Un testigo allana el camino a la jueza de la dana para requerir las comunicaciones al 112 de la ‘caja negra’ de Emergencias
Juan Borrás, jefe de equipo de atención al 112, confirma que los protocolos admiten que los usuarios «dan su consentimiento» y que se entregan a los juzgados sin consultar a los intervinientes
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La jueza de la dana ha tenido mucha cautela estos meses de instrucción en no pedir sin autorización de las víctimas las llamadas al 112 del 29 de octubre de 2024, así como las comunicaciones operativas en el ‘CoordCom’, la ‘caja negra’ del Centro de Coordinación de Emergencias. Sin embargo, un testigo que ha declarado este martes ha allanado el camino para solicitar ese tipo de pruebas.
Se trata de Juan Borrás, jefe de equipo de atención al 112 en el Centro de Emergencias, actualmente jubilado. El testigo no ha aportado demasiado sobre el día de autos, al ocuparse de la tarea burocrática de responder a los requerimientos de los juzgados sobre llamadas al 112 con las agencias integradas en el sistema, ya sean policiales, sanitarias o de bomberos. Cada vez que un órgano judicial reclama una de las comunicaciones, en Emergencias reciben la petición por Lexnet y Borrás, junto con la jefa de servicio, la analizan para contestar con un informe.
La acusación popular que ejerce Acció Cultural del País Valencià le ha preguntado específicamente si cuando reciben un requerimiento de los juzgados se requiere a los intervinientes en la llamada al 112 su autorización para que se incorpore la comunicación a la causa. “No, en los protocolos está admitido que dan su consentimiento”, ha respondido el testigo. También ha confirmado que los protocolos del ‘CoordCom’ descartan que el acceso por parte de órganos judiciales a la información que almacena sea una intromisión a la intimidad.
El sistema tecnológico, de origen sueco, integra a las agencias implicadas en la respuesta a las emergencias, ya sean policías locales, Policía Nacional o Guardia Civil, que cuentan con terminales conectados.
Por otro lado, el testigo ha declarado que el día de la tragedia para él fue un “día normal de trabajo”, aunque observó que la Sala de Mando y Control era un “hervidero” y “nervios y tensión” entre los técnicos. Borrás ha explicado que las tres personas que comparten despacho con él acudieron a reforzar la sala, algo poco habitual que solo se da “cuando hay incidencias y falta personal técnico”.