La última propuesta de acuerdo en la COP30 hace desaparecer cualquier mención a los combustibles fósiles
La versión de borrador presentada por la presidencia abandona el objetivo principal de Brasil de hacer una hoja de ruta para abandonar el uso intensivo de petróleo, gas y carbón
“No imponer nada a nadie”: ni el encanto de Lula acelera las negociaciones climáticas de la COP30
De repente, se han volatilizado. El último borrador de acuerdo para la COP30 ha hecho desaparecer cualquier mención a los combustibles fósiles, la causa esencial de las emisiones de CO₂ que están detrás de la crisis climática.
La propuesta presentada por la presidencia de la cumbre ha eliminado las opciones contenidas en su anterior versión en las que se mencionaba la posibilidad de trazar una hoja de ruta para “superar la dependencia” de los países respecto al petróleo, el carbón y el gas. En las siete páginas que se han publicado no aparecen las palabras combustibles fósiles.
Entre sus párrafos, solo puede rastrearse una mención indirecta y burocrática relacionada con el gran escollo de cómo abandonar las energías sucias: se “recuerda” la decisión 1/CMA.5. ¿Qué hay detrás de este código? El acuerdo de 2023 en Dubai para “transicionar lejos de los combustibles fósiles”. Así, escondido detrás de esta nomenclatura alfanumérica, se recuerda lo que ya se había dicho. No hay concreción.
Y ese era el listón que el propio presidente de Brasil, Lula da Silva, había colocado para su cumbre climática en la Amazonía: “La COP de la verdad. La COP de la implementación”, dijo, es decir, pasar “de las palabras a la realidad”. De momento, la dinámica de las cumbres de la ONU donde hay que cerrar cada punto por consenso se está imponiendo.
“En realidad es una patada adelante. No puede llamarse una cop de la verdad. Llevamos semanas oyendo a los países hablar de la necesidad de una hoja de ruta para los combustibles fósiles o la deforestación y no están”, dice el coordinador de cambio climático en Ecologistas en Acción, Javier Andaluz.
De hecho, la idea de la hoja de ruta es la que está protagonizando la cumbre. El presidente brasileño, su ministra de Medio Ambiente y unos 80 estados han aparecido públicamente apoyando la apertura de trabajos para trazar esa guía que concrete un camino para dejar de usar petróleo, gas y carbón.
“No es imponer nada a nadie”, ha concedido Lula da Silva para ahuyentar temores de los petroestados y los países que crecen a base de utilizar esas energías. Hasta ahora, no ha convencido.