Por qué las zonas turísticas aparecen siempre entre las más pobres: el espejismo de los ingresos invisibles de los residentes europeos

Por qué las zonas turísticas aparecen siempre entre las más pobres: el espejismo de los ingresos invisibles de los residentes europeos

La falta de datos fiscales de muchos residentes de la UE y británicos empadronados en núcleos turísticos de la costa Española deja sus ingresos fuera de las estadísticas oficiales y distorsiona el nivel económico de estas zonas

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A cinco minutos de la costa de Adeje (Tenerife), una hilera de casas blancas podría aparecer en cualquier catálogo de lujo. Viviendas de ensueño en un enclave privilegiado de las Islas Canarias que no encajan con una zona que está en el 7% más pobre de España.

Municipios turísticos como Adeje, Antigua (Fuerteventura) o Benidorm (Alicante), repiten año tras año entre las zonas más pobres en las estadísticas nacionales, a pesar de que las viviendas de lujo –que alcanzan los 4.500 euros por metro cuadrado– y el trasiego de restaurantes con terrazas a pie de playa y bares que cobran 25 euros por una copa, harían pensar lo contrario.

Pero estos datos sobre los niveles de renta media en la región parecen ser un espejismo: en estos mismos municipios más de un tercio de la población empadronada no presenta la declaración de la renta, según el análisis realizado por elDiario.es a partir de los datos de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la Agencia Tributaria. 

Así, las cifras de renta no terminarían de reflejar la realidad de estas zonas. Para entender esta distorsión hemos comparado el número de titulares de las declaraciones del IRPF presentadas a Hacienda en 2024 (los ingresos corresponden a 2023), con la población censada a 1 de enero de 2024 que figura en el INE. El porcentaje de personas que no declaran en comparación con los adultos empadronados en cada municipio varía entre un 5% y un 50% en los casos más elevados.

Cada burbuja del siguiente mapa muestra un municipio de más de 10.000 habitantes, en el que el amarillo representa las zonas con mayor porcentaje de personas que no estarían declarando sobre el total de empadronados adultos. Como ves, los mayores focos de infradeclaración están en Canarias, la costa andaluza y la mediterránea con localidades como Benidorm, Marbella (Málaga) o Adeje. Son zonas eminentemente turísticas en las que los residentes que no están declarando en España pueden llegar a representar la mitad de la población, como es el caso de Antigua o Fuengirola (Málaga). 

El propio Instituto Nacional de Estadística ya descubrió este fenómeno durante el proceso de creación del Atlas de Distribución de la Renta, una estadística con información detallada de la renta de los hogares a partir de datos disponibles en la Agencia Tributaria. Al hacer la estadística, el organismo cruza la información de las personas nacidas en España con las rentas disponibles en los modelos tributarios.

Tal y como explican, “existen algunas secciones censales —en particular, aquellas con presencia significativa de población extranjera comunitaria— donde los porcentajes de población para los que no se encuentra ningún IRPF declarado aumentan sensiblemente”. Se crea así un espejismo porque las rentas medias suelen ser las de la población local, sin tener en cuenta los ingresos de gran parte de la población europea de estas zonas.  

Los datos analizados por este medio arrojan la misma conclusión: las zonas dónde hay población que vive pero no declara coinciden con las que tienen una mayor presencia de residentes de países de la Unión Europea y Reino Unido, una nacionalidad que se ha tenido en cuenta por su elevada presencia en las localidades analizadas y porque siguen disfrutando de una situación similar a la de los comunitarios a pesar de su reciente marcha de la UE. 

La conexión entre ambos fenómenos se aprecia bien en el siguiente gráfico, donde cada punto representa un municipio. Cuánto más a la derecha, mayor porcentaje de no declarantes tiene y cuánto más arriba, mayor porcentaje de extranjeros residentes. La presencia de residentes comunitarios se dispara en las localidades donde menos población declara, son las más amarillas. Si te fijas, son de nuevo zonas de playa y turismo, como Adeje, Fuengirola, o Formentera (Baleares). 

¿Cómo se explica esta correlación? Buena parte de los extranjeros comunitarios de estas zonas son los que se conoce como gerontoinmigrantes o “retirados de estilo de vida”, como los llama Rafael Durán, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Málaga y miembro del Observatorio Europeo de Gerontomigraciones. “Son ciudadanos de la Europa occidental que emigran a España para disfrutar de su pensión en un entorno donde la mejora de su calidad de vida era sustancial”, añade.

Basta una búsqueda rápida en inglés sobre cómo mudarse a España siendo pensionista y aparecen decenas de webs explicando paso a paso las mejores opciones para cobrar la pensión, cómo fijar la residencia o qué beneficios municipales se pueden solicitar. Guías que giran en torno a un mismo asunto: cuál es la mejor forma de pasar la jubilación en la costa española sin tener problemas con la ley.

