Los consejos de un viajero experto para visitar Islandia por primera vez: trucos, rutas e información imprescindible
Si vas a viajar a Islandia y lo quieres aprovechar al máximo, hay varios detalles que conviene saber: cuándo ir, cómo moverse, qué llevar, cuánto cuesta o qué lugares son imprescindibles. Esta guía práctica te ayudará a organizar tu viaje sin complicaciones
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Viajar a Islandia es una de esas experiencias que se recuerdan toda la vida. El país impresiona desde el primer momento: volcanes humeantes, glaciares inmensos, cascadas que aparecen en mitad de la carretera, playas negras, pozas termales… y un clima que puede cambiarte los planes en cuestión de minutos. Es un destino salvaje, con distancias largas, poca población y una naturaleza protagonista en todo momento. Quizá por eso tiene un encanto tan especial.
Y aunque Islandia es una sola isla, muchos viajeros hablan de dos Islandias: la de verano y la de invierno. Viajar en junio, julio o agosto significa tener luz casi todo el día, carreteras abiertas y montañas verdes. En cambio, entre noviembre y marzo, el paisaje se transforma: nieve, hielo, tormentas repentinas y días muy cortos, pero también auroras boreales, cuevas de hielo y esos paisajes blancos que parecen no acabarse nunca. Dos caras opuestas de un mismo destino que, si puedes permitírtelo, merece la pena descubrir en diferentes épocas del año.
Precisamente por estos contrastes es tan importante planificar bien. Islandia no es un destino barato, todo lo contrario, así que reservar con antelación, controlar el presupuesto y adaptar las rutas al tiempo disponible te puede ahorrar bastantes quebraderos de cabeza. El clima manda, las carreteras pueden cerrarse y muchas actividades dependen de la meteorología. Aun así, con la información adecuada y un poco de flexibilidad, el viaje suele salir perfecto.
El famoso avión abandonado de la playa de Sólheimasandur.
Cuándo ir: elegir la mejor época
Elegir cuándo viajar a Islandia es casi tan importante como decidir la ruta. El país cambia muchísimo según la época del año.
Verano (junio–septiembre): el clima es más amable, todas las carreteras principales están abiertas (incluidas las pistas de montaña hacia las Tierras Altas) y hay luz casi interminable. La naturaleza está en su mejor momento y es la estación más cómoda para recorrer el país.
Invierno (noviembre–marzo): días cortos, tormentas de nieve, carreteras cortadas… pero aparecen las auroras boreales. También es la época de cuevas de hielo, paisajes completamente blancos y actividades guiadas espectaculares. Requiere más planificación y flexibilidad.
Otoño y primavera: estaciones más tranquilas y, en general, algo más baratas. Abril y mayo siguen siendo fríos, pero con bastantes horas de luz. Septiembre y octubre ofrecen climas razonables y ya es posible ver auroras.
Un consejo: revisa cuántas horas de luz tendrás en tu viaje. En pleno invierno, algunas zonas apenas tienen cuatro o cinco horas de claridad.
Cuántos días hacen falta
Para una primera vez, lo ideal son entre siete y diez días, suficientes para conocer los lugares más representativos sin prisas.
Con 3–5 días: céntrate en Reikiavik, el Círculo Dorado y la costa sur hasta Vík.
Con 7–10 días: puedes recorrer gran parte de la Ring Road y combinar cascadas, playas negras, lagunas glaciares y zonas volcánicas.
Con más de 10 días: ya puedes plantearte la vuelta completa a la isla y explorar zonas más remotas como los fiordos o el norte geotérmico.
Y recuerda: en Islandia siempre conviene dejar margen para imprevistos meteorológicos.
Documentación y requisitos de entrada
Con nacionalidad española puedes entrar con DNI o pasaporte en vigor, ya que el país forma parte del espacio Schengen. No hace falta visado.
Eso sí, ten en cuenta que los controles de aduanas pueden ser estrictos. En Islandia, hay límites claros para introducir comida, alcohol y tabaco, así que conviene revisar las cantidades permitidas para evitar sorpresas en el aeropuerto. Si vas a conducir, tu carnet español es completamente válido.
Reikiavik, capital de Islandia.
