La jueza acumula audios de las llamadas a la teleasistencia en la dana: «¿Nos van a dejar que nos ahoguemos aquí?»
Una mujer de 78 años que vivía en una planta baja de Paiporta falleció tras pedir ayuda reiteradamente: «Te lo digo de verdad, que nos ahogamos», decía a la operadora
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La jueza de la dana sigue acumulando las transcripciones de las llamadas al servicio de teleasistencia del 29 de octubre de 2024, jornada de la catastrófica dana que dejó 229 fallecidos. Una de las víctimas —R. G. R., de 78 años— solicitó ayuda reiteradamente a la operadora de la teleasistencia. En la primera conversación que consta transcrita, la mujer informa a la operadora del servicio de que el agua le estaba empezando a entrar a su vivienda, una planta baja de Paiporta que no contaba con un piso superior en el que tratar de refugiarse. Además, su marido no podía ponerse en alto, tal como le recomendaba la trabajadora de la teleasistencia.
“Estoy llamando a la Policía, pero no me lo coge”, explica la mujer. La operadora le contesta que los servicios de emergencia “están completamente saturados”.
En otra de las siguientes conversaciones, ya se atisba una situación límite:
—Que nos vamos a ahogar, que nos vamos a ahogar aquí, porque no viene nadie a socorrernos, por Dios.
—Lo sé, cariño, está entrando el agua, no se preocupe porque los servicios de emergencia ya están avisados
—Y si no vienen, ¿qué hacemos? ¿Nos ahogamos aquí?
—Ya cariño, pero es que yo no puedo hacer nada, se ha caído el puente, entonces están yendo hacia allá para ayudaros a todos. Intentad poneros a salvo en una superficie donde no entre mucho el agua.
—(Se oye a lo lejos) ¿Se ha caído el puente, dice?
—Sí.
—Se ha caído el puente, entonces se está desbordando el agua
—Es que nosotros no podemos subir a ningún sitio porque tenemos la planta baja solo, no tenemos arriba nada. Nos vamos a ahogar aquí, nos vamos a ahogar.
—Ya, cariño, los servicios de emergencia ya están avisados, subiros a la planta de arriba si tenéis arriba e intentad manteneros a salvo, ¿vale?
—No tenemos nada arriba, solo tenemos la planta baja, no tenemos nada arriba.
—Vale, ¿y algunos vecinos, tenéis, que tengan alguna finca o alguna cosa?
—No, es que no podemos salir, es que me he asomado por un postiguillo y el agua está a más de un metro, no podemos salir tampoco.
—Vale, cariño, es lo que le digo, estamos avisando al 112 todo el rato, ¿vale? Vamos a esperar a ver si llegan rápidamente y os ayudan.
—Pero que nos ayuden, que nos ahogamos aquí, eh, que nos ahogamos, te lo digo de verdad, que nos ahogamos.
—Tranquila, no se preocupe.
“Si no vienen los bomberos, nos ahogamos”
En una de las llamadas, la operadora conversa con F., otra mujer de la misma edad que permanecía en la vivienda. “Si no vienen los bomberos, nos ahogamos”, alerta la interlocutora. “Que sea lo que Dios quiera”, agrega.
El servicio de teleasistencia logró por fin contactar con el 112. En otra conversación, las mujeres alertan de que el agua ya entra a la vivienda por el patio. “Aquí nos ahogamos, nos vamos a ahogar”, dice una de ellas.
Las transcripciones dan cuenta de la situación límite que vivían las personas que vivían en plantas bajas en las localidades afectadas por el desbordamiento del barranco del Poyo: “No podemos abrir la puerta ni siquiera, porque si abrimos la puerta nos lleva la corriente. (…) ¡Nos ahogamos! ¡Dios mío! (…) ¡Nos ahogamos! Que se ha ido la luz, se ha ido, se ha ido la luz, se ha ido, se ha ido la luz, y ya me llega el agua por la rodilla”.
“¡Que nos ahogamos!”
En la última conversación que consta transcrita, la mujer sigue pidiendo ayuda desesperada:
—El agua me llega por la rodilla ya.
—Por la rodilla, ya está avisado el equipo de emergencia, ¿vale? No se preocupe.
—Ya lo sé que está avisado, está avisado desde hace una hora, pero no viene nadie, nos vamos a ahogar.
—Vale, ya, ya lo sé, mi compañera ya ha avisado. ¿Vale? Estense tranquilos que ya van a ir. ¿Sigue entrando mucha agua?
—Sí, entra por el patio y por la calle, por los dos sitios.
—Vale, vale, no se preocupe que el 112 lo sabe. ¿Vale?
—¿Qué?
—Que el 112 está avisado, los bomberos están avisados.
—Pero bueno a ver, ¿Qué nos van a dejar que nos ahoguemos aquí?
—No se preocupe que están avisados ¿vale?
—Están avisados, pero vale, ¡que nos ahogamos!
—Ya, no se preocupe que están avisados de 112.
—¿Pero vienen o no vienen?
—Sí, nosotros hemos pasado el aviso, nosotros ya… los bomberos irán… no sé cuánto tardarán.
—Bueno… ¿y qué pasa, que nos ahogamos aquí?
La usuaria ya no contestó las siguientes llamadas de la teleasistencia. El operador solo escuchaba al otro lado de la línea telefónica: “Información gratuita de Orange, el teléfono al que llama no está disponible en este momento”.