Así es la fórmula que ya utilizan algunas familias para acabar con el exceso de cumpleaños infantiles
Las fiestas infantiles de cumpleaños son cada vez más frecuentes y sofisticadas. Algunas familias, hartas de tener sus agendas saturadas, han optado por simplificar
La charla de cinco minutos que puede cambiar la educación sexual en casa
Yolanda, Laura y María son amigas desde hace años; las tres tienen hijos e hijas de diferentes edades. Sus nombres son ficticios porque así lo han pedido ellas. Un día, intentando cuadrar una fecha para verse por el grupo de WhatsApp que comparten, se dieron cuenta de que no tenían ni un fin de semana libre. Compromisos familiares, viajes… pero, sobre todo, cumpleaños infantiles.
Así lo explica Yolanda, la más ocupada de las tres, que tiene fiestas de cumpleaños todos los viernes y sábados de los próximos dos meses: “Tengo dos hijos que, además de ir al colegio, hacen deporte en dos clubes diferentes y tienen amigos de actividades extraescolares. Así que cada vez tenemos más fiestas infantiles. La media es de, al menos, una cada fin de semana, pero hay findes en que tenemos dos y hasta tres cumples. Incluso estamos empezando a recibir invitaciones entre semana”, asegura. Esto está suponiendo un reto en la organización familiar. “Como de momento son pequeños, tenemos que acompañarles mi pareja o yo, así que apenas nos queda tiempo para hacer otros planes”, cuenta esta madre.
Una fórmula para simplificar
Su amiga Laura plantea que, en su caso, han encontrado una fórmula para simplificar gracias a un acuerdo entre todas las familias de la clase de su hija. “Nosotras celebramos un único cumpleaños para todos los niños que cumplen en cada trimestre. Lo hacemos inclusivo, invitando a todos los compis e incluso a algunos amigos más, en el parque y sin complicaciones. Cada familia se encarga de comprar un regalo para su hijo o hija, con un importe más o menos parecido, por lo que ni siquiera tenemos que hacernos Bizum o entregarnos dinero. Es lo más cómodo para todos: solo tenemos cuatro o cinco fiestas en todo el curso”, explica esta madre. María, la tercera del grupo de amigas, todavía tiene hijos pequeños, pero ya toma nota de la situación: “Me apunto la idea de hacerlos trimestrales, que no tengo ninguna gana de pasarme todos los findes en parques de bolas”, bromea.
La media es de al menos una cada fin de semana, pero hay findes en que tenemos dos y hasta tres cumples
Elltarys Larrad es terapeuta ocupacional infantil. Trabaja a diario con niños, niñas y familias, y confirma que en los últimos años ha notado una proliferación de este tipo de eventos sociales. También ha visto a familias agobiadas con tanto compromiso. “Ahora hay muchísima variedad, como en todas las celebraciones. Hay familias que tiran la casa por la ventana o incluso parece que compiten por hacer la mejor fiesta, eligiendo actividades muy vistosas o gastando un gran presupuesto, pero también encuentro a menudo cumpleaños más tradicionales, con una fiesta sencilla en casa, o bajar al parque sin muchas actividades organizadas”, asegura.
La brecha social de los cumpleaños
En esa vorágine competitiva por hacer el cumpleaños infantil más espectacular se han visto inmersos Marta y Juan, que tienen cuatro hijos. Ambos son profesores, por lo que aportan la doble perspectiva educativa y parental. Lo cuenta Marta: “Ayer fui a una granja escuela para celebrar un cumpleaños. Una granja escuela. Salí oliendo a choto”, comienza entre risas. “Nuestra situación con cuatro niños es tremenda: el pequeño todavía tiene un año, pero los otros tres, que tienen cuatro, siete y nueve años, tienen fiestas siempre. ¡Me tuve que comprar un calendario paralelo para apuntar los cumpleaños de todos! Y tengo tal lío de grupos de WhatsApp, de fechas y de regalos que a veces tengo miedo de llevar al hijo equivocado a la fiesta de los amigos de su hermano”.
Se nos está yendo de las manos. Los cumpleaños de este estilo y con tanta frecuencia crean desigualdades sociales
Desde un punto de vista más analítico, esta madre y profesional de la educación cree que hay que reflexionar sobre las exigencias creadas en torno a estas fiestas. “Se nos está yendo de las manos. Los cumpleaños de este estilo y con tanta frecuencia crean desigualdades sociales: hay niños cuyas familias no se pueden permitir ir a tantas fiestas o no pueden pagar una celebración así. Tenemos que entender que esto no es una competición e intentar crear espacios donde todo el mundo pueda ir”, explica. Y lanza una propuesta sencilla: “¡Vivan los parques!”.
Isabel, que vive en Madridejos, un pueblo de Toledo, explica cómo lo hacen ellas en un entorno rural. “En el pueblo somos más llanos, más rurales. Hacemos los cumples trimestrales en el parque de los patos. Es más cómodo para todos, porque no tienes 300 cumpleaños al mes. Tampoco hacemos regalos, así lo hemos acordado, porque los niños al final lo que quieren es juntarse. A las mamás nos viene muy bien para juntarnos, pero no hacemos cosas raras, sino planes muy sencillos”, asegura.
La clave para organizar bien un cumpleaños infantil está en escuchar al niño o niña y ajustar expectativas
La profesora Clara Fernández, que vive en Madrid y es madre de una niña pequeña, también defiende la fórmula de la simplificación. “En el cole público de mi hija son unos 20 niños por clase. Se han juntado más o menos por meses y hacemos planes sencillos: parque de bolas, parque al aire libre o local de urbanización. Se invita a toda la clase sin excepción y ponemos cinco euros cada familia, que entregamos a los papás de los cumpleañeros para que se encarguen del regalo. Hay solo un regalo a cada niño, lo hemos pactado para que sean de cuantía similar”, cuenta.
Para la terapeuta infantil Elltarys Larrad, la clave para organizar bien un cumpleaños infantil está en escuchar al niño o niña y ajustar expectativas: “Para celebrar un buen cumple hay que escuchar al cumpleañero o cumpleañera. ¿Qué es lo que quiere? ¿Cómo le apetece celebrar? Hay algunos que prefieren invitar a tres o cuatro amigos a casa o a hacer un plan especial fuera, pero para otros será difícil reducir la lista y querrán que estén todos sus amigos. Creo que la clave está en bajar un poco las expectativas, dejar que las cosas fluyan de forma natural y evitar disgustos si no todo sale como se ha imaginado”, reflexiona.