos muchas diferencias, pero la salud de los trabajadores no es una de ellas”, afirmó en estas mismas jornadas la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Su Ministerio está intentando que las patronales y los sindicatos mayoritarios cierren antes de que termine noviembre un acuerdo para renovar la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, tras 20 meses de negociaciones en el diálogo social. “No estamos en una cuestión de tiempos, estamos en una cuestión de acertar”, respondió Miguel Canales Gutiérrez, responsable de Formación y Prevención de Riesgos Laborales de la patronal de pequeñas y medianas empresas Cepyme.
En febrero de 2024, Trabajo abrió esta mesa de negociación para adaptar la legislación y abordar el estancamiento de la siniestralidad laboral, o incluso su aumento en sectores como la construcción y la industria, como llevaban urgiendo CCOO y UGT durante la anterior legislatura, sin éxito. La semana pasada, Díaz afirmó que esta ley es “la más importante” de todas las que tiene pendiente su equipo y aseguró que el acuerdo era posible, por lo que pidió voluntad a los agentes sociales y, especialmente, a los empresarios. Desde hace meses, la patronal no pacta nada con el Ejecutivo, una postura del “no a todo” que han denunciado los sindicatos.
El texto legal que está sobre la mesa incorpora, entre otras, mayores obligaciones para prevenir los riesgos psicosociales ante la enorme escalada de bajas por salud mental, la perspectiva de género en la salud y seguridad ante los accidentes, así como medidas para integrar la prevención dentro de las empresas (que no sea del todo externalizada sin ningún enlace dentro de las compañías), algo sobre todo pensado para las pequeñas, en las que se registran la gran mayoría de siniestros.
Este último punto es prioritario para los sindicatos, que han cedido en sus demandas iniciales –delegados territoriales de prevención– para intentar un pacto. También uno de los que generan más reticencias en las patronales, que insisten en no aumentar las “cargas” burocráticas a las pymes.
Aunque en Trabajo se muestran más optimistas, fuentes sindicales dudan más de que los empresarios cierren finalmente un acuerdo para renovar la norma. “Nadie quiere que haya muertes, sí, pero luego hay que hacer las cosas y no está todo el mundo tan dispuesto”, lamentan.
En los últimos días, el Gobierno ha dado otro paso para dar más importancia y visibilidad a la siniestralidad laboral, con la declaración del Consejo de Ministros de 2026 ‘Año de la Salud y Seguridad en el Trabajo’. El Ministerio de Trabajo recordó algunas iniciativas previas, como las campañas lanzadas para evitar los accidentes por golpes de calor en verano, o los llamados “permisos climáticos”, para proteger a los trabajadores ante fenómenos meteorológicos adversos, y se comprometió a seguir impulsando medidas en distintos ámbitos, desde el educativos al sanitario y laboral, para mejorar la prevención en España.
Un ‘basta ya’ a miles de muertes evitables
Los principales actores de lucha contra la siniestralidad en el trabajo, las víctimas, los sindicatos y los distintos especialistas en prevención y salud laboral, coinciden en la necesidad de tomar medidas concretas para atajar el problema, pero también en que es necesario un ‘basta ya’, un cambio cultural y social sobre esta lacra. “Hay que analizar las causas profundas, las causas en el subsuelo de que la siniestralidad laboral no baje y sigamos teniendo los mismos problemas demasiados años”, reclamaba hace unos días en Jaén Miguel Cruz, presidente de la asociación de víctimas AVAELA.
El fiscal Ángel Javier Muñoz Marín alertó de que se enfrenta “cada semana” a accidentes totalmente evitables, en los que no se habían tomado medidas de seguridad ni de prevención. Mencionó dos ejemplos reales, de empresas pequeñas, en los que los trabajadores cayeron al vacío desde alturas sin ninguna línea de vida, ni agarres, ni tampoco formación preventiva para las tareas que estaban realizando. “Se repite sistemáticamente. Y sigo preguntando: ¿es que nadie se da cuenta de que ese trabajo irremediablemente va a acabar en esa situación?”, lamentó.
“Si hablamos de industria, los atrapamientos son absolutamente iguales: máquinas en las que los trabajadores carecen de formación o máquinas que no reúnen los requisitos de seguridad. Y estamos viendo amputaciones de manos, de brazos, etc. Y ya nos les digo ejemplos que son absolutamente dantescos”, alertó Muñoz Marín.
Los responsables de Salud Laboral de los sindicatos mayoritarios, Mariano Sanz (CCOO) y Patricia Ruiz (UGT), insisten en la necesidad de una mayor cultura preventiva y de medidas eficaces para garantizar que las empresas cumplan con las obligaciones de seguridad, como más controles y multas si es necesario. Porque los incumplimientos no son una anécdota y se cobran vidas: las empresas no habían evaluado siquiera los riesgos laborales en más de un tercio de las muertes laborales de 2024.
“Hay cosas que no son necesarias que pasen para darnos cuentas de que están ahí”, reflexionó en las mismas jornadas Miguel Ángel González, de 24 años, cuyo padre falleció de un golpe de calor en 2022 mientras limpiaba las calles de Madrid en plena ola de altas temperaturas. “Si nos paramos a pensar en el caso de mi padre (…): 40 grados, trabajando a las cinco de la tarde, trabajos evitables… ¿Por qué? ¿Por qué tienen que pasar casos así para realmente pararnos y ver qué podemos cambiar para que no ocurra? Son vidas que se van. Y, por desgracia, no es suficiente. Es algo que a la familia nos quema. Se siguen repitiendo situaciones muy parecidas. La verdad que me pregunto: ¿qué más tiene que pasar para que le demos la prioridad que realmente tiene?”, denunció el joven.