Depresión Sonora: “Internet es como una religión y nosotros estamos a su merced”
El artista vallecano publica su segundo álbum de estudio, ‘Los Perros No Entienden Internet’, un trabajo en el que reflexiona sobre una vida cada vez más acelerada y el miedo hacia los algoritmos
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Depresión Sonora nació como proyecto en la pandemia. Sus canciones, que rápidamente empezaron a inundar TikTok, dieron a conocer al vallecano Marcos Crespo (Madrid, 1997), la voz y composición detrás de cada una de ellas. El artista presentaría en 2022 su primer disco, El Arte de Morir muy Despacio, pero de aquello han pasado ya tres años, el tiempo que sus nuevos temas han permanecido estancados. Desde los vértigos impulsados por una vida cada vez más frenética hasta la preocupación derivada de los algoritmos, numerosas han sido las causas que llevaron a Depresión Sonora a enfrentarse “a la tan evitada terapia” y reflexionar sobre lo que lo rodeaba.
El segundo álbum de estudio del cantante, Los Perros no Entienden Internet (…Y Yo no Entiendo de Sentimientos), es el resultado de quien se permite parar, pensar y decidir hacia dónde quiere dirigirse, tanto en el ámbito personal como también profesional. Es un proceso que se torna cada vez más complicado en un mundo que va a toda velocidad y cuyos estímulos incitan al progreso constante. Mientras que Internet y la tecnología alzaron la música de Depresión Sonora en un momento en el que la sociedad sufría el confinamiento, lo que había sido su refugio le llevó a la disociación y a descuidarse.
Alejándose del ruido y permitiéndose una clase de honestidad que no había sido capaz de expresar hasta entonces, el artista plasmó hace un año todas estas inquietudes en una carta abierta a sus seguidores titulada Introducción a los perros. Fue la carta de presentación de un disco en el que invita a que intentemos parecernos más a los perros y descansar así del caos mundano. Su single principal, La balada de los perros, lo lleva a evitar el “miedo” por escoger “el camino correcto” celebrando así la oportunidad de descansar. La canción salió junto a una colección de ropa con Salvando Peludos, una protectora de animales a la que se destinó todo lo recaudado en cuanto a merchandising.
Depresión Sonora, en la redacción de elDiario.es
¿Qué significa que los perros no entiendan de Internet?
Son animales inocentes que conviven con nosotros, que no se enteran de nada de lo que sucede en ningún momento. No tienen ninguna de nuestras preocupaciones, ni ninguno de nuestros miedos, ni ninguna de nuestras inseguridades. No lo necesitan para existir y convivir en nuestra misma realidad.
Pero su proyecto nace en la pandemia gracias a Internet.
Al final es una herramienta y lo diferencial es cómo se utilice. A día de hoy es difícil utilizarla sin verte metido en algoritmos, en comparaciones, en sentirte más o sentirte menos. Nuestra cabeza no está hecha para convivir con la exposición en Internet. Se puede volver un problema muchas veces. Internet es como un dogma, como una religión, como algo que maneja todo y nosotros estamos a su merced. En el disco, los perros son como humanos que no entienden Internet y no lo necesitan para existir y convivir.
En un mundo tan caótico, ¿es importante reivindicar la inocencia de los animales?
No tanto de los animales sino de nosotros mismos, la liberación de un montón de cosas que nos tienen atados a día de hoy con internet. No hace falta para poder existir y para ser validado en el mundo tener que seguir las reglas de Internet y todo lo que ello conlleva.
En la carta que publicó hace un año reconoce que antes no era honesto en sus letras. ¿Por qué ahora sí?
No considero que no fuera honesto. Pero ahora, a través de este disco, del proceso de hacerlo y de prepararlo, se han desbloqueado un montón de barreras. Siento que estoy siendo capaz de transmitir, no en el sentido de que antes no quisiera, sino que ahora soy capaz de hacerlo de una manera mucho más fiel.
Tenemos poca tolerancia a la frustración en general porque nos enseñan a que todo tiene que ser hacia arriba y que todo el rato hay que estar progresando. Te olvidas incluso de vivir, de existir y de estar bien.
También escribe sobre la importancia de ir a terapia. ¿Sigue sin hablarse de esto demasiado?
Ya no debería ser una cuestión de hablarlo mucho o poco, sino de normalizarlo. Igual que vas al médico porque te has roto una pierna, ir al psicólogo si sientes que tienes que ir porque hay algo que te sucede. Supongo que hay algunas generaciones que no lo ven de una manera tan cotidiana como lo podemos ver nuestra generación, pero creo que se acabará normalizando, que acabará siendo algo común y no algo extraordinario. Todo el mundo en algún momento de su vida debería ir a terapia. Pero es complicado, cuando vas al médico te ponen una venda y ya está, pero, si nunca has ido a terapia, supongo que piensas que qué te van a hacer en la cabeza, si te la van a reconfigurar o vas a dejar de ser tú. Hay un montón de miedos que son comprensibles.
En el tema La Balada de los Perros canta sobre “chicos que pasan su tiempo” en la calle “también cansados, pero aún no saben bien por qué”. ¿Hay motivos para sentirse cansado?
Cuando hay tanta gente que dice que se siente cansada y que está agotada física y mentalmente, tiene que haber algún motivo, no es una cosa puntual. Hay muchos factores, como los estilos de vida que llevamos ahora, la precariedad laboral, la vivienda, el dinero.
Otro motivo, que se menciona en el disco, puede ser el miedo al fracaso.
