Cultura presenta la «necesaria» renovación de los Museos de Antropología y de América que, de momento, no implicará devoluciones
Los nuevos proyectos museográficos se han redactado a partir de las reflexiones de comités asesores, y transformarán tanto las exposiciones temporales como los programas de actividades y colecciones permanentes
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22 de enero de 2024. El ministro de Cultura Ernest Urtasun anuncia en el Congreso de los Diputados el inicio de un proceso de revisión de las colecciones de los museos estatales. El objetivo: superar las narrativas coloniales y estereotipos de género o etnocéntricos que han influido en la percepción del patrimonio y la historia. El empeño del responsable parecía vislumbrar que este ejercicio sería una de las puntas de lanza de su legislatura que, por fin, cerca de dos años después, se ve materializada en dos proyectos con los que el Museo de América y el Museo Nacional de Antropología van a llevar a cabo una renovación integral de sus relatos, incluyendo la transformación de sus colecciones permanentes. Ambos planes son el resultado de meses de trabajo de dos comités de asesores formados por personas expertas en distintas disciplinas.
El siguiente paso será la licitación –dotadas con 4,4 y 9,2 millones de euros cada una– de las propuestas de diseño de la museografía y la fabricación y suministro de los equipamientos necesarios para su ejecución, que se iniciará en las próximas semanas. El plazo en el que se espera concluir la reforma del Museo de Antropología es el segundo semestre de 2028 y, en el caso del Museo de América en el verano del mismo año. En ambos casos, con la intención de cerrar las puertas de ambas instituciones el mínimo tiempo posible y, de ser posible, en ningún momento. Actualmente son 16 los museos estatales dependientes del Ministerio de Cultura, pero solamente estos dos son los que llevarán a cabo este proceso de renovación. No obstante, la intención es que lo desarrollado en ambos sirva de ejemplo para que el resto de centros se replantee igualmente sus posibles modificaciones.
La descolonización de las pinacotecas forma parte de un debate global en el que se está aprendiendo sobre la marcha cuál es la manera idónea de hacerlo, teniendo siempre en el punto de mira la participación de las comunidades originarias. Mercedes Roldán, subdirectora general de Museos Estatales de España, explica que los pasos dados en España son un “hito” que realmente responde a la labor estas instituciones desde su origen, poniendo el foco en tres disciplinas: nueva museología, museología crítica y museología comunitaria.
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en el Congreso de los Diputados
La responsable reivindica la necesidad de actualizar los relatos, para subsanar sesgos, omisiones, avanzar en igualdad, garantizar la participación de las comunidades autónomas, superar los marcos coloniales y eurocéntricos que lastran las presentaciones actuales, para en última instancia, “avanzar en términos de justicia social”. Además, Roldán destaca que este trabajo ya se había llevado a cabo principalmente a través de exhibiciones temporales, con la consiguiente “acumulación de conocimiento”, y que el siguiente reto era llevarlo a “lo estructural, a las colecciones permanentes”.
La renovación del Museo de Antropología
La transformación del Museo de Antropología, que ya en 2023 puso en marcha la retirada de los restos humanos de la visita pública –que posteriormente siguieron otros como el Museo de América, el Arqueológico y el de Arte Romano de Mérida–, consta de tres partes. La primera plantea la pregunta: “¿Para qué queremos sirva un nuevo museo?”. A través de audiovisuales y un área para grupos, introducirá el lugar de la antropología en el hoy en contraposición con algunas de sus premisas fundacionales. De ahí pasará a tratar de definir qué es el colonialismo y su pervivencia en el presente, a través de un panel con pinturas de Sandra Gamarra.
Al estar el eurocentrismo en la base del colonialismo, la antropología actual pretende ofrecer una perspectiva multicentrista, en la que también haya espacio para plantear si existen las razas y el racismo. Aquí se incluirán representaciones, objetos y documentos vinculados a las teorías raciales. A través de vitrinas e instalaciones interactivas, abordarán la invención de las razas y su representación, para insistir en si son solo un eco del pasado, subrayando la huella persistente del racismo. La evangelización como instrumento de dominación, las expresiones del extractivismo convalidadas en las colecciones de los museos, el esclavismo como sistema colonial y la verdadera naturaleza de las expediciones –que nunca fueron solo científicas– y el coleccionismo; junto a la voz, los saberes y la memoria de los comunidades, serán otros de los temas que gocen de protagonismo en la remodelación.
La segunda parte indagará en cómo podemos habitar el mundo. Fernando Sáez, director del Museo de Antropología, resalta la necesidad de enseñar que “hay otras formas de estar en el mundo y de explicarlo, más allá del europeo y occidental, mostrar enfoques de la vida en sociedad”. Para ello, habrá vídeos de animación, instalaciones y vitrinas sobre los orígenes de diferentes culturas, abordando conceptos como el ‘buen vivir’, los espacios sagrados, la relación con la naturaleza, la soberanía alimentaria, la salud y el bienestar, la crisis climática, la pertenencia, las identidades de género, la autenticidad cultural e indumentaria, así una reflexión sobre los movimientos poblacionales y migraciones.