Según la legislación española, estos extranjeros también están obligados a empadronarse si tienen su vivienda habitual aquí. Sus obligaciones fiscales, por otro lado, varían dependiendo del tiempo que pasan en el país. Si vienen a pasar solo unos meses no tienen por qué fijar su residencia fiscal aquí y, por tanto, no tienen obligación de presentar la declaración del IPRF. Si pasan más de 183 días —medio año y un día—, sí que deberían hacerlo aunque su pensión proceda del extranjero, según la ley que regula el IRPF

Así, la explicación a esta diferencia entre los que viven y los que declaran en estas zonas turísticas parece deberse a la presencia de estos jubilados comunitarios. “Podría ser que un porcentaje significativo de los británicos que no presentan en España la declaración de la renta habiendo de presentarla sean pensionistas”, señala Durán. “A diferencia de los pensionistas, sí que es más fácil que los trabajadores británicos que trabajan en España tengan más normalizada su relación con instituciones españolas como Hacienda y la Seguridad Social”, añade. 

Sin embargo, “no es extraño que un porcentaje alto evite hacer la declaración de la renta aun viviendo ‘de facto’ en España más de 183 días al año”, cuenta Durán. “Sobre todo entre nacionalidades como la británica, hay un recelo hacia lo estatal, tanto más si es extranjero, que lleva a estos residentes a relacionarse poco con las instituciones del país de acogida”, explica. 

No solo vienen pensionistas de Reino Unido. En las Islas Canarias, los jubilados italianos se han convertido en una de las nacionalidades predominantes, superando incluso a los británicos. Tal y como narra Vera Liprandi, abogada de Cotta Law en Tenerife, “en los últimos años se ha incrementado la cantidad de italianos que vienen a residir de forma permanente, previa venta de todos sus bienes en Italia”, y añade: “son la mayoría de nuestros clientes”. 

De hecho, existen en España servicios creados por el Ministerio de Trabajo de Italia específicamente para gestionar las pensiones de los jubilados italianos que residen aquí. Uno de estos centros es el Patronato Ital, coordinado por Elena Cappon que explica que los pensionistas italianos “suelen residir de forma permanente porque en España, el IRPF aplicado a las pensiones, es mucho más bajo que en Italia, por lo tanto las personas que provienen de Italia con una pensión se benefician del sistema español”. 

Si miramos las nacionalidades más presentes en los municipios con menos declarantes hay algunas que repiten en el top 3: Reino Unido, Italia, Alemania y algunos de países nórdicos como Finlandia o Noruega. Ciudadanos de países acomodados, habitualmente mayores de 65 años, que vienen a España en busca de zonas de sol y playa.

La británica sigue siendo una de las nacionalidades más presentes en España, incluso después del Brexit, y casi dos de cada cinco son mayores de 65 años. Reino Unido es el país de Europa que más proporción de mayores tiene residiendo en España, seguido de los jubilados de países nórdicos como Finlandia, Noruega y Dinamarca. Aunque vienen menos personas de estos países, alrededor de un tercio de los que llegan superan los 65 años de edad.

¿Por qué se empadronan en España? 

La cuestión es que incluso cuando residen menos de 6 meses en España, estos pensionistas acostumbran a empadronarse aunque no presenten la declaración. ¿El motivo? Optar a algunos beneficios como aquellos destinados a los mayores que otorgan los ayuntamientos. “Como descuentos en viajes o el uso de las instalaciones y servicios municipales”, enumera Liprandi.

Por eso sabemos que hay extranjeros que viven aquí aunque no tengan su residencia fiscal. También por las pruebas que realiza el Censo de Población Anual para comprobar que los extranjeros registrados en el Padrón en España, efectivamente residen aquí. Es el método de signos de vida por el que los extranjeros de fuera de la UE deben acudir a los ayuntamientos para renovar su inscripción cada dos años, para los comunitarios los ayuntamientos deben confirmarlo periódicamente.

Hay que tener en cuenta que los ayuntamientos tienen incentivos para tener más empadronados, da igual que vivan aquí 3 o 12 meses. Por un lado, porque aunque no hagan aquí la declaración de la renta, sí pagan otros impuestos o tasas municipales como, por ejemplo, el IBI si son propietarios de una vivienda. Por otro lado, los municipios de menos de 75.000 habitantes reciben más ingresos de la Administración Central cuantos más empadronados tengan. 

“Es por ello que instan a registrarse en el padrón tanto a los extranjeros que residen de hecho en la localidad, aunque no sea de manera permanente o única”, resume Durán. Ayuntamientos de los municipios con más proporción de no declarantes como Antigua (Tenerife) o Torrox (Málaga), han explicado a elDiario.es que aunque saben que hay presencia de jubilados extranjeros no se dedican a controlar si presentan o no su declaración allí. 

Los pensionistas de estilo de vida son una realidad asentada en las costas de España desde hace décadas: lo que falta es su reflejo en los datos oficiales. Se mantiene así un espejismo por el que los municipios turísticos se muestran como “zonas pobres” mientras los ingresos de buena parte de sus residentes permanecen invisibles para las estadísticas.