Es una cosa que nos pasa a todos. Tenemos poca tolerancia a la frustración en general porque nos enseñan a que todo tiene que ser hacia arriba y que todo el rato hay que estar progresando. Te olvidas incluso de vivir, de existir y de estar bien en ese momento concreto, en vez de estar pensando siempre en lo que vendrá después. Encima, cuando las condiciones que tenemos son poco esperanzadoras en muchos sentidos, se vuelve más frustrante aún.
Habla en el disco del miedo a escoger el camino correcto. ¿Existe realmente?
He hablado de ese camino muchas veces y yo lo que creo es que ese camino no es un camino que tengas que escoger definitivamente, sino un camino que se va haciendo con cada decisión que tomas. No es una única decisión que te lleva hasta tu objetivo, que en realidad puede cambiar.
En la canción Sin Volverme Loco canta “Gasta tu tiempo para comprar más tiempo”. ¿Somos los jóvenes más conscientes del valor del tiempo?
Sí, y también más consumistas en muchos sentidos. Se nos ha educado más en eso, así que hablo de que, si realmente quieres tiempo libre para ti, a lo mejor no hace falta trabajar tanto muchas veces. El problema es cuando tienes que sobrevivir, que es de lo que habla esta canción también. No hace falta estar ganando tanto dinero para comprar cosas y gastar tu tiempo en eso, cuando desde un primer momento puedes disfrutarlo si eres capaz de vivir con un poco menos.
¿Pero se puede conseguir algo así?
Yo lo estoy intentando, pero, en general, todo lo que escribo siempre es muy utópico y muy idílico. Son ideas que tengo en la cabeza de cómo me gustaría que fueran las cosas o de cosas de las que me gusta quejarme, que me duelen o que me preocupan. No digo que haya que hacerlo como tal cual, pero es bueno tener esa semilla en la cabeza para ir cambiando cosas.
Depresión Sonora publica su segundo álbum de estudio
La reivindicación del tiempo es muy importante en un momento en el que la especulación con la vivienda obliga a que haya que trabajar un montón para poder pagar el alquiler. ¿Es más difícil que nunca no volverse loco?
Escuchas cosas de tus abuelos o de tus padres y ves que la vida no ha sido fácil nunca, pero sí que es un momento diferente a todo lo que ha sucedido y que nos toca vivir en primera persona, que es lo complicado de verdad. Hay que luchar contra todas esas cosas.
Con respecto a la canción Domingo Químico, ¿por qué estamos tan tristes los domingos?
Nos pasamos la semana acumulando frustración, estrés, ansiedad, problemas, y no tenemos tiempo para pensar. Muchas veces me doy cuenta de que han pasado dos semanas y no he pensado ni diez minutos en mí porque no he parado. El domingo es el momento que tenemos de tiempo libre y es cuando sale todo de golpe, cuando uno realmente se da cuenta de lo que está haciendo y de lo que le está sucediendo en su vida. Es con lo que hay que luchar, con poder ser capaces de abrirnos, de expresarnos y de sentir alguna clase de emocionalidad en nuestra vida cotidiana y no simplemente en nuestro en el día que se supone que tendría que ser un buen día de tiempo libre. Llevas tanto acumulado que no es bueno para el cuerpo soltar todo de golpe y pasar de 0 a 100 en un minuto. Tiene que haber una transición y seguramente si tuviéramos más días libres acabaríamos disfrutando de otra manera.
El disco reflexiona sobre si debemos domesticar el instinto. ¿Tenemos que intentarlo?
Lo intentamos domesticar demasiado. Hay que dejarlo salir, aunque todo sea un poco más caótico en muchas situaciones. Es importante porque si no nos acaba pasando lo que sucede los domingos.
Cuando eres niño, lo que quieres es la libertad que tiene el adulto. Y, cuando eres adulto, lo que quieres es recuperar la emocionalidad que tenías cuando eras niño.
También hay una presencia muy fuerte de la nostalgia, de cómo las relaciones se van perdiendo con el paso del tiempo.
Es duro sentir que cada vez estás más solo y que tienes menos gente de confianza alrededor. Sentir que pierdes a la gente que estaba cerca, con la que te podías expresar, con la que te podías reír, con la que podías hacer un montón de cosas, en parte por la falta de tiempo, por egoísmos, por encerrarse en uno mismo… O porque te acabas distanciando y la vida te va llevando a ciudades, países, sitios diferentes. Es triste, sobre todo la incapacidad para poder generar nuevas amistades igual de fuertes.
Es curioso porque, cuando somos niños, siempre queremos ser adultos, y ahora parece que deseamos volver atrás.
Cuando eres niño, lo que quieres es la libertad que tiene el adulto. Y, cuando eres adulto, lo que quieres es recuperar la emocionalidad que tenías cuando eras niño. Sentir las cosas de la misma manera, porque a veces somos incapaces de sentir y hay que recuperar un poco esa emocionalidad. Los domingos es cuando a uno le da por escribir a amigos, pensar más… Pero, si fuéramos capaces en el día a día de poder tener esa emocionalidad más presente, estaríamos mucho más conectados.
De adultos, ¿alcanzamos la libertad que tanto añorábamos de niños?
Cuando uno se hace adulto adquiere esa libertad, pero también adquiere muchas otras responsabilidades que son difíciles de lidiar porque nos frustramos o somos incapaces de gestionar ciertas cosas. Ahí es donde está lo difícil. Uno tiene la libertad de desaparecer de la ciudad e irse a una comuna en medio del monte, pero eso tiene muchas consecuencias y muchas responsabilidades que hay que asumir. Es ahí donde está lo valiente y lo importante.