Cómo llegar
La mayoría de viajeros llega en avión al aeropuerto internacional de Keflavík, a unos 45 minutos de Reikiavik. Hay vuelos directos desde varias ciudades españolas en diferentes épocas del año.
Una vez allí, para llegar a la capital puedes optar por un bus lanzadera, práctico y frecuente, por un taxi o traslado privado, más caro pero cómodo, o por un coche de alquiler, ideal si quieres empezar la ruta desde el primer día. También existe un ferry desde Dinamarca hasta Seyðisfjörður, pero es una opción minoritaria.
Cómo moverse: coche, bus o tour
Conducir en Islandia
La mayoría de viajeros opta por alquilar un coche. En verano, las carreteras principales están en muy buen estado y es muy fácil conducir. La famosa Ring Road (carretera 1) rodea toda la isla y conecta prácticamente todos los puntos importantes.
En cambio, si tu idea es adentrarte en zonas remotas como las Tierras Altas, debes saber que allí te encontrarás las carreteras F, pistas de alta montaña por las que solo pueden circular vehículos 4×4. Además, los seguros no cubren daños si entras con un coche que no sea el adecuado.
En cualquier época del año (pero especialmente en invierno) es fundamental revisar cada día el estado de las carreteras en las webs oficiales y estar atento al viento, el hielo o posibles cierres temporales. El clima cambia rápido, así que conviene no ir con prisas.
Las gasolineras son autoservicio y, aunque verás muchas en la Ring Road, hay tramos largos sin ninguna. Planifica bien dónde repostar. Lo normal es pagar directamente con tarjeta en la máquina del surtidor.
Transporte público
Existe, pero es limitado. Funciona mejor en verano y en zonas más concurridas, aunque no es ideal si quieres ver muchos lugares en pocos días.
Excursiones organizadas
Son una opción muy útil en invierno o si no quieres conducir. Hay tours para el Círculo Dorado, glaciares, auroras, costa sur o las regiones volcánicas, y te permiten despreocuparte del clima y la carretera.
Dinero y pagos
Islandia es un país caro. Gasolina, comida, restaurantes, alojamientos… todo cuesta más que en España. La buena noticia es que puedes ajustar bastante el presupuesto con algunos trucos.
Primero, olvídate de cambiar dinero. En Islandia todo se paga con tarjeta, desde un café hasta la entrada de una piscina local. Llevar algo de efectivo es opcional, pero no imprescindible.
Sanidad en Islandia
La Tarjeta Sanitaria Europea sí es válida en Islandia, pero existe un sistema de copago. De ese modo, es posible que tengas que asumir parte del coste de la atención médica, incluso en tratamientos que en España serían gratuitos. Lo más recomendable es contratar un seguro de viaje antes de partir que cubra cualquier imprevisto.
Una isla de paisajes de postal.
Móvil, datos e internet
Conectarse en Islandia es muy sencillo. Si tu compañía es española, lo normal es que puedas usar tu mismo roaming sin coste adicional. Esto te permite navegar, usar mapas, consultar carreteras y revisar el tiempo sin preocuparte de tarifas extra.
Además, el wifi está muy extendido. Lo encontrarás en hoteles, cafeterías, restaurantes e incluso gasolineras. Si vienes de fuera de Europa, las alternativas son una eSIM, una tarjeta local o tirar de wifi, pero si vas a moverte mucho por carretera, tener datos ayuda bastante.
Enchufes y electricidad
No necesitas adaptador. En Islandia se usan los mismos enchufes tipo F que en España y la corriente es de 220 V. Podrás cargar móviles, cámaras y baterías con normalidad.
Seguridad y clima
Islandia es muy segura, pero la naturaleza no. El viento, el hielo y las tormentas pueden complicar el viaje, sobre todo en invierno. Revisa siempre la previsión meteorológica y respeta los avisos oficiales.
En zonas naturales, cuidado con los acantilados, las playas de arena negra (las olas allí son muy peligrosas) y las áreas geotermales. Y recuerda: el país cuida mucho su entorno. No pises el musgo, no salgas de los senderos y llévate siempre tu basura.
Cómo abaratar el viaje
Islandia puede ser cara, pero hay muchas formas de ajustar el presupuesto sin renunciar a la experiencia.
Compra en supermercados económicos como Bonus o Kronan.
Cocina en tu alojamiento o lleva comida preparada para el día.