Fotografía de Alana V. Jackson expuesta una de las últimas exposiciones del Museo de Antropología
Por último, a través de unos laboratorios de imaginación social, dedicados a imaginar el futuro, al patrimonio y las reparaciones afectivas. Fernando Sáez argumenta que gracias a estos proyectos en los que se plantearán propuestas para “remediar el presente”, se generará la posibilidad de “construir de manera participativa cuáles son los temas, cómo aportar soluciones y renovar de manera cíclica los contenidos de la exposición”. Y con ello, “evitar” la idea de que un museo es un lugar al que, una vez visitado, no tiene sentido volver. En contra, esta investigación constante implica una renovación continua para abrir el propio museo, que esté vivo, fluctuante y siempre demandante de público dispuesto a descubrirlo o reencontrarse con él, en un reencuentro que siempre será distinto.
La renovación del Museo de América
Andrés Gutiérrez Usillos, director del Museo de América, reconoce que, después de 30 años sin cambios en la exposición permanente, la transformación era “necesaria”. El responsable destaca que el protagonismo dentro de los museos ha virado de los objetos a las personas. “No queríamos volver a relatar historias de objetos, sino bajar a nivel de la cultura más identitaria. Nos interesan los individuos”, sostiene al exponer que si la sociedad ha cambiado en los últimos 40 años hasta convertirse en una mucho más diversa, los museos deben hacer exactamente lo mismo. Además, indica que hay que “romper con la temporalidad como eje del discurso”, alejándose de la concepción de que desde el centro dedicado al continente americano deben limitarse a llevar a cabo una “línea del tiempo”. A su vez destaca el papel de la institución como “espacio de diálogo”, ya que considera que los visitantes deben salir “con una perspectiva más crítica después de haber visto la exposición”.
El nuevo programa se presenta en cuatro secciones. En la primera, ‘Imaginarios’, se propondrá al público el punto de partida en el que se ubica el propio Museo de América como fuente de conocimiento. De esta forma, la realidad americana se construyó inicialmente a través de los gabinetes de los coleccionistas europeos, donde los cuadros representan tipos humanos y recursos naturales, a modo de enciclopedia ilustrada. La segunda sección, ‘Personas y seres’, reflexiona sobre la construcción de la mirada colonial sobre los habitantes de América, unificando su diversidad y planteando un estereotipo de salvajismo o inferioridad cultural que hoy en día sigue sustentando prejuicios racistas. El cuerpo, la indumentaria, el adorno, los sentidos, las migraciones y el lenguaje son algunos de los ámbitos que han apoyado la construcción de la diferencia y esa categorización de las personas americanas, que se propone deconstruir de manera crítica y rigurosa.
El tercer apartado, ‘Conflictos y resistencias’, se centrará en resaltar el papel indígena y de las personas invisibilizadas en los conflictos armados, conquistas o independencias. La situación de control o dominio de la mujer, atravesada por jerarquías de clase o parentesco, las violencias ejercidas durante la conquista y las tensiones entre culturas son algunos de los temas que se ejemplificarán con otras tanto de las colecciones históricas como a partir de obras contemporáneas. Se ahondará en la trata de personas esclavizadas durante siglos, así como en los procesos de resistencia y cimarromajes que protagonizaron las comunidades afrodescendientes en su lucha por la liberta. Por último, la exposición mostrará cosmovisiones, es decir, la concepción del tiempo y el espacio y su relación con el entorno, a través de diferentes culturas.
Sin devoluciones a la vista
Una de las grandes polémicas a las que el Gobierno y Ministerio de Cultura español han tenido que enfrentarse en materia de descolonización es la reclamación formal que Colombia de la devolución del Tesoro de los Quimbayas. Una joya compuesta por 121 piezas doradas que el entonces presidente colombiano Carlos Holguín regaló a finales del siglo XIX a la reina María Cristina, en agradecimiento por haber intercedido en un conflicto fronterizo entre su país y Benezuela. El obsequio no estuvo exento de conflicto, dado que Holguín lo entregó sin contar la autorización del Congreso de Colombia. Actualmente se encuentra en el Museo de América localizado en Madrid. La petición fue ignorada por España, de hecho Colombia criticó el “silencio absoluto” por parte de la Administración, y continúa en el centro ubicado en la capital.
Uno de los colgantes de oro que forma parte del ‘Tesoro de los Quimbayas’
En el proceso de investigación, los agentes implicados afirman que la devolución de este u otros posibles vienes pedidos por diferentes países no ha estado encima de la mesa. “Hay unas reclamaciones éticas y jurídicas que a lo mejor hay que plantearlas como parte del relato del museo. Independientemente de lo que vaya a pasar, lo abordamos con honestidad y valentía”, explica Agustín Gutiérrez Usillos, del Museo de América. “El debate no se rehuye, se trata de contextualizar”, suma Mercedes Roldán.