El Gobierno británico sube impuestos para sostener el gasto público de una economía lastrada por el Brexit

El Gobierno británico sube impuestos para sostener el gasto público de una economía lastrada por el Brexit

La ministra de Economía anuncia la congelación de los tramos del IRPF, más tasas para universidades, fondos de pensiones, propiedades y coches eléctricos, más ayudas por hijos y la subida del salario mínimo en la presentación del presupuesto anual

El primer ministro británico peligra en su puesto por el creciente descontento de votantes y diputados

La ministra de Economía británica, Rachel Reeves, anunció este miércoles nuevas subidas de impuestos para una economía endeudada y que apenas crece, lastrada por el Brexit. El Gobierno laborista intenta así mantener el nivel de gasto público y aumentar algunas ayudas sociales.

El efecto lento, pero más profundo de lo esperado de la salida del Reino Unido de la Unión Europea ha limitado las opciones del Estado británico ante una economía que ha sufrido más de lo esperado, según explica ahora Reeves para justificar un presupuesto con elecciones “necesarias” para “reconstruir” la economía británica.

“Esto no va de los últimos 14 meses, va de los anteriores 14 años”, dijo Reeves en el Parlamento, en referencia al tiempo del Partido Conservador en el poder. “El legado del Brexit y la pandemia, y las decisiones dañinas del partido ahora en la oposición de recorte del gasto público”.

Las retenciones de los asalariados, especialmente los que cobran rentas bajas y medias, subirán al congelar los tramos de tributación en lugar de actualizarlos según la inflación. De un lado, habrá más contribuyentes que antes no pagaban impuestos por estar por debajo del umbral mínimo; y de otro, aumentarán los cargos para los asalariados que cobren alrededor de las 50.000 libras (56.000 euros) anuales. Según los cálculos del Financial Times, estos asalariados pagarán un 1,5% más de aquí a 2030 mientras que quienes ingresen unas 200.000 libras (227.000 euros) notarán una subida de menos del 0,5%. Reeves sostiene que sigue manteniendo la promesa del Partido Laborista de no subir los impuestos a la clase trabajadora porque no ha tocado los niveles de IRPF. La congelación de los umbrales es una medida que tomó el anterior gobierno conservador e iba a caducar en 2028, pero ahora el laborista alarga el efecto esa decisión otros tres años más, hasta el año fiscal 2030/2031.

Además, subirán impuestos para las viviendas en propiedad, los fondos de pensiones, los dividendos, las apuestas, los coches eléctricos y las admisiones de estudiantes universitarios extranjeros, entre una suma de medidas.

Con estos impuestos, Reeves espera poder cuadrar las cuentas para eliminar las restricciones aprobadas por el anterior gobierno conservador a la ayuda por hijos -quedó limitada a los primeros dos- y así luchar contra la pobreza infantil; congelar los precios de los billetes de tren -ya son los más caros de Europa– y bajar algunas tasas en las facturas eléctricas, entre las más elevadas del continente y que seguirán subiendo el año próximo. 

Además, la ministra anunció el aumento del salario mínimo por encima del 4%. En el caso de los trabajadores mayores de 21 años, el mínimo permitido a la hora subirá el año que viene a 12,71 libras (14,47 euros). Y, en el de los jóvenes entre 18 y 20 años, que tienen su propio tramo, la subida será del 8,5% hasta 10,85 libras (12,25 euros). 


Un grupo de personas se manifiesta en contra de las subidas de impuestos para los propietarios de explotaciones agrícolas, este miércoles en Londres.

Pesimismo

Los anuncios llegan en un contexto de bajo crecimiento, precios altos, infraestructuras decrépitas, escasez de trabajadores y comercio menguante. La mayoría de los británicos creen que el Reino Unido está en recesión, aunque técnicamente no lo esté -no cumple con la definición de recesión de dos trimestres consecutivos de caída del PIB, según el último sondeo de la encuestadora More in Common. “El panorama es de verdadero pesimismo”, explicaba este lunes Luke Tryl, el director ejecutivo, en la presentación de sus datos, basados también en conversaciones en profundidad con grupos de votantes. Las palabras más habituales para describir el estado de la economía, según sus encuestas, son “malo”, “estancado” y “terrible”.

El Gobierno laborista tiene ahora el nivel más bajo de aprobación registrado por su encuesta, especialmente la ministra de Economía, que sale en varios sondeos como la peor valorada de todas las personas que han ocupado el puesto desde que hay datos comparables. Reeves también es la primera mujer en el cargo.

El descontento toca también a quienes votaron por Keir Starmer en las elecciones generales de julio de 2024: hasta un 27% de ellos dice ahora que Rishi Sunak, el último primer ministro conservador, sería mejor jefe de Gobierno que el laborista. En general, dos tercios de los votantes dicen que preferirían a Sunak, que terminó su mandato como el primer ministro más impopular y cosechó el peor resultado de la historia del Partido Conservador.


La ministra de Economía, Rachel Reeves, habla durante la reunión del Gobierno de Keir Starmer este miércoles, en Londres.

El lastre del Brexit

Uno de los grandes lastres de la economía, como también reconoce ahora Reeves, es el Brexit, cuyo efectos se han ido notando a cámara lenta desde antes de la salida oficial del Reino Unido de la UE, que fue en enero de 2020.

La ruptura con su principal socio y su principal mercado ha costado al Reino Unido entre un seis y un ocho por ciento del PIB por persona, según un nuevo estudio del National Bureau of Economic Research, un centenario centro de análisis económico de Estados Unidos, privado y sin ánimo de lucro. Uno de los autores del estudio es economista veterano en el Banco de Inglaterra, Philip Bunn. El centro ha presentado sus conclusiones a la Oficina para la Responsabilidad Presupuestaria, una agencia independiente que asesora al Gobierno británico y cuyo cálculo indicaba una pérdida de riqueza alrededor del 4% del PIB. 

El análisis destaca que “el efecto del Brexit se ha ido acumulando de manera gradual en el tiempo”, por ejemplo con una reducción de la inversión de hasta el 18% y el empleo y la productividad hasta el 4%. “Estos efectos muy negativos reflejan una combinación de elevada incertidumbre, reducción de la demanda, tiempo de gestión dedicado a otras tareas y creciente asignación ineficiente de recursos por el largo proceso del Brexit”, explica el estudio, que dice que las primeras estimaciones del efecto de la salida de la Unión Europea “fueron correctas con un horizonte de cinco años, pero subestimaron el impacto a lo largo de una década”. 


La ministra británica de Economía, Rachel Reeves, saliendo de Downing Street para presentar el presupuesto, este miércoles en Londres.

La mayoría de la población en el Reino Unido cree ahora que el Brexit fue una decisión equivocada, pero el mayor artífice de la salida de la salida de la UE, Nigel Farage, es el líder del partido que encabeza la intención de voto en las encuestas. Farage, como una parte de la población, sostiene que el Brexit podría haber funcionado si los políticos lo hubieran gestionado de otra manera.

La mayoría de la población está a favor de que el Reino Unido vuelva a la UE, pero a la vez hay división sobre la necesidad de convocar otro referéndum en los próximos cinco años, según los últimos sondeos de junio.