Comienza el baile
Cerdán sale a la calle y esto embarulla los cabos para muchos. La cárcel, aunque sea ajustada plenamente a derecho, recuece mucho y pensar en volver y que tiren la llave durante años, mucho más
¡Danzad, danzad porque de lo contrario estamos perdidos!
Me recordaba el otro día un colega que me lee, que soy muy amiga de decir que la Justicia es como un martillo pilón, que va golpeando y aunque no se entienda al principio ni dónde da ni por qué, siempre acaba derribando el muro. Me doy por aludida de lo desgastado de la imagen pero, la verdad, hoy sería un día muy adecuado para volver a decir que la Justicia es como un martillo pilón. Con permiso de mi colega, estoy convencida de que algunos de los protagonistas de estos días se están empezando a dar cuenta.
La corrupción en torno a los dos ex secretarios generales del PSOE y sus adláteres va quedando a la vista y, en algunos casos, tan descubierta que ya avanza hacia el banquillo. Ese es el caso de la petición de más de veinte años de cárcel que ya se le hacen a Jose Luis Ábalos en el Tribunal Supremo por una parte de sus andanzas. A Cerdán, al que muchos consideraban absurdamente encarcelado, le han crecido los enanos financieros y ese dinero que no aparecía, apareció ya en parte. El martillo pilón en plena forma empuñado por un magistrado, Leopoldo Puente, de instrucción impecable. Una suerte: no es zafio, sabe escribir y razonar y no da puntada sin hilo. Si por algo recibió 19 de los 21 votos del CGPJ para llegar a la Sala II y los dos que faltan fueron abstenciones.
Tras el nuevo informe de la UCO, Puente ha dejado en libertad provisional a Santos Cerdán. Impecable de nuevo. Predicar que era absurdo encarcelarle ha demostrado ser en balde. Había que hacerlo para asegurar las pruebas y una vez logradas, en el informe están, queda en libertad a la espera de juicio y de sentencia. Tomen nota si les repiten que lo que hace el magistrado es absurdo, porque puede ser que no sepamos de la misa la media. Por eso digo que ahora empieza el baile, porque Cerdán en Soto estaba controlado pero ahora puede salir como una furia de la naturaleza. Quiero decir que tiene muchas conversaciones por tener, muchas reuniones por concertar y muchos hilos que intentar zurcir. Y le siguen la pista, no lo duden. Del tapiz de gruesa, sucia y torpe corrupción han quedado hilos colgando que la Justicia intentará tejer. Ahora hay además mujeres en liza, al menos como partícipes a título lucrativo porque llevarte El Corte Inglés a casa con la tarjeta de una empresa y “gastar y gastar” sin disimulo no te deja al margen. A todo plan. Los jueves, Milagro. Muy berlanguiano, mucho, que nadie se diera cuenta de cuanto destacaban sin saber de dónde sacaban.
Cerdán sale a la calle y esto embarulla los cabos para muchos. La cárcel, aunque sea ajustada plenamente a derecho, recuece mucho y pensar en volver y que tiren la llave durante años, mucho más. A Cerdán además le cercan otras muchas cosas. Su relación con Leire Díaz, sin ir más lejos. No sólo porque conserve al abogado que prestaba su despacho para extrañas entrevistas -“Balas, necesito a Balas”- sino porque corre todo el riesgo de ser imputado también en ese procedimiento que instruye el juez Zamarriego. Si de alguien ha dejado rastro como de caracol Leire ha sido de Santos Cerdán. Sería Antoñita la Fantástica como pretenden, pero para serlo ha puesto a los pies de los caballos a muchos socialistas y algunos, aun con mando en plaza, acudían a escucharla como expertos en cloacas. Leire apunta con el índice a Antonio Hernando, que aún es alto cargo del gobierno y mano diestra de Óscar López. Todo apesta.
Hay más nombres que flotan en el putrílago de las investigaciones. Nombres nuevos y nombres que traen historia y que cada vez son más complicados de sustraer del periscopio de la investigación. Hilos de los que tirar. Mujeres, hijos, colegas, gentes de otros partidos. Si no les gusta lo del martillo, dejémoslo en que la remalladora no va a dejar uno sin seguir. Tendrán que declarar: periodistas, hijos, mujeres, todos los demás. Cuando esto sucede los hilos se estiran y la trama empieza a fallar. Cuanto más periférico es el implicado más posibilidades hay de que siga devanando la madeja. Cuanto más tiempo pasa y más se sabe, menos opciones tienes de mejorar tu situación penológica colaborando. ¡Ay, Aldama, qué listo que es Choclán! Porque, como ya ven, de inventada nada. Todo al final va cuadrando, hasta lo del “cupo vasco”.
El baile empieza también para los corruptores. Entrecanales debe tener a sus mejores ingenieros jurídicos haciendo planes de presas para contener la riada, planificando muros cortafuegos, porque también corre el peligro no sólo de más imputaciones sino de la imputación de la propia empresa. Hablando de cómo se atan los cabos, otra sentencia por despido en Sevilla ha desvelado la existencia de un buzón paralelo para depositar el material que daba ventaja para las contrataciones. Al cargo medio que lo denunció, a través de los canales establecidos por la empresa en su plan de Compliance, lo despidieron. Y es que no solo no le hicieron caso sino que los canales no eran confidenciales y rastrearon hasta dar con el decente. Todo parece propio de un modus operandi corrupto. No creo que ni los ingenieros logren parar a los del martillo pilón y en otra persona jurídica que corre peligro, los cortafuegos establecidos por el hombre que confió en todos los demás, tampoco.
Empieza el baile y por mucha fontanera y mucho lío que se lance será difícil ponerle zancadillas a los que siguen los hilos de una trama tan previsible, tan chusca, tan poco original y tan delincuencial como tantas otras. Saben que opino que quien yerra una y otra vez en sus designaciones y, además, no tiene ni ojos ni oídos, propios o prestados, para enterarse de lo que hacen sus discípulos no merece ser responsable de nada. Solo que yo no me adelanto ni exijo ni pido. Yo espero y confío: en la remalladora o en el martillo pilón, que cualquier metáfora me vale, si expresa mi certeza de que es muy difícil dársela con queso al sistema judicial español. Mucho. En el punto que estamos yo diría que imposible.