Evita restaurantes a diario, resérvalos para ocasiones especiales.
Elige alojamientos fuera de los centros más turísticos, donde suelen ser más baratos.
Planifica tu ruta de gasolina para no repostar en zonas aisladas donde todo es más caro.
Si haces una escapada en camper o coche, considera dormir en guesthouses familiares, que suelen ser más asequibles.
Dónde dormir
Alojarse en Islandia requiere previsión, sobre todo en temporada alta, porque la oferta es limitada. Las mejores opciones son:
Guesthouses familiares: acogedoras y típicas.
Cabañas y casas independientes: ideales para grupos y rutas por zonas remotas.
Hoteles: más caros, pero cómodos.
Campings: muy populares entre viajeros en camper.
Como norma general, cuanto más lejos estés de Reikiavik, más escasas serán las opciones. Por eso, en cuanto tengas las fechas, reserva sin pensarlo demasiado.
En algunas carreteras es obligatorio el uso de vehículos 4×4.
Qué comer en Islandia: platos típicos
La gastronomía islandesa es sencilla, pero sabrosa, basada en productos locales y recetas que llevan siglos acompañando a los habitantes de la isla. Aquí tienes algunos platos que deberías probar:
Sopa de langosta, una de las estrellas del país.
Cordero islandés, muy apreciado por su calidad.
Skyr, un yogur espeso y riquísimo que encontrarás en todas partes.
Sopa de pescado, calentita y muy típica en días fríos.
Hot dogs islandeses, casi un icono nacional.
Imprescindibles que no te puedes perder
Si es tu primer viaje, estos son los lugares que forman la ‘columna vertebral’ de cualquier ruta por Islandia.
Círculo Dorado: Þingvellir, Geysir y la cascada Gullfoss. Fácil de hacer en un día y perfecto para empezar a conocer el país.
Costa sur hasta Vík: Seljalandsfoss, Skógafoss, los acantilados de Dyrhólaey y la playa de arena negra de Reynisfjara.
Península de Snæfellsnes: una mini Islandia: glaciares, montañas, acantilados y el famoso monte Kirkjufell.
Laguna glaciar Jökulsárlón y Diamond Beach: icebergs flotando frente al glaciar y bloques de hielo repartidos por la playa. Uno de los paisajes más impresionantes del país.
Fiordos del este: si tienes tiempo, carreteras tranquilas, pueblos pequeños y montañas imponentes.
Norte de Islandia: Akureyri, el área geotérmica de Mývatn, Hverir y la cascada Goðafoss.
Actividades que harán tu viaje todavía más especial
Islandia es un país para vivirlo al aire libre. Más allá de los paisajes, hay actividades que puedes disfrutar según la época:
Avistamiento de ballenas (especialmente en Húsavík o Reikiavik).
Laguna Azul o Blue Lagoon, para terminar el día en aguas termales.
Cuevas de hielo (solo en invierno y siempre con guía).
Senderismo en glaciares, con crampones, equipo profesional y guía.
Baños termales naturales, repartidos por todo el país.
E incluso excursiones en kayak entre icebergs.
En invierno las auroras boreales son uno de los grandes atractivos de Islandia.
Qué llevar en la maleta
Ir bien preparado, marca la diferencia en Islandia. No importa la época del año, siempre debes llevar ropa para frío, lluvia y viento.
Varias capas de abrigo (térmica + forro polar + impermeable).
Chubasquero y pantalones impermeables.
Botas impermeables con buena suela.
Gorro, guantes y braga para el cuello.
Pero también bañador y toalla para termas y pozas calientes.
Y no olvides una batería externa para el móvil, la vas a usar más de lo que crees.
Consejos para ver auroras boreales
Si viajas entre septiembre y abril, seguramente quieras ver auroras boreales. Para aumentar las posibilidades ten en cuenta lo siguiente:
Necesitas oscuridad total y cielo despejado.
Consulta aplicaciones o webs con pronóstico de auroras.
Aléjate de la luz artificial.
Ten paciencia: pueden tardar horas en aparecer o no hacerlo.
Abrígate muchísimo y lleva algo caliente para esperar.
Las auroras no se garantizan nunca, pero, cuando aparecen, ese momento justifica haber llegado hasta la tierra del hielo y el fuego.